Así administrada, la noticia provocará
soponcios en el ministerio de Asuntos Exteriores español, también
conocido como ministerio de Asuntos Catalanes. En realidad es menos y
más de lo que parece. Se trata de una nota del ministerio de Exteriores alemán dirigida a sus cuidadanos que hagan turismo en Catalunya para que tomen precauciones ya que el conflicto político sigue sin resolverse.
Es
menos porque no se trata de una posición política del ministerio ni del
gobierno. No es una declaración, sino una especie de advertencia
administrativa de las que suelen hacerse en todos los países, incluida
España, avisando a los ciudadanos que viajan a unos u otros lugares
sobre los riesgos que pueden correr por razones políticas o económicas o
sanitarias, etc. No ha lugar por tanto a que el gobierno español se dé
por aludido y formule algún tipo de propuesta. El ministerio alemán se
limita a dejar constancia de una situación de hecho.
Es
más porque precisamente esa situación de hecho proyecta una imagen
exterior desastrosa de España como país en el que no solamente no reina
la "normalidad" que predica el presidente Sánchez, sino que lo hace una
manifiesta inestabilidad.
En
nada ayuda a presentar una imagen distinta la decisión del ministerio
español del Interior de enviar 600 policías antidisturbios a Barcelona, o
una nueva remesa de piolines. Sin duda el envío lo habrá sido a
solicitud de la Consellería de Interior de la Generalitat que ejerce las
competencias de orden público.
Y, sin duda también, estos 600 efectivos
traerán órdenes de apoyo a los Mossos y no de actuación
autónoma. Pero, en todo caso, la impresión política del hecho es
desastrosa. Conmemorar el primer aniversario del 1-O con 600 o 1.000
piolines otra vez prestos a la acción no es un acierto, sobre todo
cuando se anda predicando el diálogo en todos los barrios.
En
la situación de desconfianza generada en los últimos tiempos, nadie
está seguro de si esas unidades de intervención no contribuirán directa o
indirectamente a generar los disturbios que teóricamente han de
reprimir. Acantonarlas equivale a una provocación.
Claro
que el conflicto político con Catalunya, el más grave en España, sigue
sin resolverse. Tiene razón el ministerio de Exteriores alemán en avisar
a sus ciudadanos. Pero se equivoca al determinar la causa del posible
riesgo que estos puedan correr. Lo que pone en riesgo la seguridad de
los turistas alemanes (y no alemanes) no son la Diada ni la
conmemoración del primer aniversario del 1-O sino los preparativos del
gobierno para contrarrestarlos.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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