sábado, 14 de julio de 2018

El PSOE es la nueva derecha / Ramón Cotarelo *

Sánchez ganó las primarias asegurando que, con él, el PSOE volvía a la izquierda. Así se probaban dos cosas: una, que la gente nos tragamos todo lo que nos echen, especialmente si nos lo echan en ese pesebre de colorines llamado televisión; otra, que Sánchez, como los del PP, casi siempre que habla, miente. 
 
Eso se debe no solo a la especial proclividad a mentir del hoy presidente  sino también porque la mentira es la forma habitual de relacionarse en política. Por eso es tan divertida la escandalizada polémica actual sobre las fake news, como si hubiera alguna news que no fuera fake.

Hace unos meses, un presentador de televisión me preguntaba en directo si yo creía que el independentismo había despertado la fiera de la extrema derecha, dormida hasta el momento. Le respondí que eso no era cierto porque la extrema derecha no estaba dormida sino en el gobierno (entonces el de M. Rajoy), cuyos ministros no eran muy despiertos, aunque no tan poco que pudiera suponérseles dormidos. 
 
El presentador pareció escandalizarse y acabo diciendo algo que escucho frecuentemente del tipo "je je je, hay que ver cómo eres" o "que radical", etc. Luego supe que la doctrina de la extrema derecha "dormida" y despertada por el independentismo traía cuño de Podemos, una de sus habituales falacias rebosantes de hipocresía que llaman "análisis". Como no tienen razones para ir contra el independentismo catalán, se inventan esta patraña de que ha despertado a la fiera fascista, como si esta no estuviera presente a toda horas. Por supuesto, el escandalizado presentador de inspiración podémica ya ha sido nombrado algo en la TVE controlada hoy en gran parte por Podemos. Esto funciona así.

No hay duda. La frecuente pregunta de por qué no existe un partido de extrema derecha en España como tal se responde  con sencillez y objetividad: porque está en el PP y en C's. La derecha, la derecha de toda la vida, católica, mojigata, conservadora, centralista y bastante autoritaria está hoy representada por el PSOE que, al parecer, sigue creyendo que puede engañar a la gente haciendo pasar por política de izquierda unos arreglos superestructurales en terrenos de modas, criterios morales, etc, pero sin tocar los aspectos más esenciales de los derechos de ciudadanía que siguen tan pisoteados como en tiempos del PP. 

El compañero y cómplice de esta obra de mixtificación del PSOE es Podemos, el partido neocomunista de raíz anguitista que se presentó camuflado de albacea del 15M y cuyo único objetivo real era el sorpasso a la traidora socialdemocracia. 
 
Hoy es su principal aliado y siervo como se nota porque, así como los socialistas han callado respecto a la sentencia del tribunal de Schleswig-Holstein, con la que no están de acuerdo, dejando solamente que Sánchez diga la habitual sinsorgada vacía de que "lo importante es que los indepes serán juzgados en España", los de Podemos se han cerrado en un mutismo absoluto, con lo parlanchines que son, sin decir oxte ni moxte sobre los disparates de Llarena. 
 
Prueba de que su supeditación al partido al que iban a sorpassar es ya absoluta y absoluta su entrega al nacionalismo español. Por eso aportan la falacia de que es el independentismo el que despierta el fascismo; para poder condenarlo con su buena conciencia de señoritos mesetarios.

Que el PSOE es la derecha resulta evidente. Figura como un partido dinástico, obediente a la Corona y capaz de participar en la especie de conjura de políticos y periodistas cortesanos para encubrir las fechorías del Rey anterior, tapar sus presuntos robos y crímenes y su comportamiento de putero compulsivo. 
 
Su grado de abyección cortesana alcanza el paroxismo cuando una ministra socialista afirma que las trapisondas del Borbón emérito, un granuja, no afectan para nada a Felipe VI. Para entendernos, según el PSOE, si tu padre es una mangante, tu hermana otra y tu cuñado está en el trullo por ladrón, ni tú ni los tuyos tenéis nada que ver. Debe de ser cosa de la maledicencia pública.

Y no solamente hay vergonzosa sumisión a una Corona restaurada por un dictador y genocida, sino también saqueo propio del país. El PSOE es el partido siervo del conjunto de la oligarquía, como se ve por el hecho de que se niegue a publicar los nombres de los defraudadores a Hacienda en la ilegal amnistía de Montoro, entre otras cosas porque entre ellos pueden encontrarse nombres de reyes, presidentes y otros parásitos. Las excusas sobre retroactividad y otras vainas solo demuestran que los socialistas saben que, para que el pueblo trague las mayores iniquidades, basta con contarle alguna burda patraña. 

A cambio de todo esto y, como queriendo fabricarse una imagen algo más progresista frente a los franquistas del Tribunal Supremo, el PSOE dice defender el sistema de euroórdenes y el espacio Schengen
 
Es absurdo: bastaría con que se impidiera que la extrema derecha pepera siguiera controlando a los jueces franquistas para que toda la tramoya montada por estos indeseables se haya venido abajo. Pero, no haya dudas, no es que los socialistas defiendan la democracia, las libertades o el Estado de derecho. Al contrario, defienden la dictadura neofranquista, cerrando los ojos a la crítica judicial alemana, y reafirman la trampa de que los indepes injustamente presos y exiliados serán juzgados en España. Y eso sin parar de mentir un solo segundo en que, como están las cosas en el país, los jueces serán los fascistas de turno.
 
 
 
 
En mis más de seis años de andar haciéndome las Catalunyas, con decenas y decenas de actos de todo tipo en los más diversos y recónditos lugares, hoy, por primera vez me he visto obligado a cancelar uno con gran fastidio por mi parte y por las razones que a continuación expongo, no con ánimo vindicativo, sino por puro afán de que todos mejoremos en nuestras formas hacer las cosas.

La cancelación me ha dolido especialmente porque el acto esta "organizado" por el CDR de Tarragona y, al poner "organizado" entre comillas ya se ve por dónde va el asunto. Y es tanto más enojoso cuanto que ayer mismo Palinuro se hacía lenguas del carácter auténtico y espontáneo de este tipo de organizaciones. Pero es que hasta para ser espontáneo hace falta valer. Las formas asamblearias de organización son fabulosas porque legitiman de verdad las decisiones; pero, una vez tomadas estas, conviene que quienes se encarguen de ejecutarlas sepan cómo funciona el mundo.

Es el caso que ayer, viernes, 13 de julio, después de un acto por la mañana en Girona por los presos políticos, otro en Tárrega, por la tarde, con más de dos horas y media de desplazamientos y que terminó a las 23:00 horas y de nuevo otra hora de carretera, nos encontramos con que, al llegar a Tarragona, el CDR nos había reservado una habitación en un hostal cuyo nombre no revelaré porque, siendo una empresa privada, no tiene culpa de nada. 
 
El caso es que el hostal no reunía condiciones mínimas exigibles: el wifi no funcionaba y en la habitación no había ni una mesa ni una silla. Tuve que trabajar por la noche sentado en el suelo y la reserva estaba hecha, sí, pero no pagada. Tuvimos que prometer que la pagaríamos nosotros, cosa que hemos mantenido tras cancelar el acto para que queden las cosas claras. 
 
Claras en el sentido de que jamás hemos pedido nada para nosotros ni hemos cobrado nada salvo, como es lógico, el estricto coste de los desplazamientos (que procuramos repartir y por eso solemos ir a dos o tres actos de golpe) y un hotel o similar en el que, cuando menos, quepa trabajar. 
 
Porque invierto mi tiempo con mucho gusto en luchar por una causa con la que me identifico, me llevo a mi familia los fines de semana (pues, si no, no la vería) y todos aportamos a una lucha justa. Pero tengo que hacer mi trabajo personal y cumplir mis compromisos y obligaciones, porque de eso vivimos.

No es de recibo invitar a alguien a un acto y no proveerlo de las mínimas condiciones exigibles para que pueda desarrollar su cometido. Y mucho menos decirle luego que el desastre puede arreglarse invitándole a comer. Eso ya roza lo esperpéntico. Porque los CDR aseguran tener pocos medios pero, como siempre, los medios aparecen siempre cuando se trata de comidas y cenas. Una actitud muy típica de España y que plantea la cuestión de por qué querrán independizarse de ella unas gentes que actúan de forma típicamente hispánica.

La aclaración viene por último a cuento porque, según mis noticias, al público que había asistido al acto se le dijo que Palinuro estaba indispuesto y eso no es cierto. La cancelación no fue por causa de enfermedad alguna, sino en protesta por tratamiento inmerecido e injustificable. Y la finalidad, insisto, no es vindicativa sino puramente pragmática: para corregir errores de actuación.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
 

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