ZAMORA.- Decenas de pequeñas localidades de Castilla y León se están movilizando en contra de los cada vez más numerosos proyectos de macrogranjas de cerdos que se han instalado o se quieren instalar en el medio rural. En la comarca de Briviesca, en Burgos, los vecinos de Llano de Bureba y su entorno se manifestaron ya contra el proyecto de instalar en la localidad una de estas macrogranja de cerdas de cría, según El Norte de Castilla.
El portavoz de la recién creada comisión 'Granja no',
David Martínez, ha asegurado a Efe que hay una decena de pueblos que
pueden verse perjudicados por una instalación de la que se han enterado
por la publicación del proyecto en el Boletín Oficial de Castilla y
León. El tamaño de la granja es grande, con capacidad para 2.685 cerdas, pero Martínez ha explicado que al tratarse de animales para cría, al año pasarán por la granja unos 59.000 cerdos.
Lo mismo ocurre en otra
zona de la provincia de Zamora donde los habitantes de Carbajales de
Alba y Pozo antiguo se han sumado a las protestas en este caso contra seis proyectos que está previsto que se pongan en marcha.
Se suman así a las plataformas creadas en Cerecinos de Campos y en
Tábara, que han llevado a cabo protestas, manifestaciones y recogidas de
firmas contra los tres proyectos que afectan a estas zonas. Se trata de
una granja de 3.400 cerdas y 77.000 lechones al año en Cerecinos, un
proyecto con capacidad para 12.000 plazas en Faramontanos y otro para
4.635 plazas de cebo en Pozuelo de Tábara.
Los vecinos temen el incremento de la contaminación que
creen que van a generar estos proyectos en el agua, el aire y la tierra
de sus pueblos, y defienden que estas inversiones no generarán riqueza
ni asentarán población.
Marina García, portavoz de la primera plataforma
creada en Villafáfila, donde la empresa renunció al proyecto, asegura
que «el secretismo con el que se llevan las cosas hace que muchos municipios no se enteren de lo que se está haciendo» y que además, es difícil la movilización porque son poblaciones muy envejecidas y con pocos habitantes.
Una de las plataformas creadas es la Asociación Pueblos Unidos de Tábara,
que ha organizado dos concentraciones en invierno y cuatro en verano en
contra de las granjas de porcino de Faramontanos y Pozuelo.
«El
problema ya no solo es la granja, es cómo deshacerse de esos purines»,
afirma Mercedes Alonso, concejala socialista en Faramontanos, quien
traslada el temor de los vecinos que se están movilizando por la posible contaminación del agua y de las tierras, además de las molestias que creen que ocasionarán los olores.
En Faramontanos, la empresa ya tiene licencia urbanística y ha construido una balsa.
En Pozuelo, según explican, se han hecho dos pozos de sondeo.
«La
mayoría de la gente no quiere este tipo de industrias. Vamos a seguir
luchando hasta donde podamos llegar y si las llegan a poner, aunque nos
cueste, tendremos que vigilarlas nosotros si la administración no lo
hace», sostiene Mercedes Alonso.
Pozoantiguo es uno de los
últimos pueblos que se ha unido a las protestas, después de que a
principios de julio los vecinos conocieran los planes que existen para
construir dos proyectos en la localidad, uno de 3.400 cerdas para lechones y otro de 6.000 cebones.
Representantes de la plataforma contra las macrogranjas aseguran que
estos proyectos «van a traer la ruina al pueblo por la contaminación que
nos van a dejar en las aguas».
Carbajales de Alba también se ha puesto en pie de guerra con la
creación de la Plataforma Tierra de Alba, a la que también se ha unido
la localidad vecina de Muga de Alba, con el objetivo de paralizar una
granja industrial de 3.090 cabezas.
El portavoz, Luis de Nicolás, señala
que el mal olor de los purines es «porque emiten nitratos y amoniacos a
la atmósfera que contaminan y cambian el ph de las tierras».
«No sabemos ni cómo lo van a verter, estamos completamente indefensos», denuncia.
Desde la Junta, la consejera de Agricultura, Milagros Marcos, ha defendido que las granjas que se implanten en la comunidad tendrán todas las garantías y que existe una norma estatal que limita el tamaño de las explotaciones de porcino.
«Cuando se autoriza una
explotación de porcino se cumplen todos los requisitos», ha manifestado
en un mensaje de tranquilidad a los pueblos afectados. Además, ha
asegurado que donde hay una instalación de porcino bien dimensionada hay
hasta un 90% más de población.
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