jueves, 25 de abril de 2019

A la unidad por la agresión / Ramón Cotarelo *

El debate de ayer en TV3 mostró enormes diferencias con el de VilaWeb de hace unos diez días entre los cuatro opciones soberanistas, con el Front Republicà, que aquí falta. Eso debiera justificarse. Está bien que los tres soberanistas protesten por las ausencias de sus líderes encarcelados por motivos políticos. 
 
Debieran también protestar por la ausencia del Front Republicà. Al no hacerlo, dan pie a sospechar que tienen un interés electoral no confesable, pues les permite pasar por encima del hecho de que un contrincante esté en inferioridad de condiciones, y eso se llama "juego sucio", cosa que Palinuro detesta y más si lo practican los suyos.

Entre el debate de VilaWeb y el de ayer en TV3 había una diferencia objetiva: en el segundo participaron tres formaciones no soberanistas, PSOE, PP y C's. Por cierto, aquí podría hacerse la misma observación sobre el fair play respecto a Vox, partido cercano y ausente en un debate sobre unas elecciones a las que también se presenta. 
 
De esas tres formaciones no soberanistas, las dos de la derecha fueron a todas luces principales responsables del guirigay incomprensible en que discurrió la mayor parte del debate, con momentos a veces de programas de peleas de famosos, de un mal gusto atroz. Sobre todo a cargo de las dos citadas damas quee carecen de la más mínima educación y respeto al prójimo. 
 
Tanto Álvarez de Toledo como Arrimadas abrieron fuego con sus primeras palabras con una andanada contra TV3 y el presentador, Vicent Sanchis. Este estuvo gallardamente contenido ante los ataques, los desprecios de las dos representates, incluida la grotesca provocación de Arrimadas con la carta de dimisión. 

Sin embargo, quizá estuvo demasiado permisivo con el guirigay de las continuas interrupciones, las vulgaridaades, los desplantes, los gestos despectivos. Las dos representantes de la derecha, carentes de cualquier espíritu constructivo hicieron insoportables discursos de ataque, de confrontación, de destrucción. La del PP con una retórica autocomplaciente y la de C's con otra más callejera, pero las dos pomposas. 
 
El buen ánimo del presentador de evitar aburridos monólogos degeneró en una permanente batahola que crispaba los nervios de la audiencia. Cierto, su tarea se vio dificultada por el hecho de que los soberanistas también entraron al trapo y contribuyeron al batiburrrillo. Se les contagió la corrala y a veces se olvidaron de las buenas formas del debate de VilaWeb, el mejor hasta la fecha. El más provechoso para todos.

El de ayer, al menos parte importante de la primera parte, fue útil e informativo, excepto en la primera intervención de Álvarez de Toledo que, lejos de exponer su doctrina, comenzó atacando a todos los demás. Luego, al emplearse la ingenua cuanto peligrosa fórmula de "dialoguen entre ustedes", se abrió fuego graneado y la cosa degeneró lamentablemente.

La imagen final es que se mantiene la unidad independentista, que los Comuns seguirán actuando en la ambigüedad, que los socialistas insistirán en sus propuestas necesitadas de consensos que no pueden conseguir y se verán arrastrados al 155 y que los dos partidos de la derecha solamente buscan pretextos para someter a Catalunya mediante un estado de excepción permanente que lleva incluida la supresión de la autonomía al modo en que Primo de Rivera suprimió la Mancomunidad o Francco el Estatuto catalán. 
 
Fuera del escenario, pero contando en la imagen, aparecen los dos partidos que, presentándose a las elecciones, no fueron invitados (Front Republicà y VOX) y el que no se presenta y, por tanto, no fue invitado, la CUP.

Lo de la ambigüedad de los Comuns puede resultarles irritante y suelen protestar por su empleo. Pero la verdad es que, mientras ayer el señor Jaume Assens razonaba muy atinadamente sobre sus coincidencias y discoincidencias con los otros soberanistas, la alcaldesa Colau trataba de dinamitar a gritos en un mitin la unidad de acción de JxC y ERC, llamando a JxC "la derecha corrupta"

La inoperancia del PSOE no mejorará, especialmente si, pudiendo elegir aliados a partir del 28-A, se decide por C's frente a Podemos por temor a verse arrastrado a concesiones que una cámara con presencia de diputados de Vox le combatiría encarnizadamente.

En cuanto a la unidad de acción de los indepes, quedó ayer de manifiesto con las lógicas diferencias de matiz. Ninguno de los dos acepta el proyecto de los Comuns de supeditar la independencia de Catalunya a una hipotética evolución progresiva de España. Las tres propuestas de ERC presentadas por Rufian son puro sentido común: 1) mesa de negociación de todas las fuerzas políticas (algo que podría llamarse una Convención); 2) referéndum de autodeterminación; 3) supresión de todas las causaas represivas en los órdenes administrativo, civil y penal. Esa o muy parecida vía constituye el presupuesto de la unidad de acción que JxC propugna. 

La cuestión es qué sucede si esas tres razonables propuestas encuentran un rechazo cerrado del Parlamento español, que ya viene preanunciado en la intervención de Maritxell Batet: mientras haya gobierno socialista no habrá autodeterminación ni independencia. 

¿No es entonces la unilateral la única vía?
 
 
 
Mi artículo de ayer en elMón.cat, titulado El quadre final sobre los últimos días de la campaña electoral. Trasmite preocupación porque, a falta casi de horas, pueda romperse el activo mayor del independentismo: la unidad. 

Toda acción política implica división y conflicto. Pero los conflictos pueden ser más o menos antagónicos o virulentos. Hasta la fecha, sus legítimas diferencias no habían amenazado la unidad de acción del independentismo. Se debatían en un clima de respeto y colaboración. 
 
En el debate de TV3 ayer, aun con sus defectos, no hubo ataques mutuos entre ERC y JxC y solo algunas discrepancias en tono moderado entre los independentistas y los Comuns o soberanistas. Cosa muy loable.
 
 Pero ayer también, la alcaldesa Colau lanzó un ataque brutal contra JxC en un mitin. Aunque ella no se percatara (o quizá porque sí lo hiciera con aviesa intención) a quien ese ataque deja en posición más desairada es a ERC por razones evidentes... evidentes para los independentistas.

El resto del artículo se mantiene. Aquí la versión castellana:
 

El cuadro final

En esta campaña electoral que entra en su último tramo, los acontecimientos han ido tan rápidos que quizá no hemos aquilatado a fondo el significado de algunos de ellos. Circunstancias extrañas y peregrinas que no se han interpretado en su todo su alcance.

Por ejemplo, las comparecencias y ruedas de prensa de los presos políticos han dejado patente esa condición de presos político y desmentido por tanto el discurso oficial del gobierno de que estos no existen y que se trata de políticos presos. Sí, políticos presos por hacer política, no por delinquir. Por eso son presos políticos y no delincuentes y el Estado tiene que reconocerlo ofreciendo su imagen junto a sus propios símbolos, la bandera y el Borbón.

Desde el punto de vista mediático, casi exclusivamente audiovisual, las imágenes y los discursos de los dirigentes independentistas encarcelados han sido la prueba evidente de que su prisión es inicua. Ha podido verlo todo el mundo y el tribunal Supremo ya no se molesta en disimular su parcialidad, su inquina hacia los acusados y su talante franquista. Pero ningún movimiento prosperará nunca si fía sus expectativas de triunfo al hecho de que el adversario sea un inmoral o reconozca la injusticia de su comportamiento.

Tarde o temprano, el PSOE aceptará un referéndum negociado, sostiene Jordi Sánchez. Desde luego. Y no solo el PSOE- También el Estado, obligado por la presión internacional. Pero el punto no es dejar constancia de algo evidente, sino cómo lo encajamos en la actividad hacia la independencia. Porque también tarde o temprano, todos calvos, como dijo J. M. Keynes en memorable ocasión. 
 
Pero eso no nos ayuda a avanzar en nuestras aspiraciones, que no pueden depender de que el PSOE o los demás partidos españoles reconozcan la inevitabilidad de poner fin a la situación colonial de Catalunya. Por sí mismos no van a hacerlo. Hay que ayudarlos. Y, para eso, nada mejor que perseverar en el objetivo ignorándolos.

La campaña ha servido para dejar claras las opciones del independentismo. Y lo que resta, aun las dejará más claras. Hay una opción de bloqueo de la política española de forma que no se investirá gobierno alguno que no reconozca expresamente el derecho de autodeterminación de los catalanes. Hay otra que no habla de bloqueo, sino que postula algún tipo de colaboración, negociar con el gobierno la salida en forma de referéndum. Esta comprende a su vez dos: quienes ponen el compromiso a una negociación con vistas al referéndum como condición "sine qua non" y quienes prefieren omitir condiciones y, dicen, "líneas rojas".

La campaña ha acusado el impacto de una presencia nueva, que nadie hubiera dado por segura hace un mes, la del Front Republicà de Poble Lliure, Som Alternativa y Pirates de Catalunya. Un impacto que solo permite especulaciones dada su novedad. La abstención cupaire pareció orientar parte del voto CUP hacia JxC por su mayor perfil independentista. 
 
El Front Republicá absorberá probablemente parte de ese voto, pero no en tan gran medida como lo hará con ERC. Esta, tiene dos vías de fuga: los votantes tradicionales que no querían votar a los herederos de los convergentes y los que se le habían añadido de la CUP. Pero tampoco debe desdeñarse el impacto en los propios Comuns, de los que absorberá una buena cantidad en función del compromiso independentista del frente.

En una situación lejanamente análoga a la Transición española, a cinco días de las elecciones tenemos tres posiciones claramente identificada: una posición de bloqueo, pero no necesariamente independentista (Front Republicà); otra independentista con algunas gotas de reformismo pactista si hay amenaza de otro gobierno aun más fascista en España (JxC); y, por último, otra reformista, partidaria de no bloquear ni de las "lineas rojas" (ERC).

En breves días tendremos el resultado de los apoyos populares a cada opción. El penúltimo debate en la televisión española ya ha demostrado que Catalunya no tiene nada que esperar de ninguno de los cuatro partidos del régimen; ni del régimen; ni de lo votantes que lo sostienen, todos ellos, en el fondo, partidarios de tratar a los catalanes como al president Puigdemont en Coripe.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
 
 

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