Si en los próximos días, Pedro Sánchez no ata los votos necesarios para la investidura, en la cuesta de enero puede pasar de todo.
Fuentes del Partido Socialista y de Esquerra
Republicana transmiten, con distintos tonos de voz, que el acuerdo
avanza y puede quedar cerrado en los próximos días, pese a las recientes
maniobras orquestales alrededor de la Junta Electoral Central (JEC)
para sembrar de minas antiinvestidura la primera semana de enero.
El
Partido Popular se halla acampado ante la sede de la JEC, sita en el
número 36 de la Carrera de San Jerónimo, convencido de que esta
instancia judicial, de la que forman parte ocho magistrados del Tribunal
Supremo, más otros cinco ponentes, catedráticos de derecho, de ciencias
políticas y sociología, nombrados por los partidos con representación
en el Congreso, es hoy muy sensible a sus tesis.
Quieren parar el acuerdo del PSOE con ERC como sea.
Objetivo: ninguna semana con la pista de aterrizaje despejada para los
pilotos de ERC, tensos, presionados por la emocionalidad independentista
y la insomne competición con la gente de Carles Puigdemont , con fama de indecisos desde los tiempos de la Segunda República y todavía con poca práctica en el manglar capitalino.
Con verdadera maña en la presentación de recursos, el PP
ha conseguido que la Junta Electoral Central pueda pronunciarse la
semana que viene sobre la inhabilitación de Junqueras, antes de que el
Tribunal Supremo decida en qué modo aplica la reciente sentencia europea
sobre su inmunidad.
La JEC también podría abordar la inhabilitación del
presidente de la Generalitat, Joaquim Torra , antes de que el
Supremo case la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justícia de
Catalunya sobre el caso de la pancarta, pero no seguro que este asunto
sea visto la próxima semana.
La Junta Electoral Central, adelantando al
Tribunal Supremo. No es un asunto menor. Retirado a un segundo plano
después de su experiencia como embajador en Londres, Federico Trillo ya
no es el gran teclista judicial del PP, pero en el Partido Alfa –hay
que seguir hablando del PP como el Partido Alfa de las clases medias
tradicionales españolas– siempre habrá oficio para los asuntos
jurisdiccionales. Siempre saben qué tecla hay que pulsar. Y esta vez les
han dado tiempo.
Desde Vox, partido también inserto en los cuerpos de
altos funcionarios del Estado, se están siguiendo con lupa los
movimientos de la Abogacía del Estado, con veladas amenazas de llevar a
los tribunales a los profesionales que firmen un dictamen favorable a la
puesta en libertad de Junqueras. A Vox también les han dado tiempo para
maniobrar.
La batalla se está librando donde se suelen decidir los
asuntos trascendentales en España: en el interior de los engranajes del
Estado. Ya ocurrió hace diez años con la sentencia del Estatut, cuando
en cada mesa del Tribunal Constitucional había un Vietnam. Ahí estuvo
Trillo, oliendo napalm, en plena forma. Cada semana, un Vietnam. Esta es
la perspectiva de los próximos meses. No habrá semana con la pista de
aterrizaje despejada para ERC, hay francotiradores apostados en todas
las esquinas y, pasadas las fiestas, en la cuesta de enero puede pasar
de todo.
Esquerra Republicana quería tiempo, para tranquilizar a
sus bases y transmitir a sus electores que no se lo pone fácil a un
Partido Socialista que en la campaña de noviembre se dedicó a hostigar a
los independentistas, creyendo que así seduciría a los electores
indecisos de Ciudadanos. (¿Cómo llegaron a creer que esa empresa era
posible?).
El PSOE gubernamental, que conoce muy bien los manglares del
Estado, ha tenido prisa desde noviembre. Podemos, que ha demostrado
poseer nociones de estrategia en el agotador ciclo electoral del 2019,
ha mantenido la disciplinada quietud que les fue solicitada, a petición
expresa de ERC.
Se acercan las praderas de enero e Inés Arrimadas tiene
en su mesa una encuesta muy específica sobre su popularidad y sobre la
opinión de los españoles ante un eventual apoyo de Ciudadanos a la
investidura de Sánchez. Arrimadas ha logrado sobrevivir a Albert Rivera,
caído en el delta del Mekong, cuando lo tenía todo a favor.
La joven
dirigente aparece en estos momentos como la figura política mejor
valorada, ligeramente por encima de Sánchez y de Pablo Iglesias,
que ha subido mucho tras el acuerdo de coalición con los socialistas.
La misma encuesta señala que un 65% de los españoles apoyaría un voto
favorable de Ciudadanos a la investidura de Sánchez para facilitar la
gobernación de España, sin ERC. Un 35% es contrario. El mismo sondeo
indica que un 55% incluso aprobaría la entrada de C’s en un gobierno de
coalición con PSOE y Unidas Podemos.
Hay movimientos en el manglar y cada semana será un Vietnam.
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
No hay comentarios:
Publicar un comentario