La declaración ante el juez Marchena y la Sala de lo Penal del pasado jueves del general de los Mossos, el otrora mítico Josep Lluís Trapero
para el independentismo y ahora mismo uno de sus juguetes rotos a
triturar, viene a confirmar que aquello fue un sainete inexportable que
nos ha salido muy caro.
El 'procés' no fue sino un puerto de arrebatacapas
donde unos pagaron y otros trincaron. Con un daño enorme para el
prestigio y la honorabilidad de España. Por eso, a medida que se conocen
más datos de la intentona, la obscenidad del golpe aparece con más
nitidez. De la fragmentación de España había y existe mucha gente
interesada; sumamente interesada. Porque con la caída de España, cae
Europa.
George Soros sabe mucho de esto. Hasta tal punto que fue investigado por la UDEF
a instancias judiciales y fiscales. ¿Cuál ha sido y es el papel del
especulador mundial en la crisis catalana? Porque sus dedazos aparecen
en numerosas esquelas del moribundo acontecer independentista. Con
dinero, naturalmente, que es de lo que más entiende el judío
húngaro-británico.
Mientras Trapero, con miedo, relataba ante Marchena y sus jueces que nunca creyó en el 'procés', resulta que la gente de Soros andaba husmeando a ver si caía la pera.
El intento de secesión catalán ha sido el mayor esfuerzo cainita por liquidar un estado-nación de la Unión Europea para que, en efecto, Europa quedara al pairo de arribistas con vitola de "nuevo orden mundial".
Mire usted por dónde un humilde mosso de Cataluña ha dejado en evidencia al magnate de las Antillas Holandesas.
Ignoro si en el desayuno secreto que mantuvieron el pasado año en Moncloa Sánchez, Soros y Borrell se hablaron de estas cuestiones… ¡O de otras!
(*) Periodista
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