domingo, 29 de diciembre de 2019

Cada semana un Vietnam / Enric Juliana *

Si en los próximos días, Pedro Sánchez no ata los votos necesarios para la investidura, en la cuesta de enero puede pasar de todo.

Fuentes del Partido Socialista y de Esquerra Republicana transmiten, con distintos tonos de voz, que el acuerdo avanza y puede quedar cerrado en los próximos días, pese a las recientes maniobras orquestales alrededor de la Junta Electoral Central (JEC) para sembrar de minas antiinvestidura la primera semana de enero. 

El Partido Popular se halla acampado ante la sede de la JEC, sita en el número 36 de la Carrera de San Jerónimo, convencido de que esta instancia judicial, de la que forman parte ocho magistrados del Tribunal Supremo, más otros cinco ponentes, catedráticos de derecho, de ciencias políticas y sociología, nombrados por los partidos con representación en el Congreso, es hoy muy sensible a sus tesis.

Quieren parar el acuerdo del PSOE con ERC como sea. Objetivo: ninguna semana con la pista de aterrizaje despejada para los pilotos de ERC, tensos, presionados por la emocionalidad independentista y la insomne competición con la gente de Carles Puigdemont , con fama de indecisos desde los tiempos de la Segunda República y todavía con poca práctica en el manglar capitalino.

Con verdadera maña en la presentación de recursos, el PP ha conseguido que la Junta Electoral Central pueda pronunciarse la semana que viene sobre la inhabilitación de Junqueras, antes de que el Tribunal Supremo decida en qué modo aplica la reciente sentencia europea sobre su inmunidad. 

La JEC también podría abordar la inhabilitación del presidente de la Generalitat, Joaquim Torra , antes de que el Supremo case la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya sobre el caso de la pancarta, pero no seguro que este asunto sea visto la próxima semana. 

La Junta Electoral Central, adelantando al Tribunal Supremo. No es un asunto menor. Retirado a un segundo plano después de su experiencia como embajador en Londres, Federico Trillo ya no es el gran teclista judicial del PP, pero en el Partido Alfa –hay que seguir hablando del PP como el Partido Alfa de las clases medias tradicionales españolas– siempre habrá oficio para los asuntos jurisdiccionales. Siempre saben qué tecla hay que pulsar. Y esta vez les han dado tiempo.

Desde Vox, partido también inserto en los cuerpos de altos funcionarios del Estado, se están siguiendo con lupa los movimientos de la Abogacía del Estado, con veladas amenazas de llevar a los tribunales a los profesionales que firmen un dictamen favorable a la puesta en libertad de Junqueras. A Vox también les han dado tiempo para maniobrar.

La batalla se está librando donde se suelen decidir los asuntos trascendentales en España: en el interior de los engranajes del Estado. Ya ocurrió hace diez años con la sentencia del Estatut, cuando en cada mesa del Tribunal Constitucional había un Vietnam. Ahí estuvo Trillo, oliendo napalm, en plena forma. Cada semana, un Vietnam. Esta es la perspectiva de los próximos meses. No habrá semana con la pista de aterrizaje despejada para ERC, hay francotiradores apostados en todas las esquinas y, pasadas las fiestas, en la cuesta de enero puede pasar de todo.

Esquerra Republicana quería tiempo, para tranquilizar a sus bases y transmitir a sus electores que no se lo pone fácil a un Partido Socialista que en la campaña de noviembre se dedicó a hostigar a los independentistas, creyendo que así seduciría a los electores indecisos de Ciudadanos. (¿Cómo llegaron a creer que esa empresa era posible?). 

El PSOE gubernamental, que conoce muy bien los manglares del Estado, ha tenido prisa desde noviembre. Podemos, que ha demostrado poseer nociones de estrategia en el agotador ciclo electoral del 2019, ha mantenido la disciplinada quietud que les fue solicitada, a petición expresa de ERC.

Se acercan las praderas de enero e Inés Arrimadas tiene en su mesa una encuesta muy específica sobre su popularidad y sobre la opinión de los españoles ante un eventual apoyo de Ciudadanos a la investidura de Sánchez. Arrimadas ha logrado sobrevivir a Albert Rivera, caído en el delta del Mekong, cuando lo tenía todo a favor. 

La joven dirigente aparece en estos momentos como la figura política mejor valorada, ligeramente por encima de Sánchez y de Pablo Iglesias, que ha subido mucho tras el acuerdo de coalición con los socialistas. La misma encuesta señala que un 65% de los españoles apoyaría un voto favorable de Ciudadanos a la investidura de Sánchez para facilitar la gobernación de España, sin ERC. Un 35% es contrario. El mismo sondeo indica que un 55% incluso aprobaría la entrada de C’s en un gobierno de coalición con PSOE y Unidas Podemos.

Hay movimientos en el manglar y cada semana será un Vietnam.


 (*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia


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