La filtración de una grabación en la que la amiga del rey Juan Carlos
Corinna Zu Sayn-Wittgenstein asegura que el Rey Emérito la utilizó de
testaferro para esconder su patrimonio, grabación publicada por los
digitales OK Diario y El Español, sería la primera entrega de
una serie de documentos comprometedores para muchas personas, incluidos
importantes empresarios y hombres de negocios, que han tenido algún
tipo de contacto con el ex comisario de policía José Manuel Villarejo,
que durante años ha actuado de policía encubierto en numerosos
operaciones clandestinas dentro y fuera de España y que ha acumulado
una notable fortuna con un negocio paralelo en el que ha traficado
con información sensible de la policía y de los servicios de
información.
No se descarta que a raíz de la publicación este Miércoles del
contenido de conversaciones grabadas por el comisario Villarejo, delante
de un testigo tan sorprendente como Juan Villalonga, expresidente de
Telefónica (no hay que olvidar que en su momento se decidió extender un
manto de silencio sobre su actuación en Telefónica en la época de Aznar,
su compañero de pupitre) que no se sabe realmente qué papel cumple,
puede tener consecuencias judiciales ya que es posible que sea citada
por la Fiscalía Anticorrupción que cree que la filtración de esa
entrevista puede obedecer a un intento del expolicía de presionar para
ser puesto en libertad.
Tras la decisión de la Fiscalía Anticorrupción de pedir la
permanencia en prisión de Villarejo, que desde hace ocho meses
permanece en la cárcel de Estremeras, acusado de organización criminal,
cohecho y blanqueo de capitales, este Miércoles ha cumplido su amenaza
con la que ha venido chantajeando al CNI (Centro Nacional de
Inteligencia) a su director, el general Félix Sanz Roldán, a la propia
policía, a la judicatura, e incluso, al anterior ministro del Interior
Jorge Fernandez Díaz y, ha decidido destapar las cloacas del Estado, en
lo que parece una operación por etapas para conseguir su libertad
después de ocho meses encarcelado.
Tanto Villarejo como el excomisario jefe de Barajas Carlos Salamanca
ingresaron por orden de la titular del Juzgado Central de Instrucción
número 3, Carmen Lamela el pasado, 3 de Noviembre en el marco de la
operación Tándem, que investiga su integración en una trama con la que
se habrían lucrado con servicios especializados de inteligencia y
facilitado la entrada ilegal de ciudadanos no comunitarios en territorio
español.
A raíz de esa detención y en los registros practicados en su
domicilio se intervinieron numerosas grabaciones (entre ellas la que se
ha publicado hoy) que servían al excomisario para hacer chantajes y para
material de intercambio de favores para su negocio, basado en
información policial y reservada, que ponía al servicio de sus clientes
entre los que se encontraban grandes empresarios, y hombres de negocios,
que en estos momentos no están seguros de que muchos de sus datos
comprometedores puedan ser filtrados, especialmente todo lo referente a
una misteriosa lista de españoles con fortunas fuera de España, que
estarían incluidos en la llamada “lista Fasana o Lista Soleado” ,
ocupada en uno de los registros del caso Gürtel.
La primera bomba de esa operación estratégica, la ha soltado este
Miércoles con una conversación con Corinna, la ex amiga del rey Juan
Carlos, en la que cuenta como supuestamente el ex Jefe del Estado
español, la habría utilizado de testaferro para sus negocios privados y
como tapadera de operaciones de las que, según ella, no sabía nada y
que se enteró posteriormente cuando se le pidió la devolución de lo que
estaba a su nombre. “No lo ha hecho porque me quiera mucho, sino porque
resido en Mónaco”.
Según la versión de Corinna, ella fue presionada y
amenazada por el jefe de los servicios de inteligencia Félix Sanz
Roldán. El director del CNI es el enemigo a muerte al que siempre acusa
Villarejo y, ya antes de su detención, en una entrevista en la Sexta con
Jordi Évole lo puso en la picota, insinuando que poseía información muy
sensible que afectaba a los más altos mandatarios del país…
De todas formas estaríamos ante el estallido de lo que es una auténtica bomba de racimo.
(*) Periodista y economista
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