viernes, 7 de enero de 2022

Sin novedad en Gibraltar / José María Carrascal *

Ha pasado el 31 de diciembre de 2021, fecha acordada para que el ‘trío calaveras’, Reino Unido, España y Gibraltar, y le llamo así por no usar un calificativo más exacto, llegaran a un acuerdo sobre la situación de la Roca tras el Brexit, sin que pasase nada. Lo único que han hecho es darle una patada hacia delante, prometiendo un acuerdo ‘hacia el mes de abril’.

Luego, ‘a finales de año’. Esto parece el cuento de la buena pipa que nunca se acaba. A mis lectores no les extrañará.

Desde el primer momento, o sea, desde que el Gobierno de Londres anunció su salida de la Unión Europea y nosotros nos hacíamos ilusiones de que aquello acabaría con la pesadilla de tener una colonia en nuestro territorio, advertí que no iba a ser fácil y que a nada que nos descuidáramos, nos engañarían, no como a chinos, pues a los chinos han tenido que devolverles Hong Kong, sino como a tontos, y vuelvo a usar el adjetivo más suave, pues el ajustado sería felones o algo por el estilo.

Y, en efecto, lo primero que hicieron nuestros gobernantes fue incluir a Gibraltar, una colonia, en las negociaciones, cuando hubiese tenido que ser entre la potencia administradora y España, tal como dejó establecido la Organización de las Naciones Unidas. Desde entonces todo ha ido de mal en peor, y menos mal que Bruselas, temiéndose que le metieran un gol en fuera de juego, dictó que España tendría la última palabra sobre cualquier acuerdo al que se llegase. 

Pero ni por esas, porque metiendo la pata, o el brazo, hasta el fondo, la rapacidad británica y gibraltareña no se contenta con un empate, sino que lo quiere todo: seguir con la colonia y con la base militar, pero con un estatuto especial, semejante al de Schengen, apadrinado por España, pero sin comernos una rosca.

Como caramelo nos ofrecen una ‘prosperidad compartida’ entre Gibraltar y su campo. ¿Qué prosperidad puede ofrecer ‘The Rock’? El contrabando y el paraíso fiscal. Con aduaneros europeos en el aeropuerto y el puerto, ni uno solo español, y sin Verja, para que los gibraltareños puedan moverse a su antojo por aquel territorio y vecinos. 

De propina, ofrecen a la Armada y a la Fuerza Aérea Española usar aquel puerto y el aeropuerto. Como el espacio marítimo y aéreo de la bahía de Algeciras, que nunca cedimos. Espero que nuestros militares lo rechacen, aunque sea sólo por vergüenza. Pues estoy seguro de que el Gobierno aceptaría.

Si el Ejecutivo de Pedro Sánchez está dispuesto a negociar con los independentistas catalanes y vascos, ¿no va a estarlo con los ingleses, ante los que siempre ha tenido un complejo de inferioridad? Solo Europa, que los conoce, puede salvarnos y salvarse ella de tener el enemigo dentro.



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