Para solaz del domingo dejamos al lector la portada de El Periódico del pasado 1º de noviembre, que he encontrado en el tuiter de Francesc Vilallonga @vilallongapac.
La foto corresponde a una comparecencia de KRLS en Bruselas hace algo
menos de dos meses. Es decir, contexto: se ha aplicado el 155, hay
exiliados y presos políticos, una Generalitat intervenida, una
euro-orden en marcha y un presidente al que muchos llaman "prófugo". "President", déjelo ya. ¡Qué caprichosa es la fortuna!
La portada merece un estudio semiótico para ver cómo un periódico que se llama El Periódico, y podría llamarse El Despertar de Madrid, convierte
en noticia un deseo. Eso sí, un deseo tan profundo que se dirige al
presidente en modo imperativo. La realidad no ha sido complaciente, de
forma que el deseo en deseo se ha quedado y, como vaticinio, un pleno. Y
eso que el deseo era urgente.
Pimpinela se había declarado en rebeldía
dentro de la rebeldía y la única manera de pararlo era inducirlo a que
lo hiciera él voluntariamente puesto que estaba a buen recaudo de las
fuerzas que hablan a través de El Periodico. Para convencerlo,
casi se diría para sugestionarlo o mesmerizarlo, la orden se le da en
tipo resaltado, en negrita blanca, para que no piense en otra cosa más
que dejarlo... dejarlo...
Dejar ¿qué? Para el diario, dejar la actividad delictiva y entregarse.
Para cualquier observador, dejar un proyecto colectivo de construcción
de un Estado al que ha dedicado su vida y por el que arriesga treinta
años de cárcel, conjuntamente con otros con la misma dedicación y que ya
están en prisión. Al periódico le parecerá que eso puede "dejarse" como
el que deja de comprar lotería, lo cual demuestra claramente la escala
de valores que en él rige.
Dejar ¿por qué? ¿Porque lo dice El Periódico? ¿Porque lo ordena
el gobierno central? ¿Porque lo pide la ciudadanía catalana? La
ciudadanía catalana no pide eso sino todo lo contrario y ha revalidado
su confianza en Puigdemont. El gobierno central no pinta nada porque son
unas elecciones autonómicas según él mismo las ha convocado y en las
que su partido solo cuenta con tres diputados, carentes de toda
relevancia salvo que sean la Santísima Trinidad y aun así. El Periódico puede decir misa, lo que hace habitualmente con la homilía en la portada, al estilo ABC.
Para resaltar, la mala uva de las comillas en "President" que, si no son
las que usan los de la filosofía analítica, pretenden ser irónicas y
negar la categoría de presidente al presidente. En el fondo, un asunto
curioso porque Puigdemont va a ser el único presidente votado dos veces
en el mismo mandato.
En fin, no lo ha dejado y el gobierno tendrá que hacer algo para normalizar la situación y permitir la investidura de un govern
con el que Merkel le ha obligado a negociar. Porque la madrina de M.
Rajoy se informa por la prensa libre y sabe que el 21D ha sido un
triunfo arrollador del independentismo que ha aumentado en escaños y
votos en condiciones de hostilidad y juego sucio apabullantes.
En España
los medios informan de lo contrario con mayor o menor desvergüenza: los
indepes ganan en escaños pero no en votos, están muy divididos, van a
pegarse y, además, no los vamos a sacar de la cárcel .
Pero es inútil. La Independencia ha ganado. La República ha ganado. A
ver qué cuenta esta noche el Rey sin reino en un discurso que TV3 en
Cataluña no transmitirá. Carece de sentido que la lección inaugural de
una República la pronuncie un rey.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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