martes, 2 de octubre de 2018

Advierte W. Sinn: “la tormenta se avecina” / Fernando G. Urbaneja *

Además del problema catalán que concita toda la atención del día hay otros focos que merecerían más atención por sus consecuencias más o menos inmediatas para el bienestar de los ciudadanos. ¡Es la economía, estúpidos!, tras cinco años de recuperación (2013-18) y sin haber recuperado lo perdido durante los seis años de Gran Recesión (2007-12) se perciben riesgos de recaída, especialmente para las economías más débiles, la española entre ellas. El gobierno reitera que no hay problemas, que no hay signos de estancamiento, que los agoreros se equivocan… pero no convence, más bien reedita la estrategia de Zapatero del año 2007.

El profesor Hans-Werner Sinn es uno de esos economistas alemanes de cejas altas que cree en la ortodoxia monetaria y el equilibrio del Presupuesto, enseña en Múnich y ex miembro del consejo asesor del ministerio de Finanzas alemán. Sus artículos crean opinión y levantan  polémica. Se última nota publicada en los medios esta semana advierte que en los EEUU resucita el modelo económico de Reagan (mucho déficit, bajadas de impuestos, subida de tipos, moneda fuerte… y efectos colaterales peligrosos en otros países endeudados en dólares) y que aquello acabó mal, especialmente para economías endeudadas y débiles, es decir las del sur de Europa que tanto han inquietado siempre al doctor Sinn. Por eso concluye su artículo con una frase llamativa: “es el aroma de una tormenta que se avecina”. Puede equivocarse, no sería la primera vez, pero sus argumentos son sólidos.

Al mismo tiempo la gerente del FMI en su informe anual de otoño advierte que el mondo mundial de la deuda está en el punto más alto, más que a comienzos de la crisis. Y fue la deuda el detonante de la Gran Recesión, la deuda más que las crisis financieras, las burbujas y la exuberancia bancaria, incluido Lehman, que fueron más consecuencias que causas. La deuda es un problema por su magnitud y porque las palancas monetarias para hacer frente a una recesión están agotadas. Ni los tipos pueden bajar ni parece razonable que los balances de los bancos centrales (la máquina de hacer dinero) pueden seguir imprimiendo y engordando.

La tercera estampa de estos días se llama Italia y su gobierno extremista, populista y antieuropeo. El Presupuesto que prepara y que debe encajar en la zona euro supone hoy una amenaza a la estabilidad europea y al futuro de la moneda. El Eurogrupo ha debatido estos días el problema, aunque no estaba en la agenda de la reunión, y advierte a los italianos para que no se extravíen. No lo dicen pero apuntan que Grecia pasó por ese trance hace años con las consecuencias conocidas.

Pero Italia no es Grecia; ni puede recibir el mismo trato ni la Unión Europea es capaz de rescatar y reconducir esa economía si deciden ir a su aire. En ese caso la prima de riesgo se disparará, la desconfianza aflorará y los italianos tendrán que pagar más por su deuda, que es mucha y crece. Algo que no puede ser ajeno a los españoles porque el riesgo de contagio (otra vez los cerdos del sur, incluso Francia cuyos número no son buenos) es alto y una subida de tipos coloca el presupuesto ante un semáforo en rojo que arruina la agenda social-electoral del gobierno.

Si Zapatero perdió un bienio crítico (2006-08) negando la crisis, el actual gobierno puede repetir el error con una apreciación  errónea de los riesgos actuales. La ministra de Economía conoce el paño; probablemente ninguno de sus compañeros y compañeras de gabinete (con el Presidente a la cabeza) sean conscientes. Alguien debía colocarles ante el espejo de la realidad porque el invierno puede ser largo y el doctor Sinn acierta en su intuición de tormenta. Señales las hay de sobra.


(*) Periodista y politólogo


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