El titular de El Confidencial
que normalmente informa bastante y bastante bien sobre Catalunya, tiene
un curioso sesgo interpretativo. El uso del verbo "vetar" es un disparo
demasiado alto. Los 17 diputados indepes entre 350 no indepes no pueden
vetar absolutamente nada. Ni siquiera la idea de que los condenen a
galeras. Ellos mismos no hablan de vetar, sino de no aprobar, no votar a
favor; que eso sí pueden hacerlo o, mejor dicho, no hacerlo.
Ya,
pero es que, sin el voto a favor de los indepes, los PGE no salen.
Luego tienen un poder de veto de hecho, político, por cuestión de
mayorías. Y, en efecto, al gobierno llevó a Sánchez una mayoría en una
moción de censura a Rajoy. Como fue moción contra Rajoy, conseguida su
destitución, los firmantes del acuerdo quedaban libres para seguir sus
políticas.
Respecto a Catalunya, la del gobierno se limitó a acercar los
presos a su tierra y cruzarse de brazos, hablando de diálogo y dejando
que la crisis se agudice con la apertura de esa farsa judicial en que el
Estado pretende enjuiciar "delitos" políticos, disfrazados de tipos
penales fabulados.
Es
lógico que, en seguimiento de su propia política, el independentismo
convierta la liberación de los presos políticos en condición inexcusable
para aprobar los PGE. Los intentos de Podemos de mercadear un apoyo
indepe a estos a cambio de unas oportunas medidas sociales fracasaron
nada más empezar. Con los principios no se mercadea.
Así que, en efecto,
los indepes están en situación de vetar los PGE lo que puede tener
distintos desenlaces. Pero está claro que aquella mayoría de la moción
de censura podía repetirse si el gobierno liberara a los presos/as
políticas. El gobierno asegura no poder hacerlo por ser asunto sub júdice. Y se cierra el diálogo. Llevado el problema a las vías judiciales, no tiene solución.
Sin
presupuestos, es posible que el gobierno opte por elecciones
anticipadas que, a la vista de los resultados en las andaluzas, estarán
pidiéndole y hasta exigiéndole las derechas en rondalla. El muy augurado
ascenso de la derecha, con o sin V0x, le aconseja demorar la decisión
al máximo. Su medio socio, Podemos, no está en condiciones de afrontar
un proceso electoral. Aunque eso, probablemente, redunde en beneficio
electoral del PSOE, quizá no lo bastante para impedir el asalto del
frente nacional español a las instituciones de 1978, bajo las cuales ha
crecido.
Y
eso lleva a una situación de confrontación completa. Convendría que los
estrategas del neofranquismo lo sepan: no bastará con encarcelar a los
"jefes" independentistas, como dice el periódico. Tendrán que encarcelar
cientos de indepes, cerrar periódicos, clausurar redes, prohibir
partidos y asociaciones políticas, colores, banderas, himnos, símbolos, o
sea, establecer la dictadura en Catalunya, que se ejerce en nombre de
la mayoría. Es la tiranía de la mayoría en su faceta más agresiva y,
quizá, militar.
Y eso no puede hacerse hoy en Europa, por mucho que la izquierda española, toda, mire hacia otro lado.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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