domingo, 30 de junio de 2019

Sánchez juega con dos barajas el final de la partida / Pablo Sebastián *

Sánchez juega a dos manos con dos barajas, a izquierda y derecha, y corre el riesgo de perder la partida. Solo le queda un comodín: el Gobierno de Navarra. El que si finalmente se lo lleva el PSOE con apoyo de PNV y Bildu le impedirá a Sánchez un eventual pacto con PP y Cs. Pero si al contrario el gobierno navarro cae en manos de la coalición Navarra Suma (UPN, PP, Cs) en ese caso Sanchez habrá perdido los 6 votos de PNV y los 4 de Bildu para su investidura.

Sánchez prefiere el acuerdo con el centro derecha para blanquear los que fueron sus ‘pactos Frankenstein’ en la moción de censura contra Rajoy. Y para atender las presiones que le llegan de Europa y del poder económico español con el objetivo de que no incorpore a Iglesias y otros dirigentes de Podemos a su Gobierno.

Pero Sánchez ya no tiene tiempo para dejar abiertas las dos puertas y tiene que optar por una de las dos o finalmente por la repetición electoral. Y por el momento se niega a reconocer que Casado y Rivera no se piensan mover de su ‘no es no a la investidura’ y busca un pacto de última hora. Mientras, por otro lado, intenta el apoyo de Podemos sin que entren en el Gobierno, a lo que Iglesias ya le ha dicho que se olvide: o hay ministros de Podemos o votarán que ‘no’.

Entonces la única salida que le espera a Sánchez es la repetición electoral con la esperanza de que el bipartidismo suba en menoscabo de Cs, UP y Vox, lo que tampoco garantiza que estos partidos y sobre todo Cs y UP vayan a apoyar a Sánchez tras esa segunda vuelta electoral. Entre otras cosas porque Rivera e Iglesias acusarán a Sánchez de haber sido víctimas de un premeditado ataque político y mediático organizado desde el Palacio de La Moncloa.

Las encuestas, que sobre esa repetición electora se están publicando y haciendo de ‘inducida manera’, no son de fiar y no acertarán, porque si no acertaron una semana antes de las elecciones del 28-A, pues menos aún lo harán ahora cuando ni siquiera están convocadas esas nuevas elecciones.

Además, Sánchez sabe que las elecciones siempre incluyen un alto riesgo difícil de detectar y la posibilidad de pactos electorales del centro derecha, lo que tampoco se debe descartar. Y no digamos si además esos comicios se celebran después de que se conozca la sentencia del Tribunal Supremo sobre el golpe de Estado catalán.

Las elecciones como las escopetas las carga el diablo. Y Sánchez lo sabe y por ello se esfuerza en buscar la rendición de Casado, Rivera e Iglesias para que le faciliten la investidura. Pero ninguno de los tres se va a mover, máxime cuando ya se vislumbra en el horizonte la repetición electoral.


(*) Periodista


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