MURCIA.- Solera, experta en inteligencia del automóvil, estima que los negocios de reparación y mantenimiento en la Región de Murcia dejarán de facturar 174,3 millones de euros con la electrificación del parque, un 38% de sus ingresos,
según el informe 'La descarbonización de la posventa', presentado este
sábado en las XXVII Jornadas de Talleres de la Federación Regional de
Empresarios del Metal de Murcia (Fremm) y que se celebró en Murcia.
En
plena lucha contra el cambio climático, las motorizaciones diésel y
gasolina encaran una cuenta atrás que, de ser aprobado el Anteproyecto
de Ley de Cambio Climático por el futuro gobierno, tendría su horizonte en 2050 y abriría la puerta a la movilidad 100% eléctrica con el impacto que ello tendrá sobre la industria del automóvil y la posventa.
En
concreto, si el sector de la posventa en Murcia factura actualmente
460,2 millones de euros, pasaría en 2050 a ingresar 285,8 millones
porque los vehículos de combustión interna necesitan de una serie de
mantenimientos preventivos que con el eléctrico desaparecen. Un
impacto que, por tanto, requiere de una transición progresiva, ordenada y
realista, y que debería contar como primer paso con un plan de
achatarramiento que pusiera coto al envejecimiento del parque a escala
nacional, o en su defecto autonómico, que permitiese adquirir vehículos de combustión interna y electrificados.
Y es que, el 66%
de los vehículos murcianos actuales supera los 10 años, que son, al
contrario de lo que se piensa, los que menos pasan por el taller y sólo
se les repara lo imprescindible para que puedan seguir circulando. En cambio, sólo el 20% de los automóviles tiene menos de 5 años.
El informe de Solera atribuye la pérdida
de ingresos de la posventa al hecho de que los vehículos de combustión
integran 25 piezas y elementos que no se encuentran en los vehículos
eléctricos, como son el aceite, filtros de aceite, correa de
distribución, bujías o inyectores, escapes, y que entre todos ellos
superan los 15.000 euros. Una pérdida de ingresos que no se compensa con
el «efecto batería» pues si bien es una pieza costosa -con un precio
medio de más de 11.000 euros- tiene el hándicap de que el paso por boxes
para cambiarla es cada diez años, una horquilla de tiempo mucho mayor
que el requerido por las piezas de mecánica de un diésel o gasolina.
Esta transición del diésel/gasolina al eléctrico también tendrá su impacto en la mano de obra de los talleres murcianos. En
el caso de un vehículo de combustión interna y a lo largo de un período
de diez años, supone un coste de 3.429 euros por taller, una
cifra que se reduce en el eléctrico un 86% hasta los 489 euros. Y es que
el número de horas trabajadas se rebaja en un 90%, pues cambiar una
batería es una labor que apenas requiere seis horas de trabajo.
De
este modo, el progreso tecnológico y sostenible del vehículo obliga a
los talleres a evolucionar, siendo el primer paso el de la
digitalización. Y es que actualmente sólo 2 de cada 10 talleres en España están digitalizados.
Son sobre todo negocios pequeños que, en el caso de Murcia, suman 1.295
talleres, el 79% del total de empresas de reparación y mantenimiento de
la región, que corren el riesgo de quedarse fuera al no estar
digitalizados.
Por otro lado, el informe de Solera muestra que la electrificación total del parque español en los plazos previstos por la Administración es más un desiderátum que una realidad
pues teniendo en cuenta que de los más de 26 millones de vehículos en
circulación (turismo + todoterreno + comercial ligero) apenas el 0,1%
son eléctricos.
Así, en una hipótesis en la que el 10% anual de
las matriculaciones fueran de eléctricos se tardarían décadas en lograr
electrificar el parque al completo. En otra más idílica, bajo el
supuesto que desde este año solo se compraran eléctricos en España, se
conseguiría este objetivo para 2036, es decir, cuatro años antes de lo
previsto por la Administración. En el caso particular de Murcia, el eléctrico apenas representa el 0,01% de los coches en circulación.
Si hablamos del parque de eléctricos en España, con más de 20.000
unidades repartidas por toda la geografía nacional, apenas el 0,6% se
localiza en suelo murciano.
Para hacer viable el objetivo en
tiempo y forma, sería necesario no sólo mejorar la autonomía de estos
coches y la infraestructura de recarga, sino también hacer más
competitivo el precio de venta, que actualmente es un hándicap para su
democratización. Lo habitual es, salvo contadas excepciones, que
haya que desembolsar de 25.000 euros para arriba si un conductor quiere
«electrificar» su movilidad.
No son muchos por tanto los que puedan permitirse comprar un coche eléctrico. De
acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo dos
de cada diez hogares tienen una renta media de más de 2.500 euros
mensuales, que son los que podrían pagar un coche de estas
características. Y es que el eléctrico, por precio, es un Premium, un
segmento que supone el 15% de las ventas.
Según el responsable de
Mercado Posventa de Solera, José Luis Gata, «los talleres deben tener un
ojo puesto en el futuro, en la descarbonización del parque y el auge de
otras motorizaciones alternativas como la eléctrica, pero lo cierto es
que su principal amenaza ahora mismo es la cuenta de resultados y la
tecnología de los vehículos. Un taller tiene que digitalizar sus procesos para ser eficiente y poder prestar servicio a los coches actuales y futuros, cada vez más conectados y más equipados tecnológicamente».
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