Mezclado, no agitado. Era la fórmula de la combinación de vodka con martini que exigía con persistente pesadez James Bond a lo largo de sus andanzas. El nuevo presidente murciano, López Miras, prefiere un cóctel mucho más revuelto, como corresponde a la generación a que pertenece, algo así como una reformulación del gintónic-ensaladera tan de moda en las terrazas pijovips. A juzgar por el Gobierno que ha firmado, su lema sería: mezclado y muy, muy agitado.
Un par de cosas, para el elogio. La primera: el Gobierno entrante no es peor que el saliente. La segunda: es un Gobierno muy PP,
más PP que el anterior, y no tanto por sus componentes sino por su
estructura. Los nombres, esta vez, dicen menos que el reparto de las
competencias, que es lo sustantivo de la recomposición anunciada ayer. Y
en ese reparto reside la clave de toda lectura. Por ahí van a venir las
críticas de la oposición, pero no hay que olvidar que un Gobierno PP ha
de hacer una estructura PP. En cierto modo, la lógica de esta
remodelación de competencias aparece como impecable si atendemos a la lógica interna del partido que gobierna.
Ahí reside el gesto de ´valentía´ con que se estrena FER. PP es PP, y
si no, que la oposición hubiera hecho otro Gobierno, que para eso
dispone de mayoría absoluta.
Los entrantes: Manuel Villegas,
para Salud (antes Sanidad, una tontería que traerá un coste en el
cambio de rotulaciones) tiene un perfil profesional indiscutible y una
amplia experiencia de gestión, de la que ahora surgirán prejuicios, pero
a los efectos es un fichaje de gran competencia. Francisco Jódar
está bien ubicado en Agua, Agricultura y sus etcéteras, pues se trata
de unos departamentos que debe conocer al dedillo quien ha sido diez
años alcalde de Lorca, capital de una de las comarcas más concernidas
por estos asuntos. En cuanto a Javier Celdrán, hasta
ahora director del Info, nuevo responsable de Cultura, Turismo y Medio
Ambiente, es uno de esos valores que se cantan mientras permanecen en
una cierta reserva y que al final son llamados al escaparate. Los
nuevos, ya digo, no merecen reparo.
Pero la clave del Gobierno FER no está en las entradas y salidas, sino en la centrifugación de las competencias, los traslados de casilla, las nuevas denominaciones y los intercambios de cromos. Para empezar, desde mi punto de vista, lo más sorprendente es la elevación de Pedro Rivera a la superconsejería de Presidencia y Fomento. Sin
perfil político y un muy discreto desenvolvimiento técnico, su
promoción hasta la misma puerta del presidente es una apuesta temeraria
que sólo su gestión futura explicará.
El traslado de Adela Martínez-Cachá
desde su lugar natural si atendemos a su trayectoria política, en
Agricultura y Medio Ambiente, a Educación (sin Universidades, que
regresa a Empresa en un vaivén otras veces repetido) más los flecos de
Juventud y Deportes, que van y vienen, es una incógnita que no tardará
en ser despejada por las acuciantes respuestas de uno de los departamentos más rebeldes a la gestión del PP.
Y ahí está esa Consejería de Cultura, Turismo y Medio Ambiente,
tres epígrafes que han bailado durante los últimos veinte años con todo
tipo de parejas, tríos y gangbangs, como si no se supiera donde meter
cada uno de ellos. Cabe pensar que ahora se les pone en un mismo cesto
para abordarlos desde una consideración estricta de desarrollo económico, impresión a la que ayuda la personalidad del consejero, Celdrán, aunque esto provoque algún escándalo entre los poetas.
La Consejería de Transparencia, Participación y Portavocía del Gobierno en
realidad debería titularse con los conceptos en orden inverso, pues de
lo que se trata es de que Noelia Arroyo disponga de manos libres para trabajarse la comunicación,
muy maltratada tras las últimas incidencias. La transparencia y la
participación son asignaturas pendientes de todos los Gobiernos
existentes, y puede parecer un exceso de cinismo convertir estos
términos en títulos de gestión. Para empezar, Portavocía y Transparencia
debieran ser sinónimos antes que redundar en una misma tarjeta de
visita.
En realidad, la intuición indica que el nuevo Gobierno de López Miras
responde con aproximada exactitud a la remodelación prevista por PAS
para la segunda etapa de su mandato si hubiera tenido la posibilidad de
protagonizarla. Y a la vista está que ninguno participa, en la
elaboración de cócteles, de los gustos moderados de James Bond. Porque
puestos a mezclar, no han dejado competencia por agitar.
(*) Columnista
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2017/05/05/mezclado-agitado/826781.html