viernes, 11 de mayo de 2018

Europa no se constituyó, y hubo guerra / Félix de la Fuente Pascual *

El día 9 se celebraba el día de Europa en recuerdo de la denominada Declaración Schuman, en la que el ministro francés de exteriores, Robert Schuman, dio el primer paso para la integración de los estados europeos al proponer que el carbón y el acero de Alemania y Francia se sometieran a una administración conjunta, impulsando la creación de la primera Comunidad Europea: la del Carbón y Acero, origen de la UE actual. 

Supongo que la mitad de los españoles no se han enteraron de esta fiesta. La UE lamentablemente no es noticia. Ya nos hemos olvidado lo que ha supuesto para Europa y, en concreto, para España, la UE. Ni siquiera los setenta años de paz de que lleva gozando Europa son ya noticia. 

Sin embargo, va siendo hora de que suprimamos alguna fiesta conmemorativa de batallas o guerras perdidas o ganadas contra alguno de nuestros países vecinos y la reemplacemos por el día de Europa como fiesta de todos los europeos. Sería un granito de arena que contribuiría al fomento de ese sentimiento de unión y de solidaridad entre todos los ciudadanos europeos. ¿Nos importa acaso a los españoles de hoy celebrar la independencia frente a los franceses, algo que ocurrió hace más de dos siglos? Lo que nos importa es, por ejemplo, que si caes enfermo en Francia, te pueda atender la seguridad social francesa o al contrario, y esto es gracias a la UE.

Lamentablemente el proceso de integración europea no está en su mejor momento: no se ha cerrado o se ha cerrado mal la crisis financiera, la cooperación judicial en materia civil y penal es papel mojado, no se ha llegado a una armonización fiscal y las regiones y los Estados se hacen entre sí una competencia desleal en materia fiscal, la política migratoria hace aguas por todas partes, con tintes nacionalistas y xenófobos, las condiciones económicas de las clases medias y trabajadoras se están deteriorando sensiblemente y los derechos humanos se ven amenazados en algunos países de la UE, por no hablar de la excesiva dependencia frente a Rusia, en cuanto al gas, o frente a los Estados Unidos, en cuanto a la seguridad. 

Todo esto es verdad, pero no nos equivoquemos de culpable. No es Bruselas la responsable. Es la falta de políticas comunes en todos estos campos, y de todo esto son responsables los respectivos gobiernos de los Estados miembros, los de hoy y los de ayer y, si no hay un cambio radical, también los de mañana. 

Parecía que el Brexit había despertado la conciencia europea de los políticos, pero no, se ha vuelto a amodorrar. Vuelven a primar los intereses nacionales de cada país por encima del bien de todos los europeos. No importa que los griegos tengan que desesperarse con las medidas de austeridad, si eso nos da más votos.

También los ciudadanos tenemos que despertar. Nos están drogando con medias verdades sobre la UE, lo que quiere decir con mentiras, para justificar el estancamiento en el proceso de unificación de la UE. “Los ciudadanos no se sienten ciudadanos europeos, no tienen conciencia de formar una colectividad europea, se sienten sobre todo nacionales de su país y no quieren más Europa” nos dicen los políticos. 

Luego “¿para qué más Europa?” El próximo año habrá elecciones al Parlamento Europeo. Sería una ocasión extraordinaria para que se pudieran presentar también listas transnacionales formadas por ciudadanos de todos los países y que se sometieran a votación en toda la UE, pero ni los Gobiernos ni los partidos políticos tienen interés, a pesar de que hace ya más de 15 años que el Parlamento Europeo lo aprobó. La Historia y las futuras generaciones no tardarán en echárselo en cara a los políticos.



(*) Ex funcionario de la Comisión Europea

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