viernes, 10 de agosto de 2018

Europa: la hora de actuar, no de quejarse / Félix de la Fuente *

Jamás la integración europea había tenido unas horas bajas. Los ciudadanos se sienten desilusionados con la UE y, sin embargo, nuestros políticos, sí los políticos nacionales, no parecen enterarse. 
 
Y digo expresamente “políticos nacionales “ pues son los políticos nacionales -ya sean franceses, españoles, alemanes o de cualquier otra nacionalidad- los responsables de esta situación. Es muy fácil culpar de todo a Bruselas. Bruselas es una nube tras la que se puede ocultar todo, cuando la realidad es que los que marcan el ritmo de la integración europea son los gobiernos de los Estados miembros a través del Consejo de la Unión Europea o del Consejo europeo.

Los gobiernos y los políticos nacionales son responsables en último término de muchas leyes confusas o absurdas, como el Reglamento de Dublín sobre los refugiados, que sirven para enfrentar a los ciudadanos de la Unión y fomentar los nacionalismos. Los gobiernos nacionales han gestionado y están gestionando de forma absurda y egoísta la crisis económica y la crisis de los refugiados. 
 
Los gobiernos y los partidos políticos nacionales son los que proponen las listas para cubrir los puestos en la Comisión y en el Parlamento Europeo. No es la Unión Europea la causa del mal de los países miembros, sino todo lo contrario. La causa del mal de la Unión europea está en los partidos y en los gobiernos nacionales. Con los mimbres nacionales que tenemos ¿qué otro cesto podemos hacer? ¿Qué Europa podemos hacer, por ejemplo, con nuestros políticos españoles?

Es hora de que los ciudadanos despertemos y dejemos de quejarnos. Las redes sociales son un muro de lamentaciones. Se nos va la fuerza por la boca, es decir por la pluma. Si no hacemos nada, no tenemos derecho a quejarnos. Estamos ante un monopolio que lo acapara todo. Los monopolios, de cualquier tipo que sean, nunca fueron buenos, y si en economía están prohibidos, también deberían estarlo en política. 
 
En los países europeos, en general, y en la Unión Europea tenemos el monopolio político de los partidos. No digo que desaparezcan los partidos políticos, pero sí que se castigue y se prohíba el monopolio político, como se castiga y se prohíbe el monopolio económico.

Falta menos de un año para las próximas elecciones al Parlamento Europeo. Hubiera sido una ocasión extraordinaria para implicar e ilusionar a los ciudadanos. Pero no. El monopolio político impide que pueda haber listas transnacionales, a pesar de que hace ya casi 20 años que el Parlamento Europeo se pronunció a favor de estas listas. El hecho de que haya diferentes partidos políticos no quiere decir que haya desaparecido el monopolio político. 
 
¿Qué diríamos si no pudiéramos comer más que pan, sí, muchos tipos de pan, pero sólo pan? ¿Qué haríamos si los fabricantes de coches nos obligaran a viajar sólo en turismos y no pudiéramos utilizar el avión, el tren, la bicicleta, las motos …? ¿No nos están obligando los partidos políticos a votar en las elecciones al Parlamento Europeo lo que ellos quieren y sólo lo que ellos quieren?

Actualmente son varios los intentos por presentar unas listas transeuropeas a las elecciones al Parlamento Europeo. Pero estamos entonces ante la alternativa de que, como no están permitidas las listas transeuropeas, o se presentan unas listas legales y admisibles, pero entonces ya no se trata de verdaderas listas transeuropeas sino de diversos partidos afines que cada uno presentan una lista en su país, aunque todas con el mismo nombre, o se trata de una verdadera lista transeuropea, es decir la misma lista para los diferentes Estados, pero que sería una lista ilegal. 
 
La primera alternativa sería más de lo mismo. Se trataría de una confederación de partidos que en breve tendría los mismos defectos de cualquier partido político. 
 
La segunda alternativa, es decir presentar una lista ilegal, supondría emitir un voto nulo. Pero ¿qué es más importante para los que nos sentimos europeístas, conseguir en una lista legal uno o dos diputados en las próximas elecciones o decirles a los políticos ¡ojo! nos estamos dando a conocer, esta vez declarareis nulos nuestros votos, pero la próxima vez, seremos más que vosotros y os echaremos, pacíficamente, pero os echaremos?

¿Por qué queremos listas transeuropeas? Porque somos muchos los que estamos convencidos de la necesidad de la integración europea para poder resolver los grandes problemas de Europa -paro, seguridad, medio ambiente, refugiados, entre otros- y porque no podemos esperar a que resuelvan estos problemas los mismos partidos con su incompetencia y su egoísmo que los han creado. ¿Por qué se oponen los partidos políticos tradicionales a las listas transnacionales? Porque los partidos políticos perderían su monopolio, porque los ciudadanos votarían a personas no a siglas y porque somos muchos los que nos sentimos tan europeos como nacionales de nuestro país.

Una lista transeuropea de carácter innovador sería una bomba en la línea de flotación de este barco a la deriva que es el Parlamento europeo actual, sería un ataque frontal al monopolio europeísta de los partidos políticos tradicionales. Una lista innovadora en cuanto al fondo e innovadora en cuanto a la forma. 
 
En cuanto al fondo, porque defiende abiertamente la integración europea y devuelve al ciudadano el papel que le han robado los partidos políticos, e innovadora en cuanto a la forma, porque no se presenta ni quiere convertirse tampoco en un partido político y porque quiere ejercer la política en plan de voluntariado, en lo posible renunciando al sueldo de europarlamentario. Una lista que estuviera formada por personas de todos los países miembros y que se presentara en todos los países.
 
 
 
(*) Ex funcionario de la Comisión Europea

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