Pocos
místicos modernos me han inspirado tanto como el francés Charles de
Foucauld, nacido en Estrasburgo en 1.858 y martirizado en Tamanrraset
(Argelia francesa) en 1.916 a la edad de 58 años. La película
francesa “La llamada del silencio” retrató su vida
en 1.936.
La situación de los esclavos en África golpea el corazón de
Foucauld y su reacción es de indignación: “Es de una
inmoralidad vergonzosa ver jóvenes robados hace cuatro o cinco años
a sus familias en Sudán, ser mantenidos a la fuerza aquí
por sus dueños y por la autoridad francesa, cómplice de esos
raptos. Ninguna razón económica ni política puede permitir la
existencia de tal inmoralidad e injusticia”.
«Esto no está permitido, ay de ustedes, hipócritas, que
escriben en los sellos y en todos los lugares: "Libertad,
igualdad, fraternidad", "Derechos del Hombre", y
que luego clavan el hierro del esclavo; que condenan a las galeras a
quienes falsifican los billetes de banco y permiten luego robar
los niños a sus padres y venderlos públicamente; que castigan
el robo de un pollo y permiten el robo de un hombre» (de
hecho, casi todos los esclavos de esta región son niños nacidos
libres arrancados con violencia, por sorpresa, de sus padres).
“Todos los seres humanos son hijos de Dios -dijo-
que los ama infinitamente; es entonces imposible querer amar a Dios
sin amar a los seres humanos; cuanto más se ama a Dios, más se
ama a los hombres. El amor de Dios, el amor por los seres
humanos, es toda mi vida, será toda mi vida, así lo espero.”
DESIERTO MÍSTICO
Como oficial del ejército francés en el norte de África,
desarrolló por primera vez sus fuertes sentimientos sobre el
desierto y la soledad, y al final vivió una vida eremítica como los
primeros padres del desierto. Alcanzó su iluminación espiritual
en los terribles parajes yermos, desolados y calcinados por
el Sol en el desierto del Sahara.
En 1.886 se volvió una persona espiritualmente muy inquieta que
reiteraba la oración: “Dios mío, si existes, haz que yo te
conozca.” Entre 1.897 y 1.900 vivió en Tierra Santa, donde
su búsqueda de un ideal de pobreza, de sacrificio y de penitencia
radical, lo condujo cada vez más a llevar una vida eremítica.
La experiencia en Marruecos fue una revelación para Foucauld.
Recordando ese tiempo, afirmaría en 1.901: “El Islam
produjo un cambio profundo en mí. La visión de esa fe,
de esas almas viviendo en la continua presencia de Dios,
me hizo entrever unas cosas más grandes y más verdaderas que las
ocupaciones mundanas.”
Foucauld escribió en una carta a su prima: “Nuestro propio
aniquilamiento es el medio más poderoso que tenemos para unirnos a
Jesús y hacer bien a las almas. San Juan de la Cruz lo repite casi
en cada línea.”
Primero se instaló en Beni Abbès, cerca de la frontera marroquí,
construyendo una pequeña ermita para la adoración y la
hospitalidad, a la que pronto se refirió como “La Fraternidad”.
Así describió a un amigo su estado de ánimo: “Vivo
del trabajo de mis manos, desconocido de todos, pobre, y disfrutando
profundamente de la oscuridad, del silencio, de la pobreza, de la
imitación de Jesús.”
CON LOS TUAREGS
Luego se trasladó para estar con el pueblo Tuareg, en Tamanrraset,
en el sur de Argelia. Esta región es la parte central del Sahara,
con las montañas de Ahaggar inmediatamente al oeste.
Foucauld utilizó el punto más alto de la región, el Assekrem, como
lugar de retiro, y desarrolló un estilo de ministerio basado en
el ejemplo y no en el discurso.
Viviendo cerca de los tuaregs y compartiendo su vida y sus
dificultades, hizo un estudio de diez años de su lengua y
tradiciones culturales. Aprendió la lengua tuareg y trabajó en un
diccionario y gramática.
El 1 de diciembre de 1.916, Foucauld fue asesinado por una banda
de forajidos en la puerta de su ermita en el Sahara argelino.
Tenían la intención de secuestrar a Foucauld, pero cuando la banda
fue perturbada por dos guardias, un bandido asustado de quince años
de edad le disparó en la cabeza, matándolo en el acto.
Las autoridades francesas continuaron durante años buscando a los
bandidos implicados, y uno de ellos fue capturado y ejecutado. En
1.950, el gobierno colonial argelino emitió un sello postal con su
imagen. El gobierno francés hizo lo mismo en 1.959.
SU LEGADO
Foucauld formuló la idea de fundar un nuevo instituto religioso,
bajo el nombre de los
Pequeños Hermanos de Jesús, y ayudó a organizar una cofradía
en Francia para apoyar su idea. Esta organización, la Asociación de
los Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, estaba
formada por 48 miembros laicos y ordenados en el momento de su
muerte.
Su ejemplo inspiró a diez congregaciones religiosas y a nueve
asociaciones de vida espiritual. Aunque originalmente de origen
francés, estos grupos se han expandido para incluir muchas culturas
y sus idiomas en todos los continentes.
En 2.013, inspirada en parte por la vida de Foucauld, se estableció
en Perth, Australia, una comunidad de hermanos consagrados o
monacelli (pequeños monjes), llamados Pequeños Hermanos
Eucarísticos de la Divina Voluntad.
(*) Periodista
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