viernes, 30 de noviembre de 2018

O Presos o Pasta: El dilema de un Quim Torra “escondido” / José Oneto *

Después de cinco días de protestas en las calles y ante el Parlament contra los recortes del Gobierno de la Generalitat en la Sanidad, la Educación, la función pública y el funcionaríado, el presidente Quim Torra, que permanece escondido y sin dar la cara porque, probablemente, no tiene nada que decir o lo que tiene que decir va en contra de lo que viene diciendo (“aquí y ahora lo que realmente importa es la independencia “), se enfrenta con la única salida que tiene: o Presos o Pasta.

Con un Parlamento que no ha aprobado ninguna Ley, sin poder tener unos Presupuestos de la Generalitat porque no tiene los votos suficientes, con un limite de déficit impuesto por el Ministerio de Hacienda como a otras Autonomías y en plena bancarrota ha llegado el otoño caliente que él mismo viene anunciando desde hace meses. 

Pero no por la independencia ni a favor de los políticos presos, sino por los recortes que se vienen arrastrando desde el reinado de Artur Mas desde 2011 y que están desembocando en una auténtica revuelta social en la que participan desde hace cinco días hasta colectivos que, como los bomberos, han venido apoyando al Procés pero que reclaman, después de años, mejores sueldos y mejores equipos, necesitados de renovación.

La primera reacción de estas movilizaciones ha venido de uno de los hombres de más confianza del ex presidente Puigdemont, el diputado por JuntsXCatalunya, Eduard Pujol, que ha acusado a los profesionales de la sanidad, que están al limite de personal y que piden más recursos para mejorar la atención a los pacientes y las listas de espera, de “distraerse con cuestiones que no son las esenciales”, como esas listas de espera. 

“Que si 85 días de espera, que si tendrían que ser 82…Nos estamos peleando por las migajas. Tenemos que ir a la solución real del problema”. Una solución que pasa por la independencia , porque “Cataluña decida su futuro para huir del estrangulamiento a la que la tiene sometida el Estado”.

Este diagnóstico, desgraciadamente, no solo es el de Eduard Pujol, sino que lo comparte Torra y parte de su Govern, desbordados todos por los acontecimientos, sin un plan de actuación y obsesionados por el “proceso”, el político y el judicial. 

A estas alturas, ya todos parecen convencidos de que el tal Torras no sirve para gobernar, ni está preparado para estar al frente de la Generalitat, dirigida a distancia por Puigdemont desde la Casa de la Republica de Waterloo para la que ha iniciado todo un montaje (en el que se incluyen todo tipo de presiones a la burguesía catalana para que puedan ver, al fin , la Arcadia feliz) para conseguir como sea.

El Gobierno central en una situación desesperada porque no puede aprobar los Presupuestos para 2019 , porque no cuenta con los votos de los independentistas (Esquerra y PDeCat) ha iniciado un nuevo acercamiento hacia Torra para que aparque la reivindicación de los políticos presos y vote esos Presupuestos (el PSC aprobaría los Presupuestos de la Generalitat boicoteados por la CUP) que incluyen entre otras mejoras más de dos mil millones para Cataluña con los que se haria frente a muchas de las reivindicaciones. Una cifra que puede remediar bastante la situación crítica de la economía de la Generalitat, incluida por las agencias de calificación de Bono Basura.

La propia vicepresidenta del Gobierno y hasta el dirigente de Podemos Pablo Iglesias han insinuado que sería bueno para Cataluña y la difícil situación social por la que atraviesa que reconsideren su apoyo a los Presupuestos sociales que en estos momentos no cuenta con los apoyos suficientes.

Desde los partidos de la oposición, que han salido en tromba a pedir a Torra que dé la cara y salga de su escondite (la verdad es que está paralizado y no sabe qué hacer ni decir), se transmite la idea que ese “conficto social” que iniciaron los médicos el lunes puede seguir y que va a ser difícil ponerle fin porque ni hay dinero, ni hay presupuesto, ni hay políticos capaces de enfrentarse con el problema . 

“Se ha roto un mito: el que el culpable de los recortes es el Gobierno central, algo que ya se reconoce que no responde a la realidad y que por eso las protestas no se han producido frente a la Delegación del Gobierno, sino abre el Parlamento, un Parlamento paralizado desde hace meses”, intentando mantener la ficción de que el verdadero Presidente de la Generalitat es Puigdemont y que el que hay ahora es simplemente su Delegado.


(*) Periodista y economista


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