Desde el año 2009, en España no se concedían visados para
construcción de nuevos pisos en cifras superiores a las 100.000
viviendas. Hace diez años se autorizó la construcción de 111.000
viviendas. El pasado año, la cifra ha estado justo en los 100.700
permisos, un 24,7% por encima del ejercicio anterior.
El sector de la
construcción se está incorporando, con algo de retraso, al crecimiento
de la economía y todo parece indicar que las cifras de viviendas
construidas aumentarán en estos próximos años.
La desproporción actual entre viviendas vendidas y viviendas en
construcción es espectacular. El pasado año, las ventas de pisos se
cifraron en 515.000, un 10% de aumento sobre el año anterior. Para
atender a esa demanda solamente se construyeron en el año algo menos de
100.000 pisos.
Naturalmente, el mercado de compraventa se está
alimentando desde hace unos años del importante stock de viviendas no
ocupadas. Pero el crecimiento de la demanda ha ido en aumento y a estas
alturas los pisos de segunda mano ya no dan para satisfacer las
necesidades, que el pasado año presentaron un desequilibrio superior a
las 300.000 viviendas.
Por lo tanto, todavía no existe lo que se puede llamar “burbuja
inmobiliaria”, como sucedió en los últimos años de la pasada década,
cuando en España llegaron a construirse (cifras del año 2006) nada menos
que 865.000 viviendas, un año en el que el volumen de viviendas
construidas en España representó en torno a la mitad de lo que se
construyó ese mismo año en toda Europa.
El ritmo creciente de las ventas de pisos en los años más recientes,
superando solo el año pasado el medio millón (el nivel más bajo de pisos
vendidos en la última década fue de 312.600 en el año 2013), está por
lo tanto creando las condiciones para una auténtica burbuja de precios
de la vivienda.
El Gobierno acaba de lanzar la iniciativa de una nueva
regulación de los precios de los alquileres, pero posiblemente la medida
más adecuada habría sido la de intervenir sobre la oferta, aumentando
la base de pisos en venta, es decir, acelerando la construcción.
Los precios de los alquileres se han incrementado bastante en los
últimos dos o tres años precisamente por la falta de oferta de pisos
suficientes, mientras se iba agotando el stock de viviendas vacías,
aunque este parque de pisos sin vender resulta algo equívoco en
ocasiones, debido a la dispersión geográfica.
Es decir, sobran pisos
vacíos en zonas turísticas y hay falta de ellos en las grandes
concentraciones urbanas, que es en donde ha ido aumentando con fuerza el
precio de los alquileres en estos últimos años.
La construcción apenas ha respondido todavía a la fuerte subida de la
demanda. La noticia que acaba de ofrecer la Administración según la
cual los visados de nuevas viviendas alcanzaron el pasado año los
100.000 pisos es una saludable constatación de que la oferta empieza a
responder a la presión de la demanda y, por lo tanto, se abre una puerta
para frenar las subidas de los precios sobre todo en las zonas en donde
mayor es la demanda (grandes ciudades) y en donde se está viendo el
mayor auge de la actividad constructora.
(*) Periodista y economista
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