El Partido
Popular ha entrado en un profundo proceso de división interna que
les debe llevar a una nueva configuración de la dirección del
partido. Por primera vez los militantes van a participar en la
elección directa de su nuevo líder.
El
proceso comienza este mismo lunes en que se abre el plazo para
presentar las candidaturas a la presidencia de la formación
conservadora. El plazo se cierra el miércoles a las dos de la tarde. Los
candidatos solo necesitan 100 avales.
El proceso se inicia con una profunda división entre los partidarios
de la exvicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y la
secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal. Ninguna de
las dos ha desvelado si se presentarán en la contienda o no.
Los partidarios de esta última, que responsabilizan a Sáenz de
Santamaría de haber perdido el Gobierno por una mala negociación con el
PNV con ocasión de los Presupuestos Generales del Estado, lideran una
“revuelta” interna en la que defienden que quienes les han llevado hasta
la situación actual de pérdida del Gobierno y dimisión de su
presidente, no pueden hacerse cargo del futuro del Partido Popular.
Añaden que quien se haga cargo del partido a partir del próximo día
21 de julio tiene que cambiar de arriba abajo los equipos de dirección y
debe vender la sede de Génova, ahora convertida en símbolo de la
corrupción que les ha desbancado del poder y de los cargos de
representación.
El proceso debe durar todavía un mes. Si no hay una candidatura
única, el día 5 de julio se celebrará por primera vez en el partido la
votación de los precandidatos por parte de los militantes que dará lugar
a la selección de los dos más votados. Los militantes también votarán
ese mismo día, en una segunda urna, a los compromisarios encargados de
elegir definitivamente al líder del partido en el congreso
extraordinario que se celebrará los días 20 y 21 de julio.
Según fuentes del partido, hasta entonces el partido no estará para
hacer mucha oposición, de lo que ha sido un ejemplo lo sucedido la
pasada semana. Quienes han salido al ruedo son figuras de muy tercera o
cuarta línea. Y los que todavía están en la primera línea de la
dirección del partido no logran que sus mensajes pasen más allá del
“canutazo” del momento o de unas líneas en un despacho de agencias.
Así, mientras las distintas familias del PP van tomando posiciones no
se espera que la primera sesión de control al Gobierno, solo dos
semanas después de que tomara posesión el Ejecutivo de Pedro Sánchez, no
parece que vaya a pasar a la historia por lo que se debata en ambas
cámaras.
En el Senado el martes Pedro Sánchez responderá a los portavoces del
PP, PNV y Coalición Canaria. Un día más tarde en el Congreso responderá
de nuevo al portavoz del Partido Popular, al de Unidos Podemos, Pablo
Iglesias y al de Compromís, Joan Baldoví.
Rafael Hernando quiere insistir en indagar qué compromisos que
adquirió con los grupos políticos para que le apoyaran para sacar
adelante la moción de censura contra Mariano Rajoy.
El líder de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, quiere que se comprometa
con la actualización de las pensiones según el encarecimiento de la vida
y que iguale los permisos de paternidad a los de maternidad.
Joan Baldoví, el líder de Compromís busca compromisos del presidente
del Gobierno para compensar la infrafinanciación a la que están
sometidos los valencianos.
Más allá de que se trata de la primera sesión de control el nuevo presidente del Gobierno no es de esperar que de mucho de sí.
(*) Periodista
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