El avance de la violencia separatista en Cataluña a manos de los CDR y
sin presencia de las Fuerzas de Seguridad y los llamamientos del
Presidente Torra de la Generalitat a la insurrección ‘con todas las
consecuencias’ y al estilo de Eslovenia son hechos constitutivos de dos
delitos que figuran en el Código Penal como la ‘cooperación necesaria,
por omisión, en desórdenes públicos’ y la ‘provocación para la
rebelión’.
Delitos por los que tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado
deben presentar de manera inmediata una querella criminal contra Quim
Torra ante el Tribunal Supremo. Lo que a su vez obliga al Ejecutivo de
Pedro Sánchez a aplicar, sin demora en Cataluña, el artículo 155 de la
Constitución.
Cualquier otra medida paliativa como que el ministerio de Interior
asuma las competencias Seguridad en Cataluña y el control de los Mossos o
-como se dice en la carta del ministro Marlaska a su homólogo catalán- o
que las Fuerzas de Seguridad del Estado intervengan en Cataluña será
insuficiente. Porque parece que Torra está provocando la rebelión y
pretende ponerse al frente de una movilización violenta y popular.
Por ello sorprende que, a estas alturas y vista la inhibición de los
Mossos por orden de Torra frente a la violencia de los CDR y del
llamamiento del President a seguir la ‘vía eslovena’, el Gobierno de
Sánchez se haya limitado a enviar cartas de advertencia a Torra y a su
consejero de Interior, que no haya actuado ante los tribunales (Vox
acaba de presentar querella criminal contra Torra en el Supremo) y se
limite a decir que ‘la Abogacía del Estado está estudiando la
situación’.
El abandono por el Presidente Torra del orden público en Cataluña,
dejado en las manos de los violentos CDR y su llamamiento a la
insurrección ‘con todas las consecuencias’ desde la presidencia de la
Generalitat, son hechos gravísimos y constitutivos de delito que no
merecen sesudos análisis de esa Abogacía del Estado. La que el
Presidente Sánchez descabezó días atrás, para favorecer a los golpistas
encausados en el Tribunal Supremo rebajando las penas de su escrito de
acusación.
De manera que vamos a ver qué hace Sánchez en las próximos horas y
días y qué ocurre en Barcelona con motivo de la celebración el próximo
día 21 en la capital catalana de un Consejo de Ministros. El que la
alcaldesa Colau (otra que baila con el golpismo) ha pedido que se
suspenda tras calificarlo de ‘provocación’. O sea que, según Colau, el
Gobierno de España no puede reunirse en Cataluña.
La política temeraria de Sánchez, Iceta, Iglesias y Colau de diálogo,
pactos y concesiones con y a los partidos golpistas catalanes anuncia
un descalabro electoral del PSOE y Podemos en España -hay máxima
preocupación entre los barones del PSOE de Extremadura, Aragón y La
Mancha, entre otros- como ocurrió días atrás en Andalucía, por la
connivencia de Sánchez con el golpismo catalán.
Y otro tanto le puede ocurrir a Podemos y a sus alcaldesas de
Barcelona y Madrid, Colau y Carmena, porque Iglesias niega el Estado de
Derecho y la Democracia en España y apoya a los golpistas afirmando que
aquí hay presos y exiliados políticos, lo que es falso y lo que sí
ocurre en Venezuela.
De ahí que el Presidente Sánchez empiece a rectificar a remolque de
estos últimos y graves acontecimientos en Cataluña, a los que sin duda
llega tarde y todavía falta por ver cómo los va a gestionar. La
Oposición de PP y C's le exigen la vía del artículo 155 pero Sánchez por
ahora duda y se resiste al 155 y se volverá a equivocar.
(*) Periodista
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