No por anunciados son menos humillantes
los malos resultados de la constelación de la izquierda a la izquierda
del PSOE. Nacidos hace cinco años en las elecciones europeas de 2014 con
ánimo de asaltar los cielos, acabar con el bipartidismo y la corrupción
y comerse el mundo, se van a la cama ayer sin cenar después de otras
elecciones europeas en las que han perdido la mitad de su escaños, pero
no sus ínfulas. Poco más o menos igual que en casi todos los municipios y
comunidades autónomas.
En
aquellos comienzos radiantes, Palinuro avisó de que los de Podemos
habían vendido la piel del oso antes de matarlo, y se ganó un alud de
improperios por envidioso, resentido, amargado, etc. El alud se hizo
tsunami cuando formuló otras críticas respecto al oportunismo, la
demagogia y el narcisismo de los dirigentes de Podemos.
Cinco
años después, los resultados ahí están. UP reproduce los de la inútil
IU que, en parte, constituye su "núcleo irradiador" y con sus mismos
vicios y defectos: faccionalismo, personalismos, fulanismos, guerra
sucia, autoritarismo y conformismo.
¿Han
hecho autocrítica los dirigentes, especialmente Errejón e Iglesias? En
absoluto. Ambos reconocen lo decepcionante de los resultados, pero lo
hacen proforma. Creen que su derrota es injusta, que los electores se
han equivocado y sus propuestas siguen siendo correctas. Fieles a su
consigna de ver el mundo con los ojos de quienes los asesoran, echan la
culpa a los demás.
Errejón
lleva su optimismo en la derrota a afirmar, impertérrito, que "ha
nacido una nueva izquierda". Sí, como el ave Fénix, que primero muere.
¿No suena eso de la "nueva izquierda"? En Europa nace una "nueva
izquierda" (New Left, Neue Linke, etc.) aproximadamente después de cada derrota electoral. Hasta hay una Revista de la Nueva Izquierda que, de derrota en derrota, se ha hecho vieja.
A su vez, Iglesias también ha salido en boato a cantar la palinodia, reconociendo
que "los resultados son malos". La política es tan inefable que solo
reconocer un fracaso a la vista de todo el mundo parece un acto de
valentía y un gesto de magnanimidad. En las empresas, una situación así
se resuelve con un despido o una dimisión.
Nada de eso se dará aquí.
Iglesias ha afeado a su principal asesor la brutalidad de un tuit
(aunque no su machismo) y, lamentando que los resultados no hayan sido
buenos, ha reafirmado su convicción de lo acertado de las políticas de
UP y su proyecto de hacer un "gobierno de progreso".
¿Han
cambiado algo? No; dicen lo mismo que los demás perdedores. Ninguno ha
fracasado por culpa propia, sino por culpa ajena. El abandono de los
electores no es prueba de lo impopular de sus políticas sino, al
contrario, de su acierto y justeza, razón por la cual se proponen
insistir en ellas. Los de Podemos (Errejón sigue militando en Podemos)
no introducen variante alguna.
En efecto, dicen lo mismo que los demás
perdedores. Pero ese es precisamente el problema, porque ellos decían no
ser como los demás. Al decir lo mismo que ellos, con sus mismas
intenciones, demuestran su integración en aquel sistema corrupto que
venían a combatir.
Una
palabra respecto a Podem en Catalunya. Errejón no cuenta aquí porque
Más Madrid no se presentaba en Barcelona. Pero UP, sí, en concreto como
parte de la candidatura de Barcelona en comú, encabezada por la
alcaldesa Ada Colau, que se fotografió muy contenta en la campaña
electoral en compañia de Iglesias. La candidatura se articula sobre una
ambigüedad respecto al tema candente en estas elecciones y en Catalunya
en general: la independencia.
Pero UP es una organización básicamente
española y contraria a la independencia de Catalunya, de forma que no
sirve a Colau para mantener la indefinición sobre el independentismo,
pero sí para justificar su discurso de la opción "de izquierda", que
quiere dejar en segundo plano la cuestión independentista. El problema
es que tendría que vender la idea del tripartito no independentista a
ERC y, de momento, parece imposible.
De hecho, los números también darían para una coalición indepes/soberanistas (ERC, Barcelona en comú, JxC), pues Artadi ya ha puesto los cinco concejales de JxC al servicio de un gobierno municipal independentista. El problema, a su vez, es que tendría que vender esta idea a Barcelona en comú y eso parece, de momento, tan imposible como la coalición ERC/PSOE.
Al final, gobernará Maragall en solitario como lista más votada con el apoyo de JxC y el circunstancial de partes de Barcelona en comú.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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