Están muy nerviosos.
Ayer llovieron las amenazas a los indepes catalanes desde las altas instancias del gobierno y su partido. En una reunión de parlamentarios del PP, Rajoy y Sáenz de Santamaria dedicaron sus intervenciones a reafirmar su voluntad de impedir el referéndum, a tranquilizar a los suyos sobre la unidad de España, y a advertir a los indepes de que se atengan a las consecuencias si siguen por el camino que llevan.
Ayer llovieron las amenazas a los indepes catalanes desde las altas instancias del gobierno y su partido. En una reunión de parlamentarios del PP, Rajoy y Sáenz de Santamaria dedicaron sus intervenciones a reafirmar su voluntad de impedir el referéndum, a tranquilizar a los suyos sobre la unidad de España, y a advertir a los indepes de que se atengan a las consecuencias si siguen por el camino que llevan.
Deben
de ser las mismas consecuencias que ya aceptaba Jordi Turull hace unos
dias cuando reafirmaba a su vez la voluntad del Govern de desobedecer al Tribunal Constitucional "con todas las consecuencias". Así que la advertencia-amenaza del gobierno ya está descontada.
Las tales consecuencias vendrán de la aplicación de la ley que, según Rajoy, es igual para todos, con lo que se garantizará la unidad de España y el respeto a la Constitución.
Se trata del principio mismo de la doctrina del PP que luego refina
doctrinalmente Sáenz de Santamaría: respeto a la ley, igual para todos.
Eso es mentira. La propia Constitución consagra el privilegio al
establecer la inviolabilidad del Monarca que, de este modo, está por
encima de la ley. Como lo están muchos otros, aunque no ya de derecho,
sino de hecho. Como sabe todo el mundo, la ley no es igual para Juan
Pérez que para Urdangarin, Blesa, Rato, etc., o para los demás blesas y
ratos que son sistemáticamente indultados cuando los pillan, no es
posible encubrirlos, y los condenan.
Iguales
advertencias y amenazas, aunque con mayor elaboración doctrinal, salen
de la boca de la vicepresidenta, la que iba a encabezar una "operación
diálogo catalán" que duró un telediario. "Quien está dentro de la ley-
dice Saénz de Santamaría, refiriéndose a su gobierno y partido- "no tiene que tener ningún temor a aplicarla con todo lo que supone la fortaleza de una democracia".Es
una afirmación con una dosis elevada de inverecundia cuando se recuerda
que el PP tiene más de 700 imputados por ir contra la ley y que si ella
misma es vicepresidenta del gobierno se debe a que su partido gana las
elecciones haciendo trampas, con financión ilegal y saltándose la ley.
Para este prodigio de sabiduría el independentismo es "una serie de señores" para los cuales la democracia es "que los medios no puedan opinar, que los funcionarios se tienen que poner a sus servicios, que todos tengan que bailar al son que ellos marcan". Es una típica proyección de la imagen que el propio gobierno y su partido tienen de la democracia: medios sumisos, funcionarios a su servicio e imposición de su punto de vista por todos los medios, incluido el Tribunal Constitucional, que es un medio más al servicio del gobierno.
Todo está listo, la batería preparada para frustrar la voluntad independentista de "una serie de señores". Y, por si esto fuera poco, acude el señor García Albiol a reclamar la aplicación de medidas contundentes frente al independentismo, como la apolicación del 155 CE.
Para este prodigio de sabiduría el independentismo es "una serie de señores" para los cuales la democracia es "que los medios no puedan opinar, que los funcionarios se tienen que poner a sus servicios, que todos tengan que bailar al son que ellos marcan". Es una típica proyección de la imagen que el propio gobierno y su partido tienen de la democracia: medios sumisos, funcionarios a su servicio e imposición de su punto de vista por todos los medios, incluido el Tribunal Constitucional, que es un medio más al servicio del gobierno.
Todo está listo, la batería preparada para frustrar la voluntad independentista de "una serie de señores". Y, por si esto fuera poco, acude el señor García Albiol a reclamar la aplicación de medidas contundentes frente al independentismo, como la apolicación del 155 CE.
Esta
profusión de gestos y declamaciones después de que el govern haya
declarado ya su voluntad de hacer el referéndum "con todas las
consecuencias" delata el problema de fondo: el gobierno no tiene ningún
medio eficaz de impedir el referéndum que no sea el empleo de la
violencia. Y, por muy "proporcional" que quiera presentarse, no dejará
de ser la negativa por la fuerza al ejercicio de un derecho
democrático.
Una situación insostenible hoy en Europa.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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