ZARAGOZA.- "Ha sido un matrimonio forzado, no exento de presiones políticas y abiertamente condicionado por las obligaciones marcadas en el último Decreto Ley de Reforma del Sistema Financiero. Pero, pese a todos estos condicionantes, en absoluto irrelevantes y siempre dispuestos a penalizar la soltería, Ibercaja ha jugado sus cartas con la habilidad necesaria como para terminar con la pareja más atractiva de este acelerado baile bancario: Liberbank", escribe en 'Heraldo de Aragón', Mikel Iturbe.
"La presión del Ministerio de Economía fue constante y sostenida en la doble exigencia de decidir tanto el nombre del contrayente como la fecha de la boda. Finalmente, Economía solo logró fijar la fecha, antes del 31 de mayo. El nombre de uno de los cónyuges, finalmente, cambió. La idea inicial del ministro de Economía, Luis de Guindos, pasaba por unir a Ibercaja con BancoMare Nostrum (BMN), un SIP formado por Caja Murcia, Caixa Penedès, Caja Granada y Sa Nostra y con una complicadísima exposición al ladrillo de muy difícil digestión.
La oposición a este proyecto de fusión fue frontal desde el primer momento. Los primeros ejecutivos de la entidad aragonesa, Amado Franco (presidente) y José Luis Aguirre (director general), expresaron su abierta disconformidad con una operación que podría haber lastrado las cuentas de Ibercaja. Apoyados por la prudente oposición de Luisa Fernanda Rudi y otros discretos pero intensos respaldos, lograron modificar la idea inicial de Economía para terminar centrándose en Liberbank, una entidad ajena a cuestiones de naturaleza política y gestionada bajo una exigencia profesional, una característica objetivamente apreciable y que ha facilitado el proceso de entendimiento.
La discusión sobre la sede social, otro de los caballos de batalla abordados en las intensas jornadas de negociación, se ha resuelto con el peso que traslada la composición accionarial del nuevo banco: ocho cajas de ahorro de seis comunidades autónomas distintas.
Por ello, y aunque Zaragoza mantendrá la sede operativa, la sede social se instalará formalmente en Madrid; una evidencia que no posee intención de trasladar volumen de negocio alguno a la capital. Queda por resolver la cuestión fiscal y tributaria, pero es intención de los actuales gestores que cada caja continúe liquidando sus cuentas en sus respectivas comunidades. Pese a todo, lo más importante de este acuerdo de fusión se descubre en el liderazgo que ejercerá una caja aragonesa (Ibercaja será la entidad mayoritaria minoritaria), una evidencia que quedará reforzada en el consejo del banco resultante gracias a la CAI. Pese a que tanto Ibercaja como CAI no superarán el 49 por ciento, la idea de que sea un aragonés (Amado Franco) el que presida un gran banco no parece un asunto menor".