Las negociaciones para los pactos de la investidura del nuevo
Presidente del Gobierno y para la gobernabilidad en los ayuntamientos y
autonomías van más rápidas de lo esperado porque ya se han producido
tres declaraciones de Pablo Iglesias, Albert Rivera y Pedro Sánchez que
acotan y reducen los posibles campos de negociación.
En el plano de la investidura de Sánchez como presidente del Gobierno
Iglesias ya anunció el lunes que exige entrar en el Gobierno para votar
a favor de Sánchez. Pero ayer mismo, y mientras José Luis Ábalos le
pedía inútilmente ayuda a Rivera, Sánchez ha respondido a Iglesias que
quiere un Gobierno solitario del PSOE con algún progresista
independiente de claro prestigio, que podría ser sugerido por Podemos.
Lo que lisa y llanamente quiere decir un ‘no’ de Sánchez a la
presencia de Iglesias en su Gobierno. Y ahora -y mientras Alberto Garzón
de IU y Teresa Rodríguez desde Andalucía aceptan la propuesta de
Sánchez en contra de Iglesias, solo falta por conocer la última palabra
del líder de Podemos. Pero si insiste en entrar en el Gobierno del PSOE a
Sánchez no le quedará más remedio que amenazar con una repetición de
las elecciones generales, en plena crisis de Podemos y también del PP.
Rivera es consciente de esa posibilidad de repetición electoral que
sería muy favorable para C's y otra buena oportunidad para superar al PP y
por ello le ha cerrado de un sonoro portazo a Sánchez -que sigue
atacando a Rivera desde la UE- todas las salidas para posibles pactos de
Cs con el PSOE. Tanto en la investidura como en los ámbitos de las
Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos.
Rivera exige a Sánchez y a sus dirigentes que apliquen el 155 en
Cataluña, rechacen los indultos y le obliguen a Sánchez una
rectificación toral de su política con los soberanistas catalanes y
vascos (empezando por Navarra), lo que es imposible de imaginar. Además,
Arrimadas les ha recordado que desde el PSOE les han llamado fascistas,
y que a las puertas de Ferraz se gritaba en la noche electoral -como lo
recuerda Iglesias- aquello de ‘con Rivera no’.
Y dice Sánchez desde Bruselas, metiéndose donde no le llaman, que en
Europa los liberales no entienden que Rivera entre en pactos con apoyo o
presencia de Vox. Pero lo que sobretodo lo que no se entiende en Europa
es que Sánchez pacte con Podemos, con los golpistas catalanes y con
Bildu el partido de ETA.
Está claro que a Sánchez está nervioso porque le gustaría
desembarazarse de Iglesias y los soberanistas de Junqueras y Puigdemont.
Pero el ‘pacto Frankenstein -así lo llamó Rubalcaba- de la moción de
censura (que ahora cumple un año) contra Rajoy, que lideró Sánchez y que
negoció Iglesias con Junqueras, Puigdemont, Urkullu y Otegui, es una
pesada responsabilidad de la que Sánchez no se puede librar. Máxime
después de las concesiones que ha hecho a los golpistas catalanes.
De manera que ‘cada oveja con su pareja’: Sánchez con Iglesias y
Rivera con Casado. O repetición electoral lo que incluye mayores riesgos
para Podemos y el PP, aunque también para Sánchez si pierde esta
oportunidad que ahora tiene para renovar el poder. Aunque por el momento
no tiene los votos necesarios para la investidura y sin esos votos no
habrá renovación del poder.
Estrambote: ¿y si ante el riesgo de un adelanto electoral que sería
malo para el PP Casado decidiera facilitar la investidura de Sánchez,
como un gesto de responsabilidad del líder de la Oposición para evitar
la entrada de Iglesias en el Gobierno y la presión de los soberanistas
catalanes, y en correspondencia con la abstención del PSOE que permitió
la investidura de Rajoy en 2016?
Pues eso le daría alas a Vox y a su discurso de ‘la derechita
cobarde’ y esa sería otra variante de momento inesperada. Es decir una
sorpresa y harina de otro costal.
(*) Periodista
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