martes, 27 de noviembre de 2018

El triunfo del mal / Ramón Cotarelo *

Maravilla escuchar a Aznar invocando la "compasión".

Está claro: si el político preso Zaplana tiene leucemia y los médicos temen por su salud en la cárcel debe salir sin más dilación. Por supuesto, siempre que se trate de médicos profesionales y no de alguno que hayan comprado estos sinvergüenzas. 

No es justo ni moral mantener en prisión a un enfermo terminal. Sin duda.

Vayamos ahora a la maravilla del hecho de que quien invoca la compasión sea quien jamás mostró ninguna. No solo no la mostró en todo su tratamiento del terrorismo vasco sino tampoco en otros acontecimientos ricos en víctimas y que le son directa o indirectamente achacables. Cientos de miles en una guerra criminal en el Irak que él contribuyó a desencadenar. 
 
Cerca de doscientos muertos y más de dos mil heridos en los atentados de Atocha, frente a los cuales su única reacción fue tratar de endosar la autoría a ETA para eximirse de responsabilidad. ¿Compasión? Nunca, jamás. Este personaje malévolo, encizañador, autoritario y falso no ha mostrado jamás una pizca de compasión por nadie o por nada.

Pero la pide. Y que la pida un ejemplo tan acabado de lo contrario de aquello que pide no resta un adarme de validez a la petición. La compasión es obligatoria cuando es justa; y lo es o no lo es por sí misma, no por las cualidades o falta de cualidades de quien la pide.

El bien es obligado, aunque sea inconveniente y por eso pierde siempre. Este hombre que hoy pide "compasión" (quiere decir "clemencia") mañana volverá a mostrar que carece de ella para dar a los demás. Como ha hecho siempre y como seguirá haciendo. 

El bien es obligatorio; el mal, inevitable. 

 
En marzo de 2016, el gobierno de ladrones y corruptos encabezado por M. Rajoy (a) Sobresueldos, decidió que no se sometería al control parlamentario porque, al encontrarse  en funciones, la cámara no le había otorgado su confianza y no estaba obligado a rendir cuentas. 
 
La responsabilidad de esta matonería interpretativa correspondía a la entonces vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, una roma franquista convencida de ser una jurista más fina que Kelsen. 

Recurrido este golpe de mano dictatorial por toda la oposición ante el Tribunal Constitucional, este órgano falla dos años y medio más tarde que el gobierno de entonces vulneró la ley.

¿Hace falta un TC y dos años y medio de deliberaciones para saber que aquella decisión era un atropello para gobernar tiránicamente? ¿No era obvio en el primer instante? El gobierno estuvo, por tanto, diez meses actuando ilegalmente, gracias a un TC complaciente que siguió dando muestras de su servilismo a los deseos de los gobernantes.

¿Y qué sucede con las decisiones tomadas en esos diez meses? ¿No son nulas? ¿No son decisiones ilegales?  ¿No hay gente perjudicada? El país entero, ¿no fue perjudicado? Con este criterio, tres ministros del PP plantaron al Parlamento e incomparecieron. Fueron Morenés (defensa), Pastor (Fomento) y Fernández (Interior), los tres con escandalazos de mala o presuntamente delictiva gestión. El de Interior por un presunto delito de organizar una policía política que ahora se demuestra (Villarejo mediante) que fue cierta.

¿Qué pasa con la justicia? ¿Qué sanción tienen los responsables? ¿Ninguna? En cualquier otro país o actividad, estos individuos, el de los sobresueldos, la ratita presumida y la colección de bergantes que formaban aquel gobierno, estarían en la cárcel.

Aquí, Pedro Sánchez, Gebrel Tarik II, nombra a la responsable de aquel atropello miembro del Consejo de Estado, con despacho y un sueldazo que tenemos que pagar todos. Por cierto, este Consejo está para asesorar al gobierno. 
 
En realidad no sirve de nada más que de retiro de lujo de un manojo de inútiles, pero, ¿en qué puede asesorar esta franquista que odia el Estado de derecho sobre el cual asesora? Y ¿qué hace la oposición que en su día presentó el recurso al TC cuando se le da la razón? ¿Nada?  Un indeseable como el Sobresueldos puede gobernar diez meses ilegalmente, ¿y no pasa nada? ¿No hay consecuencias?

Todas estas preguntas se responden negativamente. No, no va a pasar nada. Ninguno de estos va a pagar por sus fechorías. Es más, han sido todos recompensados con medallas y canonjías como la del Consejo de Estado. Y lo han sido por los que han venido después, que son iguales a ellos, esperan hacer las mismas fechorías (ya están haciéndolas) y aspiran a que los que vengan después también los premien, como ellos premian a los ladrones salientes.

¿Ven como en España no hay ninguna diferencia entre el Estado y el gobierno de turno? Es el Estado español el que es corrupto y fallido. Y los gobiernos, sean del PP o del PSOE están para que sus paniaguados chupen del latrocinio general, para encubrir los delitos de los otros y para atizar leña a los catalanes que todavía no sé cómo no nos hemos levantado ya en masa contra esta tiranía española insoportable de ladrones e imbéciles. 
 
Y no haya cuidado, Podemos y C's son iguales y, si pudieran, harían lo mismo. España está ahí para que estas bandas organizadas de delincuentes la esquilmen mientras el pueblo los vota con el servilismo tradicional de la raza.
Este es un ejemplo más de la "Marca España", ese invento de la banda para seguir robando. Porque nada hay más "marca España" que el hecho de que sea necesario crear este órgano para mentir sobre el país, ya que la propia España es incapaz de hacer nada digno de encomio. La "marca Alemania", la "marca Francia", la "marca Reino Unido" la llevan mundo adelante sus productos y sus políticos, empresarios, estudiosos; cosas y personas dignas. 
 
En España hay que montar otra carísima mentira institucional para tratar de engañar a la gente a costa del contribuyente español y dársela a dirigir a un inepto, un franquista redomado, un típico monárquico, incompetente y catalanófobo que ha hecho mangas capirotes con los dineros públicos y privados, Carlos Espinosa de los Monteros. 
 
La gestión de este individuo, retoño de la oligarquía nacional-católica española, se resume en dos puntos: atacar a Catalunya cuanto ha podido y hacer el ridículo con la presencia de España en el exterior. Y lo ha hecho tan a fondo en su incompetencia que los empresarios han tenido que contratar por su cuenta otra campaña exterior de medio millón de € para combatir el descrédito de España que este individuo no ha conseguido parar.

En un post posterior hablaremos de la gloriosa ejecutoria de este mismo personaje al que dejan bien colocado como presidente de la Mutua Fraternidad-Muprespa. Otro chiringuito de amiguismo, nepotismo, enchufismo y corrupción, en donde colocar con dinero público a una partida de compadres y comadres, todos ellos del PP o del PSOE o aledaños, con sueldos estratosféricos y pensiones millonarias a cambio de no hacer nada y contribuir a que siga esta función de saqueo del erario. 

 
Dos mundos.

No es la inconmesurable victoria que ha obtenido España sobre la pérfida Albión, venganza de la Invencible y aniquilación del Tratado de Utrecht, por la cual, aunque la Union Jack ondee en el Peñón, el bacalao lo cortarán los españoles. No lo es. Por esta razón no aparece en los medios españoles, volcados todos en loar la hazaña diplomática hispana, prueba de que el país es alguien en la unión Europea. 
 
Para el nacionalismo español, la de Torra en Lledoners es una noticia menor, autonómica, sin trascendencia nacional como la tienen, en cambio, las elecciones andaluzas, en donde se juega el destino de España, según Iglesias. España, Andalucía, el destino. Y El amor brujo de Falla. "¡Soy la voz de tu destino! ¡Soy el fuego en que te abrasas!".

La batalla diplomática ha sido otro "¡Gibraltar español!" de rancia prosapia.

En Andalucía se juega la suerte de los distintos partidos en los próximos cuatro años; no el destino de Andalucía. Y menos el de España.

El destino de España se juega en Catalunya, en una situación de coexistencia de dos poderes de hecho, muy asimétricos. El Estado y la Generalitat. Ambos con proyectos políticos diferentes y antagónicos. Y con grados de precisión muy distintos. El del Estado es confuso, indefinido, consiste en una defensa del statu quo con escasa convicción. 
 
Lo defiende, sí, pero cree imprescindible reformarlo. Es más, ofrece una oscura reforma a cambio de su conservación. El de la Generalitat es claro, está definido y forma parte de un propósito final también claramente expuesto: la independencia.

¿No tiene importancia que el presidente de una Comunidad Autónoma, que es el Estado en ella, vaya a visitar y a celebrar reuniones de trabajo con los presos políticos de ese Estado? Es una parte del Estado, un "fragmento de Estado", que diría Jellinek, opuesto al mismo Estado. Es un poder republicano enfrentado de hecho a un Estado monárquico. 

Son dos poderes. Son dos mundos. El periódico titula presos políticos, locución prohibida en los medios españoles pues designa una realidad que el Estado no acepta, la existencia de presos políticos. Para él son "políticos presos" y por eso mismo debiera encontrar más reprobable que el presidente de la Generalitat acudiera a trabajar oficialmente con unos presos ordinarios. 

Ni el Estado, ni el gobierno, ni los partidos pueden impedir que el presidente de la Generalitat acuda a conferenciar con los dirigentes independentistas encarcelados. Y ya quisieran, porque así se coordina la estrategia independentista, ya que el MHP Torra es el puente de unión entre los presos/as y el Consell per a la República. 

Es en Catalunya en donde España se juega su futuro. No en Andalucía.
 
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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