Para los
sabios de la antigüedad un ‘idiota’ es simplemente un ser
humano que busca ser él mismo. Los que viven en el
engaño lo tachan de ‘loco’ o de ‘idiota’, pero
era un ser sagrado en las civilizaciones
antiguas y lo sigue siendo hoy en día en la India
que es un museo vivo de costumbres ancestrales.
En
la cultura actual la palabra ‘idiota’ se considera un
insulto para definir a un tonto o corto de entendimiento, carente
de toda instrucción o bien para designar a un engreído sin
fundamento para ello. La idiotez, idiotismo o idiocia es,
en términos médicos, equivalente al retraso mental profundo,
una enfermedad mental que consiste en la ausencia casi total en
una persona de facultades psíquicas o intelectuales.
SUFIS
Sin
embargo, en el libro “La sabiduría de los idiotas”,
del escritor persa Idriesh Shah, los “idiotas” son los
Sufis, llamados así debido a que su sabiduría penetra a una
profundidad que la transforma en inaccesible para el conocedor
meramente académico o inteligente.
De
este modo, los cuentos-ejercicios de los Sufis son
herramientas preparadas para propósitos específicos. En este
nivel, los movimientos de los personajes que forman parte de los
cuentos retratan procesos psicológicos internos,
transformándose el relato en un plan de trabajo, en un retrato
perfecto de dichos procesos.
“La
sabiduría de los idiotas” ha recibido muchos premios,
incluyendo dos medallas de oro, una de ellas por ser “El Mejor
Libro” como parte del Año Mundial del Libro patrocinado por la
Unesco.
GURDJÍEFF
George
Ivánovich Gurdjíeff, “el hombre más extraño del siglo
XX” según el escritor Louis Pawels, tenía la costumbre
de brindar por los ‘idiotas’ en sus reuniones sociales.
El
periodista François Mauriac afirmó que Gurdjíeff había
traído de oriente un método para matar el ego, para volver a ser
uno mismo y para poseer la tierra. Y se preguntaba “¿qué
personaje inventado no palidece al lado de él? ¿qué novela
fantástica llegó jamás a la altura de su historia real?”
Gurdjíeff
sostuvo que existen tres caminos principales para llegar a
desarrollar los poderes latentes del ser humano:
el camino del Faquir, el camino del Monje
y el camino del Yogui, cada uno de los cuales requiere
que el candidato abandone el mundo para poder hallar el sendero
luminoso.
Gurdjíeff
asegura que todos los demás caminos artificiales que existen en
Occidente no conducen a nada ni llevan a ninguna parte, a no ser
porque existe un Cuarto Camino, “el camino del hombre astuto”
que ofrece la oportunidad de un desarrollo interno en los aspectos
físico, intelectual y emocional, en el mismo ambiente cotidiano
en que uno vive.
LA
CIENCIA DEL IDIOTISMO
Los
“Brindis de los Idiotas” y la “Ciencia del Idiotismo”
constituye quizá el método de enseñanza más extraño y novedoso
de Gurdjieff. En las comidas rituales que ofrecía, se
brindaba a la salud de categorías sucesivas de idiotas.
Gurdjieff
introdujo sus Brindis a los idiotas en 1.922 y desde 1.940 puso cada
vez más énfasis en ellos. Si bien no despojó al término de su
sentido peyorativo, lo revistió con el significado de individualidad
(de la raíz griega ‘idio’: “personal, singular, propio”).
DIÓGENES
Quizás
el primer ‘idiota’ famoso de la historia fue Diógenes de
Sínope, un filósofo griego perteneciente a la escuela cínica.
Este “Sócrates delirante”, como lo llamaba Platón,
caminaba descalzo durante todas las estaciones del año, dormía
en los pórticos de los templos, envuelto únicamente en su manto, y
tenía por vivienda una tinaja.
Apareció
en pleno día por las calles de Atenas, con un
candil de aceite en la mano, diciendo: “Busco un hombre,
busco un hombre honrado que ni con el candil encendido puedo
encontrarlo”. La gente lo seguía y él continuaba
vociferando lo mismo, sin encontrarlo aún a plena luz del día y con
el candil encendido.
Diógenes
iba apartando a los hombres que se cruzaban en su camino diciendo que
solo tropezaba con escombros, ya que pretendía
encontrar al menos un hombre honesto sobre la faz de la tierra.
Sin embargo, Diógenes, jamás encontró a ese hombre auténtico
cuyo concepto de la riqueza estuviera muy por encima del
dinero.
(*) Periodista
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