Del Frente Antifascista de abril al Partido Moderado de
noviembre. Este es el cambio de línea del PSOE en sólo cinco meses. Es
fascinante.
¿Quién se acuerda ahora de Javier Ortega Smith , el
sheriff de Vox, recitando el brindis de los tercios de Flandes? Aún no
ha transcurrido medio año y la extrema derecha parece haberse evaporado
del debate público.
Hasta cinco veces pronunció Pedro Sánchez la palabra moderación durante
su comparecencia del martes por la noche, en la que se expresó con
mucha energía y sin un gramo de autocrítica. Reiterada defensa de la
moderación, apelación a la estabilidad, máxima alerta ante la respuesta
que pueda producirse en Catalunya una vez se conozca la sentencia del
Tribunal Supremo, reconocimiento de que la economía se está enfriando, y
una fiera acometida contra Podemos y Ciudadanos, partidos a los que el
PSOE quiere desangrar, presentándolos como principales responsables del
bloqueo institucional, para poder pactar más cómodamente con ellos
antes de Navidad.
Del Frente Antifascista al Partido Moderado a la velocidad
de la luz. Objetivo prioritario: reducir el tamaño de los cuerpos
políticos de tamaño medio que surgieron del interior de la crisis
económica, por la derecha y por la izquierda. Fragmentarlos –se espera
la aparición de nuevos competidores–, para establecer un cómodo sistema
de satélites alrededor de los dos astros binarios de la transición.
Volver al orden que tenía el Universo antes del agujero negro
financiero. En ese mapa celestial, la órbita del PSOE siempre ha tenido
mayor capacidad de atracción.
El plan no lo ha redactado Iván Redondo , el consejero del Príncipe, que algunos medios de comunicación pronto convertirán en Iván el Terrible , puesto que le atribuyen todo lo que se mueve en Madrid.
El plan parece ideado por Wernher von Braun ,
fundador de la NASA. Si las cosas le salen bien, a finales de año el
PSOE conmemorará el 50.º aniversario de la llegada del hombre a la Luna
con tres satélites girando a su alrededor: un Ciudadanos demediado y
disponible, un Podemos con coleta de fuego, en permanente riesgo de
explosión, y la nave espacial de Íñigo Errejón, si este se
atreve a un lanzamiento de urgencia desde Cabo Cañaveral.
El PNV seguirá
en su órbita fría y distante. Esquerra Republicana enviará tuits desde
el cinturón de asteroides, y Junts per Catalunya verá partidos
catalanistas en llamas cerca de Orión.
Del Frente Antifascista al Partido Moderado en cinco meses.
El PSOE articuló en abril el miedo a una regresión democrática en
España, y ahora, ahuyentada temporalmente la amenaza de la extrema
derecha, se dispone a catalizar el temor a la recesión económica y el
hartazgo ante el exceso de producción política.
El plan visado en Biarritz (cumbre del G-7 a finales
de agosto) es casi perfecto, pero se detecta una intensa radiación de
fondo: un cabreo sideral.
(*) Periodista y director adjunto de La Vanguardia
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