MURCIA.- La Iglesia de Cartagena ha celebrado hoy la fiesta de
su patrón, San Fulgencio, con una celebración solemne en la Catedral. A
las 11:00 horas se iniciaba la procesión claustral con la urna que
contiene las reliquias de San Fulgencio, portada por los diáconos. El
Obispo de Cartagena, Mons. José Manuel Lorca Planes, acompañado por el
Obispo de Gurué (Mozambique), Mons. Francisco Lerma; el vicario general y
un numeroso grupo de sacerdotes, completaban la procesión con la que se
daba inicio a la celebración de la Eucaristía, por el rito
hispano-mozárabe.
En su homilía, Mons. Lorca
Planes ha invitado a los presentes a abrir los ojos para conocer cómo
este santo “respondió generosamente al amor de Cristo”. Asimismo, ha
destacado del patrón de la Diócesis que fue “defensor de la fe y fiel a
la voluntad de Dios”, a la vez que instaba a los presentes a
“evangelizar, para que todo el mundo conozca al Padre”.
El Obispo no ha
querido olvidar, en este día de fiesta, a todas las realidades de la
Iglesia de Cartagena, en especial a “los que trabajan como voluntarios
para ayudar a los hermanos más pobres y necesitados; a los que gastan su
vida en los servicios de la caridad, con los transeúntes y los sin
techo, con los niños y jóvenes con menos recursos de futuro”.
De igual
modo ha recordado la labor que hacen aquellos que están junto a los
enfermos. Ha tenido también unas palabras para aquellos que colaboran en
las parroquias y los que viven la fe en movimientos, asociaciones y
cofradías; así como para las familias y las vocaciones a la vida
sacerdotal y religiosa.
“Os ruego una oración especial a nuestro santo
patrón por las vocaciones religiosas, que los chicos y chicas descubran a
Cristo que les llama y siga dando fuerza para servir a los religiosos y
religiosas”.
La fiesta de San Fulgencio se ha
seguido celebrando, tras la celebración de la Eucaristía, en el patio
del Palacio Episcopal, donde se ha servido el tradicional boniato dulce y
mistela, un postre con el que antiguamente se celebraba esta onomástica
en el seminario que lleva su nombre.
El Obispo que regresó mil años después a su Diócesis
Al
principio de la era visigótica gobernaba en Cartagena el Duque
Severiano, que recibió de su madre la fe católica. Severiano se casó en
Cartagena con Teodora y tuvieron por hijos a San Leandro, San Fulgencio,
Santa Florentina y San Isidoro.
San Fulgencio (546-621) fue un
admirable erudito que destacó por su bondad de carácter, claridad de
palabra y virtud. Ocupó dos veces la silla episcopal de Cartagena y una
la de Écija.
En 1594, a instancias del Obispo Don
Sancho Dávila y con el beneplácito del rey Felipe II, llegaron a la
ciudad de Murcia parte de las reliquias de San Fulgencio y de Santa
Florentina, provenientes de Berzocana, en Cácere,s donde reposaban sus
cuerpos. Recibidas en solemne procesión desde la Villa de Espinardo, en
la que habían permanecido algunos días, fueron depositadas en el altar
mayor de la Catedral para su veneración.
Los
huesos del que desde entonces es patrono de la Diócesis se han
custodiado en diversas urnas, siendo la más suntuaria de todas ellas la
que en el siglo XVIII costeó el racionero de la catedral Julián Marín y
Lamas y ejecutó el platero Rafael Proens.
El incendio de 1854 afectó
casi en su totalidad al altar mayor, fundiéndose el arca-relicario. A
iniciativa del Obispo Mons. Mariano Barrio y del Cabildo Catedralicio, y
recurriendo a la mediación de Antonio María Claret, confesor de la
Reina Isabel II, se encargó a Víctor Pérez, platero de la corte, la
actual urna para colocar los huesos de San Fulgencio rescatados tras el
incendio.
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