El rapero Valtònyc tampoco. La justicia española ha vuelto a quedar desautorizada por la justicia europea, en este caso el tribunal de primera instancia de Gante, en Bélgica, que ha denegado la extradición del rapero mallorquín por enaltecimiento del terrorismo,
como pedía la Audiencia Nacional. El tribunal español le había
condenado a tres años y medio de prisión por el citado delito y el de
amenazas e injurias a la Corona.
La decisión de la justicia belga supone
un nuevo rapapolvo a la justicia española, que cuenta por derrotas
todos los casos en que alguna instancia judicial de algún país europeo
se ha tenido que pronunciar en un asunto relacionado con el
independentismo catalán o, como ahora, sobre la libertad de expresión.
El caso Valtònyc tiene una especial relevancia y es singularmente amargo
para la justicia española, ya que el rapero se situó desde el primer
momento en que abandonó España bajo el paraguas del independentismo
catalán, compartiendo abogados y apareciendo en más de un acto de los
miembros del Govern exiliados en Bélgica.
Por más que haya molestado en Madrid y en sus ambientes políticos y
mediáticos, la decisión tampoco ha sido una gran sorpresa. Ya lo avanzó
el juez de Gante en la vista preliminar celebrada a principios de
septiembre. Como tampoco ha sido una sorpresa la reacción furibunda de
políticos del PP y de Ciudadanos.
Como Xavier García Albiol, que ha manifestado que Bélgica "se ha convertido en un problema para la UE", o Esteban González Pons,
que la ha definido como "un santuario para los huidos de la justicia
española". Los políticos conservadores hablaban también del país
comunitario como un refugio de delincuentes y poco serio. Nada nuevo,
pero muy significativo de hasta qué punto ha escocido la decisión.
Lo cierto es que, a medida que van cayendo pronunciamientos de la
justicia europea sobre casos relacionados con la justicia española, se
hace más evidente que la puya más descarnada que pueden lanzar los
exiliados políticos por uno u otro motivo desde algún país europeo no es
simplemente una frase.
"No hemos huido de la justicia, sino que hemos ido a buscar justicia",
la frase, que han ido repitiendo uno tras otro todos los que han tenido
que acudir a la justicia de algún país europeo, debería hacer
reflexionar a la justicia española. Como también a los que avalan
acríticamente todo lo que se ha hecho en el caso catalán y en relación
con la libertad de expresión en los últimos meses.
Una reflexión necesaria cuando The New York Times necesita
solo unos minutos para que su corresponsal en Bruselas informe de que la
extradición de Valtònyc ha sido denegada y que el diario explique a sus
lectores que es un caso más en los ataques a la libertad de expresión
que hay en España contra "titiriteros que hacen sátira política,
blogueros que bromean sobre el asesinato de miembros del régimen
autoritario...".
Para concluir que "el conflicto político ha desafiado
los límites de la libertad de expresión".
La justicia española podrá
mirar hacia otro lado, pero no hace ningún bien ante una imagen que se
está internacionalizando y que queda lejos de los más elementales
cánones democráticos.
(*) Periodista y ex director de La Vanguardia
No hay comentarios:
Publicar un comentario