(...) Una gentileza del catedrático de la UMU Ismael Crespo me ha llevado a
leer estos días las recomendaciones de un especialista en comunicación
política, Fran Carrillo, consultor y director de la Fábrica de los
Discursos, que escribe en la revista ‘Más poder local’ un artículo
dirigido a los políticos que quieran armar un mejor discurso y sacarle
rédito en las redes sociales.
Que sean directos, básicamente, que vayan
al grano y que no se anden por las ramas, viene a decir. Que no cuenten
su vida, vaya, que transmitan lo importante y -añado yo- reserven las
gracietas y los chascarrillos para los grupos de amigos. Y que midan sus
pasos, antes de darlos.
«Promesas unidireccionales, advierte Fran
Carrillo, solo sirven para hipotecar el crédito y credibilidad del
gobernante o candidato a medio plazo, hipoteca con intereses altos que,
en ocasiones, cuestan gobiernos. Por ello, para hacerlo compatible,
recordable, sostenible, se necesita un relato creíble detrás y un orador
auténtico narrándolo». A nadie importa de un político la playa donde se
baña ni la capital europea que visitó en el puente de la Virgen. Pero
la mayoría de los políticos hacen caso omiso a estos consejos (y al
sentido común), se prodigan en bagatelas y acaban por erosionar su
propia imagen pública, al contrario de lo que pretendían.
Gobernantes y
aspirantes nos han mostrado en agosto sus caminos de Santiago, las
procesiones marítimas a las que asistían, sus travesías a la isla del
Ciervo y las cintas que cortaban. Mientras que todo el PP pasaba el
verano con el alma en vilo, deshojando la margarita de Pedro Antonio
Sánchez (¿abandonará su escaño en la Asamblea?, ¿nos dejará huérfanos?),
Sánchez se relamía en Twitter con los «buenísimos rollitos de almendra
rellenos de chocolate blanco y con salsa de frutas de la pasión» que
Arturo sirve en Los Collados Beach, o alababa el «‘arroz aparte’, único,
de El Poli, en Águilas». Fernando López Miras, el presidente regional,
reveló el miércoles pasado que estaba «pasando un rato estupendo en el
Centro de Mayores de Mazarrón», donde «había mucho nivel al dominó y fue
imposible ganar la partida».
De Rafael González Tovar, el mandatario
del PSOE, supimos que disfrutó de las fiestas de Ojós con amigos de
«este pintoresco pueblo del Valle de Ricote», al que también aireó que
había acudido Óscar Urralburu, el líder de Podemos, para celebrar «la
tradicional cohetada que pone punto final a las fiestas populares». Por
Twitter nos enteramos de que Miguel Sánchez, el portavoz parlamentario
de Ciudadanos, forma parte ya «del elenco de fotos de Paco, del
restaurante del Santuario Virgen de la Esperanza», donde lo han colocado
en la pared, aunque yo hubiera elegido otra en la que figura
caracterizado de Cristóbal Colón, que es con la que ha ilustrado durante
una parte del verano su perfil en la red del pajarito azul.
A ver si, ya metidos en septiembre, dejamos las tonterías a un lado y vamos centrándonos, que hay mucho tajo por delante.
(*) Columnista
http://www.laverdad.es/murcia/nivel-20170903075755-nt.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario