Hace ya unos días que la Comisión Europea puso en alerta a los
analistas y expertos económicos al señalar que el crecimiento económico
de la zona euro entraba en fase de frenada, augurando un aumento del PIB
del 2,1% para este año en vez del 2,3% que se había vaticinado unos
meses atrás. Las dos décimas de recorte en el ritmo de actividad
económica tenían culpables: la escalada proteccionista y la subida de
los precios energéticos.
Este lunes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de lanzar un
diagnóstico coincidente, con un recorte de dos décimas en el aumento
previsto del PIB, es decir, un mordisco de similar cuantía que
vaticinaba días atrás la Comisión Europea. Solo había una diferencia, el
nivel en el que se moverían las previsiones.
Según los analistas del
organismo con sede en la capital de Estados Unidos, las dos décimas de
menor crecimiento para la zona euro implicarían un retroceso desde el
2,4% previsto hace meses hasta el 2,2% que se contempla ahora. La
diferencia en el ritmo no es de todas formas muy apreciable, una
décima. Lo más destacado es que el recorte de las previsiones es de dos
décimas en ambas estimaciones, la europea y la del FMI. Si las dos
organizaciones coinciden, las probabilidades de que estén en lo cierto
pueden ser mayores.
La desaceleración en el crecimiento económico europeo es mala para
España porque precisamente nuestros mercados principales están en la
zona euro, lo que tendrá una incidencia en el potencial de crecimiento,
en particular por la vía de las exportaciones. Más aún, si la batalla
comercial causa desperfectos en las exportaciones de la zona euro, el
impacto en las exportaciones españolas será mayor.
No obstante, tanto uno como otro organismo han dado algunas
valoraciones menos negativas para la evolución de la economía española,
quizás porque el potencial exportador de nuestro país puede resarcirse
mediante un refuerzo de las exportaciones hacia otras zonas como
Latinoamérica, en donde la presencia de los productos españoles tiene
mucho margen de mejora.
Lo cierto es que tanto Bruselas como el FMI
evalúan el daño sobre la economía española en menor cuantía que en la
zona euro y desde luego con niveles de crecimiento del PIB anual
sensiblemente mejores. El PIB español crecería una décima menos que lo
previsto este año (lo que apunta hacia un aumento del PIB del 2,8% en
las dos previsiones, la de Bruselas y la del FMI. Para el año 2019, el
frenazo es similar, aunque en este caso Bruselas apunta hacia un
crecimiento del 2,4% mientras el FMI lo sitúa en el 2,2%.
En cualquier caso, las evaluaciones parecen claras. La economía
española se mantendrá con un crecimiento sensiblemente mejor que el del
conjunto de la zona euro (entre seis y siete décimas de mayor
crecimiento del PIB español este año y entre tres y cuatro décimas mayor
en el año 2019). La diferencia a nuestro favor no ofrece muchos
motivos para el optimismo aunque resulte un consuelo. El grado de
vulnerabilidad español ante las adversidades puede ser por desgracia
superior al del conjunto de la zona euro, sobre todo a partir del
momento en el que los tipos de interés empiecen a reflejar el duro
coste del endeudamiento del país.
(*) Periodista y economista
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