MADRID.- El desplazamiento de los trabajadores por un nuevo empleo va en aumento de forma sostenida en los últimos seis años. En el 2018, el porcentaje de contratos que implicaron el traslado de asalariados desde su provincia o comunidad de residencia para trabajar alcanzó máximos en la serie histórica del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
La tasa de movilidad entre autonomías llegó al 9,6% de las nuevas
contrataciones, mientras que la interprovincial subió hasta el 14%, según La Vanguardia.
Si se tiene en cuenta el número de contratos, los que suponían un desplazamiento interautonómico
–entrada o salida de trabajadores– crecieron un 7,5% con respecto al
2017. A lo largo del año pasado se firmaron más de 2,1 millones de
contratos de este tipo, sobre un total de 22,3 millones.
El informe sobre movilidad geográfica de los trabajadores, publicado
recientemente por el SEPE, recuerda que “la intensidad” de este fenómeno
está asociada a factores como “la proximidad entre provincias, la
pertenencia a la misma comunidad autónoma o la relación con Madrid”.
Así, la quinta parte de los flujos entre autonomías y prácticamente una
de cada cuatro entre provincias tienen como origen o destino la capital
española.
El análisis de los contratos registrados en los servicios públicos de
empleo cruza el domicilio declarado del asalariado y el del centro de
trabajo, por lo que no ha de suponer necesariamente un cambio de lugar
de residencia por parte del empleado.
Estos desplazamientos por motivos
laborales dan idea de los polos de atracción en cuanto a la generación
de empleo. Por territorios, siete comunidades presentaron más “contratos
de entrada” que “de salida” de trabajadores, por lo que su saldo fue
positivo.
Entre los receptores netos de asalariados de otras autonomías,
destaca la comunidad de Madrid (con un saldo de más de 233.000
contratos), seguida de Catalunya (57.552), Baleares (42.976) y la región
de Murcia (32.650) –en el último año han perdido comba estas dos
últimas–. Completan la lista Euskadi, Navarra y Aragón.
La mayor comunidad emisora de trabajadores a otras
autonomías es Andalucía (con un balance negativo de casi 143.000
contratos). A notable distancia, figuran Extremadura (-45.516).
Castilla-La Mancha (-41.134), Castilla y León (-36.537) y Comunidad
Valenciana (-35.964).
¿Cuál es el perfil del trabajador contratado fuera de su
provincia o autonomía? Hay más hombres que mujeres y, a pesar del
progresivo envejecimiento de los que se desplazan, sigue estando
protagonizado por asalariados de entre 24 y 45 años. Por categorías
profesionales, la tasa de movilidad geográfica entre provincias y
autonomías aumenta con el grado de cualificación. Los registros más
altos se dan entre directivos, así como técnicos y profesionales
científicos.
Sin embargo, el fuerte peso de las contrataciones agrícolas
o para puestos elementales en el sector servicios, así como otros
relacionados con la hostelería, el cuidado de personas y seguridad hace
que, en términos de nivel académico, haya una polarización entre los
trabajadores con titulación universitaria y aquellos que carecen de
estudios.
Con la crisis se redujo el número de contratos que implican
el desplazamiento de los trabajadores extranjeros. Desde hace cuatro
años, se han ido recuperando y en la actualidad tres de cada diez de
estas contrataciones son para asalariados de otras nacionalidades,
mientras que su tasa de movilidad geográfica más que duplica la de los
españoles.
El análisis del SEPE señala asimismo que los
movimientos de trabajadores entre las provincias de una misma comunidad
han experimentado en los últimos años una pérdida de peso. En el 2018,
representaban menos de un tercio del total.
Al tiempo, detectan una
“cierta tendencia a la concentración de destinos” laborales, por una
rebaja en el número de provincias receptoras de ocupados. Ahí sobresalen
Madrid y Barcelona, junto a Álava, Málaga, Navarra y Huesca.
Según el estudio del SEPE, el peso de las
comunidades de destino de los asalariados con residencia en Catalunya
que se desplazan para ir a trabajar está muy repartido, aunque destaca
Madrid –un 25% de los contratos, una proporción un poco más alta a los
firmados por madrileños que van a centros de trabajo catalanes–.
Entre quienes logran trabajo en la capital de
España, sobresale el alto porcentaje de mujeres (45%), el reducido peso
de los extranjeros y la concentración en el sector servicios (94%). Más
de la mitad tienen al menos el título de secundaria postobligatoria.
Mientras, los que encuentran trabajo en Andalucía, Comunidad Valenciana,
Murcia o Aragón tienen un perfil mayoritariamente masculino, son más
jóvenes y hay una mayor prevalencia de asalariados de otras
nacionalidades. Además, tienen un nivel educativo básico y prácticamente
la totalidad de contratos que se firman son de carácter temporal.
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