MADRID.- Ciudadanos se prepara para gestionar lo que las últimas encuestas anuncian como un ascenso imparable. Y lo hace en un momento clave, fruto del triunfo sin precedentes obtenido en Cataluña y con un PP paralizado tras el revés sufrido el 21-D e inmerso en dudas acerca del liderazgo y de su propio futuro, se escribe hoy en El Confidencial.
El hecho de que estas encuestas
empiecen a dibujar la posibilidad de que el partido de Albert Rivera se
convierta en la primera fuerza política si se celebraran elecciones abre una puerta para la que la formación centrista ya se está preparando mientras en Génova comienzan a dispararse las alarmas.
La premisa que envía la dirección naranja es clara: seguir como hasta
ahora, mantener la coherencia en el mensaje como ha hecho Inés Arrimadas
y no cometer errores frente a las embestidas que esperan, sobre todo, desde los cuadros populares.
La cúpula de Ciudadanos insiste en optar por la prudencia ante los sondeos venideros que podrían ir en la misma línea que el de Metroscopia,
que sitúa al partido de Rivera en el 27,1% de los votos, superando a
los populares en cuatro puntos (23,2%) y en seis a los socialistas
(21%).
La traducción de esos resultados a escaños, según un experto
demoscópico consultado por este diario, podría suponer para los
centristas un total de 100 escaños en el Congreso (68
más que actualmente), 97 para el PP (40 menos) y 85 para el PSOE,
exactamente igual que en este momento. El batacazo también llegaría para
Unidos Podemos, cuyo 15% se traduciría en 43 diputados.
En todo caso, nada hace pensar, al menos por ahora, que Rajoy se esté planteando un adelanto electoral. Es decir, todavía queda mucho tiempo para 2020.
Incluso para 2019, cuando llegarán las primeras citas con las urnas
(autonómicas y municipales). De hecho, la dirección naranja tiene claro
que estas encuestas valoran el trabajo hecho hasta ahora y miden el clima social en un periodo especialmente dulce para ellos, pero que no son premonitorias al no haber una convocatoria oficial cerca.
Eso sí, conscientes de la importancia de dar pasos hacia adelante y
en vista de que se puede encontrar ante una oportunidad histórica,
Ciudadanos trazó esta semana en la primera reunión del comité ejecutivo
del año las líneas estratégicas por las que se guiará los próximos meses, contando además con un escenario inédito.
Primero, porque el triunfo en Cataluña convirtió en realidad lo que
hasta ahora había sido una hipotética victoria sobre los partidos
tradicionales. Segundo, porque la gestión del Gobierno en la crisis
catalana y los paupérrimos resultados electorales (última fuerza) han
dejado noqueado al PP hasta un extremo desconocido, generando gran inquietud entre los principales líderes regionales que demandan ya a Rajoy un plan de reactivación contra el 'fenómeno naranja'. Y tercero, porque la situación del resto de partidos podría ser igualmente determinante con el bloque de la izquierda desinflado y Podemos en sus horas más bajas.
Esta
última cuestión es nuclear según el partido de centro porque en las
pasadas elecciones generales Ciudadanos se encontró con un muro imposible de derribar: la polarización
entre PP y el partido de Pablo Iglesias acaparó la campaña electoral y
aglutinó, en el caso de los populares, el voto útil del centro-derecha.
Se dio la circunstancia de que muchos de los votantes que apostaron por
la opción naranja en las autonómicas se marchitaron el 26-J ante la
estabilidad exhibida por los populares.
Por lo tanto, en Ciudadanos
entienden que la caída de Podemos —que según todas las encuestas
publicadas y el 21-D habría tocado fondo por su postura en Cataluña para la que ahora busca un nuevo discurso y que además afronta una nueva crisis con Izquierda Unida— fomenta las posibilidades del partido naranja.
Con esa fotografía, favorable a todas luces pese a no haber unas
elecciones a la vista, Ciudadanos considera 2018 un año decisivo. Por un
lado, en este ejercicio pretenden seguir visibilizándose como "partido responsable y de Estado" dando apoyo al Gobierno en asuntos nacionales como los Presupuestos y, al mismo tiempo, presentarse como "alternativa seria y posible" retomando un perfil duro
para las exigencias recogidas en el pacto de investidura. Tras el parón
del verano y la campaña catalana, fuentes de la cúpula naranja aseguran
que a partir de ahora esa volverá a ser la tónica dominante con algunos
asuntos que ya están encima de la mesa: la dimisión de la senadora Pilar Barreiro tras ser imputada para dar el visto bueno a las próximas cuentas públicas o un calendario específico para garantizar la aprobación de las medidas acordadas en el pacto.
Todo ello mientras el PP sigue adelante en su intento por acercarse al PSOE para aislar a Ciudadanos de
las cuestiones importantes. La financiación económica, el mantenimiento
de las pensiones y la reforma de RTVE, entre otras. Sin embargo, el
partido de centro tampoco considera que esa actitud le pueda ser
desfavorable.
"Al final se retratan y da la impresión de que se
necesitan para seguir con el pasteleo habitual en RTVE, en la elección
de los miembros del CGPJ o en mantener la ley electoral", zanjan. La
formación naranja está decidida a pelear por las batallas que merezcan la pena; es decir, que le reporten éxitos plausibles o que sirvan para que las fuerzas tradicionales retraten su inmovilismo ante la opinión pública.
Antes de las generales, la cita de 2019 en regiones y municipios puede ser la otra pata fundamental en el desenlace. El primer objetivo de Ciudadanos es entrar en gobiernos y mostrar su capacidad de gestión.
Aunque valoran positivamente el impulso que tienen en las encuestas,
que demostraría una confianza de la sociedad en mayor o menor medida por
su posicionamiento actual, la cúpula naranja ha fijado entre sus
prioridades empezar e estar en la gestión directa a partir de las
próximas elecciones.
De ahí la importancia que tendrá la lucha por algunas de las principales plazas como es Madrid.
Hasta ese momento, la hoja de ruta será la misma: mantener fielmente la
coherencia en su mensaje y estrategia independientemente del lugar. Esa
es su seña de identidad: "Decimos lo mismo en todas partes", insisten,
conscientes de las peculiaridades de los distintos territorios con las
que tendrán que lidiar a la par que neutralizan los ataques que, con toda seguridad, recibirán ahora más que nunca por parte de sus rivales.
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