Sí, cuanto antes. Antes de que estos
fascistas españoles traten de hacer realidad sus brutales propósitos.
Por "fascistas españoles", entendemos, en lo que se refiere a Cataluña,
el PP, C's, Vox, una parte substancial del PSOE y otra menor pero real
de Podemos. Añádanse sus intelectuales, desde los periodistas sicarios
en nómina de la policía, hasta los más pedantes bonzos del
"establishment" propagandístico de "El País".
Inclúyanse sus fuerzas
"del orden", piolines y "a por ellos" uniformados, sus militares
golpistas, sus curas pederastas, sus rectores plagiarios, sus
empresarios corruptos y sus jueces prevaricadores y tendremos la
amalgama reaccionaria española que, como siempre, pretende aniquilar
Catalunya.
Empezaron muy chulos hace unos años, despreciando el auge del independentismo, asegurando que era un soufflé, una algarada (según
M. Rajoy (a) "El Sobresueldos"), una cortina de humo para tapar el 3% y
que todo quedaría en nada porque Catalunya carecía de importancia en
España y, si se independizaba, se arruinaría, vagaría por los otros
mundos, como Fontenelle y perdería todos los trenes. Así que estos
linces se dedicaron a hacer lo único que saben: robar, seguros de que el
soufflé bajaría.
Como
sucedió lo contrario de lo que creían, como el independentismo creció,
se hizo mayoritario y planteó un reto democrático al Estado, dieron
rienda suelta a su fondo autoritario, franquista, represivo, metieron en
la cárcel a los líderes democráticos, los enviaron al exilio, les
confiscaron sus bienes. Se dedicaron a perseguir a la ciudadanía
catalana mientras sus lacayos en los medios sostenían que España es un
Estado de derecho y, en su mentalidad cuartelaria, supusieron que los
castigos en mazmorras, doblegarían el ansia de libertad de los
catalanes.
Pero la política carcelaria y represiva no tuvo éxito sino
que, al contrario, fracasó en mitad del ridículo más generalizado: el
gobierno cayó en una moción de censura y los jueces a sus órdenes se
revelaron como lo que son: comisarios sin escrúpulos del poder político.
Vino
entonces la izquierda en una incómoda alianza entre el PSOE y Podemos,
criticando la "judicialización pepera" y expresando su voluntad de una
solución política en lugar de penal. Su falta de freno moral todavía fue
peor que la del PP porque, si este reacciona con policías, jueces y
cárceles, los de la izquierda movilizan a sus ideólogos y, con un típico
desprecio de colono frente al colonizado, trataron de comprar el apoyo
del independentismo a sus ridículos PGE, pretendiendo que abandonaran su
lucha por los principios por un plato de pelotillas de rancho. Creían
que los independenetistas eran de su misma ralea: narcisistas endiosados
e inmorales.
Habiendo
fracasado también el intento de engaño de los seudoizquierdistas, con
los presos políticos camino de su segundo año de prisión, se reafirma el
sempiterno fascismo español, la derecha, una y trina, se constituye en
frente nacional reaccionario y arrastra a una parte de esa izquierda tan
ridícula como hipócrita. Ya no hay más excusas, disimulos, paños
calientes o remedos de Estado de derecho. Al pan, pan, al vino, vino; y,
a los catalanes, dictadura, tiranía, represión y asimilación o
aniquilación.
Visto,
por tanto, que los catalanes no nos sometemos, que seguimos exigiendo
nuestros derechos y lucharemos por ellos pacíficamente hasta donde haga
falta, el fascismo español torna a la querencia de siempre, la
dictadura. Se crece la derecha del PP, en substitución de la del PSOE,
idéntica a la de los neofalangistas de C's y los matones de Vox.
Casado
acaba de explicar negro sobre blanco cuáles son sus intenciones respecto a Catalunya que,
en síntesis consiste en seguir los pasos de su jefe espiritual Franco:
un 155 indefinido, o sea, un Estado de excepción perpetuo. Destitución
(y probable encarcelamiento) del actual govern, nombramiento de
otro compuesto de títeres e irresponsables como Arrimadas. Control
estatal directo de las prisiones, la policía, la administración, la
hacienda catalana, el sistema educativo y los medios de comunicación.
Solo faltaría que también asesinen a los independentistas y los entierren en fosas comunes en las cunetas.
¿Qué
hay que hablar y/o negociar con esta pandilla de ladrones y criminales,
condenados por los tribunales cuya pretensión es un genocidio cultural y
la aniquilación de Catalunya?
No
hay más salida que la vía unilateral y contra antes, mejor. Vámonos de
esta hierocracia de ladrones, pederastas y fascistas, incapaces de
respetar los derechos humanos más elementales.
Torra dice que no habrá
otro 155 porque no piensan rendirse. Eso es esencial. Y también lo es
que no se rinda nadie. Si hay que ir a la cárcel, se va, pero Catalunya
ha de ponerse en pie por la dignidad, la libertad y la democracia .
En algún momento de este año que empieza esta asunto acabará decidiéndose. La suerte está echada.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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