Alguien imagina al Presidente de Francia Emmanuel Macron acudiendo a
un acto deportivo en la capital de una provincia gala sin ser recibido
por las autoridades regionales y sufriendo después el desprecio verbal
del responsable regional que lo declara ‘persona ‘non grata’ en esta
región’, como le ocurrió al Rey de España Felipe VI con Quim Torra en la
inauguración de los Juegos del Mediterráneo de Tarragona.
O ¿imaginan al presidente Macron entregando unos premios del Estado a
la juventud en un restaurante de una capital de provincia, porque el
alcalde de la ciudad se niega a ofrecerle un local público para celebrar
el evento, y que las autoridades regionales y locales no se presenten
en el acto y monten protestas callejeras contra el Presidente de la
República? Pues eso es lo que le acaba de ocurrir al Rey Felipe VI,
nuestro Jefe del Estado, en Gerona en la entrega de los Premios Princesa
de Gerona que acogió el restaurante El Celler de Can Roca.
Y todo esto ha ocurrido en su presencia, en Tarragona, y en su
ausencia pero con consentimiento del presidente del Gobierno Pedro
Sánchez que calificó todo ello de ‘normalidad’. Y preámbulo del diálogo
político de Sánchez con el autor y gran responsable de estos desprecios y
afrentas al Jefe del Estado, el tal Quim Torra, presidente de la
Generalitat que en el uso de ese cargo viajó en fecha reciente a EEUU
donde pronunció en Washington un discurso en el que insultó a España.
El que solo ha sido respondido por el embajador español en Washington
Pedro Morenés porque el presidente Pedro Sánchez se ha negado a hacerlo
para, de esa manera, no estropear el encuentro que prepara para recibir
a Quim Torra en el Palacio de la Moncloa y con todos los honores el
próximo 9 de julio. Sin olvidar que, antes del encuentro y como gesto de
su ‘buena voluntad’, el Sánchez ya ha decidido el traslado a Cataluña
de los presos implicados en el golpe de Estado catalán del 27-O de 2017.
Actitudes y medidas estas de Sánchez, como las del traslado y la
liberación de presos de ETA en el País Vasco, que estaban pactadas (y
puede que por escrito) por el líder del PSOE con PNV, ERC y PDeCAT antes
de la votación de la moción de censura contra Rajoy para permitir que
Pedro Sánchez accediera al poder.
Como por escrito también parece estar el pacto de Pedro Sánchez con
Pablo Iglesias para el nombramiento del presidente de RTVE con el
derecho de veto de Podemos. Partido que propuso para el cargo a un
colaborador de la televisión iraní de Iglesias, un tal Andrés Gil (por
ahora vetado por el PNV) cuyas obras completas en la gestión
empresarial, el sector audiovisual y en el periodismo español son igual a
cero.
Este es el verdadero Pedro Sánchez que se esconde tras las gafas de
sol en las bonitas fotos del Falcón presidencial y al que con muy buen
criterio Juncker ha llamado ‘el chico nuevo’ de la política española.
No van a hacer falta 100 días de tregua (han bastado los 30 primeros)
para conocer el talante y el talento de este presidente Pedro Sánchez
al que Mariano Rajoy le regaló el cargo al no dimitir en la moción de
censura por: miedo a que Cs barriera al PP en unas elecciones
anticipadas; y mientras sus dos pupilas Santamaría y Cospedal se tiraban
de los pelos como gatas en celo para decidir cuál de la dos sería la
sucesora en el PP de Rajoy.
Por todo esto el PP, y también Albert Rivera y CS por aprobar los
Presupuestos de 2018 a Rajoy de la mano del PNV en vez de exigir
elecciones anticipadas, tienen una grave responsabilidad en lo que está
ocurriendo en España.
Y en lo que a partir de ahora y durante dos años
va a pasar antes de las elecciones generales de 2020 y de las
municipales, autonómicas y las europeas de 2019 donde la nueva RTVE
nacional/populista desempeñará, en compañía de La Sexta TV
social/populista, un papel fundamental.
Y Rajoy en Santa Pola sentado en
su mecedora y mirando al mar.
(*) Pseudónimo de un veterano y prestigioso periodista cordobés
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