En Bruselas está la Comisión Europea, sin control de nadie, apostando por aumentar su poder, y ha asumido las tesis del globalismo, su lenguaje y su vía de comunicación, la corrupción irrestricta. Bruselas es una pocilga que hiede como un pozo ciego. De esta forma, en la exagerada crisis del coronavirus, la Unión Europea se ha prestado a los mayores excesos y no hay resortes morales para parar la sangría económica ni diques para frenar a las codiciosas y eugenésicas farmacéuticas.
El balance es aterrador. Una troika de corruptas han dejado indefenso al ciudadano europeo ante el veneno de muerte. En primera línea, la directora de la EMA, la irlandesa Emer Cooke, una mujer enfangada de las farmacéuticas, una lobbysta corrupta, la zorra puesta al cuidado del gallinero, que ha asumido una completa culpabilidad en el holocausto que estás sufriendo y van a padecer los desinformados y cautos europeos. Con ella las asesinas farmacéuticas han hecho de su capa un sayo, con frases tan delirantes como “son mayores los beneficios que los perjuicios”.
Como presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyden, que está casada con el director médico de una farmacéutica, un claro conflicto de intereses del que nunca ha informado. La guinda podrida la pone la Comisaria de Salud, la chipriota Stella Kyriakides que le han aparecido 4 millones en el Banco, que no sabe explicar de donde han salido, pero que todo el mundo sospecha que han sido puestos por las farmacéuticas a cambio de los contratos con ellas. El panorama no puede ser más sombrío, tan negro y gris pestilente como el clima de Bruselas.
(*) Periodista
http://ramblalibre.com/2021/10/10/carta-del-editor-la-pocilga-de-la-union-europea/
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