MURCIA.- Cuando en 2003 el entonces ministro Francisco Álvarez Cascos declaró
“proyecto de interés general” la construcción de un aeropuerto
internacional en la Región de Murcia, en la pedanía de Corvera, Aena no
mostró ningún interés en gestionarlo. No consideraba rentable poner en
marcha esa infraestructura, a 30 y 100 kilómetros de otros dos
aeropuertos de la operadora: el de San Javier, también en la comunidad
murciana, y el de El Altet, en Alicante, tal como recuerda El País.
El presidente de la Plataforma de Trabajadores en Defensa del
Aeropuerto Público de San Javier, Santiago Pina, recuerda bien ese
desinterés: “El planteamiento era mantener los dos aeropuertos. Y entre
2001 y 2015 Aena invirtió unos 70 millones de euros en San Javier —en la
costa murciana y a 30 kilómetros de Corvera— para incorporar una
segunda pista y una torre de control”.
Pero el Gobierno autonómico, presidido entonces por Ramón Luis
Valcárcel (PP), no decayó en su empeño de poner en marcha un aeropuerto
“sin restricciones horarias” (el de San Javier tiene uso compartido con
vuelos militares).
En 2007 se constituyó la sociedad Aeromur, liderada
por la constructora Sacyr, para poner en marcha el nuevo aeródromo en
Corvera, que terminó de construirse en 2012 y supuso una inversión de
unos 270 millones. Aeromur debía gestionar el aeropuerto internacional
durante 40 años, comenzar los vuelos a finales de 2012. El compromiso
pasaba por alcanzar unos cinco millones de pasajeros en 2015.
Una década después ningún avión ha despegado de las pistas de
Corvera. El Ejecutivo murciano rescindió en 2015 el contrato con Aeromur
por incumplimiento. La sociedad se encuentra en concurso de acreedores y
la liquidación del contrato está enrocada en un complejo proceso
judicial.
El Gobierno regional, que avaló a Aeromur con 182 millones, autorizó
en octubre 2013 un crédito por ese importe que, a día de hoy, según los
cálculos de los partidos de la oposición, cuesta unos 20.000 euros al
día a las arcas públicas regionales. También del dinero de los
contribuyentes salieron 35 millones para costear la autovía de acceso al
aeropuerto, actualmente en desuso.
A diferencia de otros aeropuertos fantasma nacidos al calor de la
burbuja inmobiliaria y que tuvieron que cerrar (como Castellón o Ciudad
Real ) o que suponen pérdidas millonarias para Aena (como Huesca, Lérida
o Salamanca, entre otros), Corvera no llegó a inaugurarse y ha estado
en “stand by” hasta este 2017, cuando el Gobierno regional sacó concurso
su gestión para los próximos 25 años.
Aena ha resultado ahora ser la única interesada en el aeródromo. El
pasado 20 de diciembre el Gobierno autónomo de Murcia dio luz verde a su
adjudicación, solo un par de meses después de la entrada en Aena como
presidente de Jaime García Legaz, precisamente nacido en Murcia.
En su oferta, la operadora prevé el pago de un canon al Gobierno
regional de 0,84 euros por pasajero (once céntimos más del mínimo fijado
en el pliego de concesiones), que comenzará a pagar cuando alcance un
millón de viajeros al año.
Calcula que logrará esa cifra en 2019, y que
llegará a cuatro millones al final de la concesión. En esos 25 años,
prevé invertir unos 100 millones en mejoras. Será la primera vez que
Aena gestiona en España un aeropuerto del que no es propietaria.
El Gobierno murciano calcula que en el primer año de actividad se
crearán 500 empleos directos y el doble indirectos, y se llegará a los
20.000 en los 25 años que dura la concesión. En cuatro años, prevén una
llegada de 800.000 turistas y una aportación de unos 1.000 millones al
PIB regional.
Cifras astronómicas que son bien vistas por los empresarios y, en
especial, por el sector de las exportaciones. El presidente de
Proexport, Juan Marín, ha sido uno de los más fervientes defensores de
esta infraestructura, que considera vital para abrir nuevos mercados
para las frutas y hortalizas.
En el polo opuesto, en torno a un centenar de vecinos de la zona
esperan aún recibir el dinero comprometido por las expropiaciones de
terrenos que se llevaron a cabo para construir el aeropuerto.
Los trabajadores de San Javier también albergan dudas sobre el
proyecto. Se da por sentado que Aena trasladará a sus empleados directos
en San Javier, unos 50 trabajadores, al nuevo aeródromo, pero hay una
gran incertidumbre con los trabajadores de las empresas auxiliares, unos
400.
“Ahora que el cierre de San Javier es un hecho, lo único que nos
queda es luchar por nuestros derechos laborales”, ha indicado Pina, que
se muestra escéptico sobre la apertura del aeropuerto internacional.
“Hasta ahora, solo ha producido pérdidas, tendrán que demostrarnos cómo
lo van a rentabilizar”, ha concluido.
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