sábado, 3 de febrero de 2018

Rajoy ante la obligada crisis de Gobierno / Pablo Sebastián *

Si no fuera porque la quietud, aunque diluvie, es la ‘cualidad’ de Mariano Rajoy podríamos asegurar que estamos en las vísperas de una profunda remodelación del Gobierno aprovechando que el ministro de Economía Luis de Guindos está a punto de abandonar el Ejecutivo hacia del Banco Central Europeo, que en la crisis catalana se han cometido muchos y graves errores, y que Ciudadanos sube como la espuma en las encuestas y en el PP crece la inquietud por los casos de corrupción y el horizonte electoral.

No obstante imaginemos por un momento que Rajoy es un político europeo y en ese caso decide cesar a la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, que está abrasada y acaba de fracasar con su recurso al TC, y sustituirla en la vicepresidencia primera por el gallego Alberto Núñez Feijóo, para, de paso, situarlo como ‘delfín’ en la primera línea de la sucesión.

Y ya puestos a imaginar pensemos que Rajoy decide asimismo nombrar a Cristóbal Montoro como vicepresidente de Economía y Hacienda y sustituir, por su probada incapacidad, a los ministros de Interior, Justicia, Exteriores, Industria y Portavoz por ministros más jóvenes como lo son Alonso (Interior), Casado (Portavoz), Maroto (Exteriores), R. Aguirre (Industria), Levy (Justicia) y a la vez se anuncian relevos al frente del CNI y de la Secretaría de Estado de Comunicación.

¿Se imaginan algo así? Pues aunque lo más lógico sería que esto, o algo muy parecido, ocurriera en los próximos días lo más probable es que Rajoy deje todo como está y que su Gobierno, como el Titanic, siga hundiéndose poco a poco mientras en cubierta suena el réquiem por el PP y el Presidente se va diluyendo en las encuestas en beneficio de Albert Rivera que aparece como ‘el deseado’ incluso entre muchos votantes conservadores.

Si Rajoy diera un golpe en la mesa del Gobierno y generacional en favor de ministros más jóvenes a buen seguro que el gesto sería reconocido por un amplio sector de sus votantes y por los españoles en general. Pero lo malo es que Rajoy el principal problema de Rajoy es él. Y tiene miedo por los riesgos procesales que se pueden derivar de los juicios de corrupción del PP y por la inestabilidad catalana y además esto de cambiar a los ministros le produce gran cansancio e inquietud.

Pero lo grave de esta situación no estriba en que Rajoy y el PP necesitan renovar y mejorar el Gobierno sino que lo necesita España vistos los que han sido estrepitosos errores y fracasos de nuestros gobernantes en unos asuntos como el desafío catalán que afectan de manera muy grave a toda la nación. De lo que se deduce que la crisis del Gobierno es una necesidad para el PP y para España una obligación.


(*) Periodista

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