MADRID.- Hacer
negocios en China no es fácil. La estructura del país obliga a ir
siempre de la mano de un socio local y eso a veces entorpece tanto la
entrada de empresas nuevas como el desarrollo de una actividad
eficiente. Pero una vez dentro ofrece un potencial enorme si se tiene
clara la estrategia, según Capital Madrid.
Quizá
por ello, el mercado ha acogido con optimismo pero también con cierta
precaución el acuerdo alcanzado por Grifols (radicada en Las Torres de Cotillas) con la compañía china Boya
Bio-Pharmaceutical para la construcción y gestión de centros de donación
de plasma en el país asiático.
La inversión inicial para este proyecto, en el que participará al 50%
tanto en derechos políticos como económicos, asciende a 50 millones de
euros. De acuerdo con la legislación vigente en China, todo el plasma
obtenido en estos centros será suministrado a Boya Bio-Pharmaceutical,
si bien Grifols se reserva el derecho de poder acceder hasta el 50% del
plasma obtenido cuando las leyes aplicables lo permitan. Y ahí podría
estar buena parte de la clave del éxito.
Uno de los principios básicos del acuerdo recoge que todos los
centros de donación, aún sin determinar, serán construidos y gestionados
cumpliendo con los criterios que establecen las autoridades sanitarias
de Estados Unidos, Europa y de la República Popular de China, entre
otros.
Para ello se incluye un acuerdo específico para la prestación de
servicios de ingeniería por parte de Grifols. La cotizada española
aportará su experiencia y 'know-how' en la construcción y gestión de los
centros con el objetivo de garantizar los mismos estándares de calidad
aplicados en el resto de centros que gestiona en el mundo.
Este proyecto permitirá a la compañía española reforzar a largo plazo
su estrategia para aumentar su acceso a plasma a través de la
diversificación geográfica para poder continuar dando respuesta a la
creciente demanda de medicamentos plasmáticos.
Grifols cuenta en la actualidad con 190 centros de plasma en Estados
Unidos y 35 en Europa y su entrada en China supondrá un importante paso
adelante en su plan de inversiones para la apertura de nuevos centros.
En 2017, Grifols obtuvo más de nueve millones de litros de plasma para
producir los medicamentos plasmáticos que comercializa en más de 100
países.
Aunque la repercusión de esta noticia pueda ser limitada en el corto
plazo, los analistas consideran muy positiva la expansión internacional
que está abordando el grupo en los últimos años para seguir creciendo.
Un enfoque que llevó al grupo a marcar máximos absolutos a finales del
pasado ejercicio a cerca de 27 euros por acción tras multiplicar su
valor por más de seis en poco más de un lustro.
Tras una lógica recogida de beneficios en los primeros meses de este
año, por miedo a que la guerra comercial y una excesiva debilidad del
dólar pudieran amenazar los ingresos del grupo, las acciones del
laboratorio no han tardado en retomar la tendencia alcista.
El valor ha
puesto así de nuevo rumbo hacia sus máximos, niveles que debería superar
en los próximos meses si las condiciones del mercado siguen
acompañando, lo que le confiere un potencial alcista de al menos el 10%
desde su actual pecio de mercado.
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