MADRID.- La trama del jamón investigada por la Guardia Civil
y los juzgados y que acumula casi un millón de kilos de productos
caducados en naves y supermercados españoles también manejó carne
podrida, según se desprende del sumario judicial, según publica hoy Economía Digital.
Un entramado de 30 empresas se dedicaba a reetiquetar y reenvasar
carne destinada a la destrucción para venderla de forma irregular en
cadenas de supermercados y hasta en las cárceles españolas, tal como destapó en exclusiva Economía Digital.
La red empresarial captaba mercancía que los supermercados no vendían
y que estaba destinada a la incineración. Los productos cárnicos eran
captados por una red de distribución que la llevaban a naves
industriales en Extremadura y Valencia, donde eran almacenados en
condiciones sanitarias deplorables.
Este medio ha tenido acceso a algunas de las fotografías de esas
naves incluidas en el sumario judicial. La carne envasada al vacío tenía
aire, un claro síntoma de presencia de bacterias anaeróbicas peligrosas
para la salud.
Los inspectores sanitarios, que presenciaron condiciones nunca vistas
en naves con productos alimenticios, han alertado del peligro que
representan este tipo de bacterias incluso para quien pueda entrar en
contacto en el aire contaminado.
Los inspectores sanitarios y la Guardia Civil de Valencia y
Extremadura encontraron jamones y carnes curadas comidas por ratones,
que devoraban los plásticos para luego comerse la carne, tal como
acredita una fotografía que acompaña este trabajo y que se encuentra
incluida en el sumario judicial.
Los inspectores y la Guardia Civil también encontraron una escena
inesperada en la nave de la empresa Valle de los Valfríos, el epicentro
de la trama, según los investigadores. Debajo de unos palés de jamones,
se encontraban gusanos procedentes de piezas en estado de putrefacción.
Formaban parte de lotes enteros de productos en mal estado.
Alguna carne en estado de putrefacción y en malas condiciones también
se encontraba almacenada en cámaras frigoríficas para prolongar su
vida. Preguntados por las razones por las cuales la carne y los
embutidos se encontraban en esa situación, los responsables de la
compañía explicaron en un primer momento que era mercancía que se
destinara día a la destrucción.
Sin embargo, no aportaron documentación suficiente para demostrar esa
versión. Otros empleados optaron por asegurar que se trataba de carne
que sería destinada “para los perros”.
Pero la carne en mal estado permanecía en los mismos espacios que el
resto de productos. Entre algunas de las marcas comerciales halladas en
esos espacios se encuentran jamones de la empresa líder en la
distribución de ibéricos en España, Comapa y también otras empresas con
las que mantenía relaciones comerciales como la valenciana Vitalinna.
Los investigadores sospechan que la carne en peor estado fue destinada a los comedores de las cárceles de casi toda España.
El resto terminó en algunas cadenas de supermercados. Se investiga si
los productos en mal estado pudieron haber alcanzado más tiendas y
grandes superficies.
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