miércoles, 30 de mayo de 2018

Rivera protege a Rajoy y da alas al PNV / Pablo Sebastián *

El comportamiento político de Albert Rivera, ante la moción de censura contra Rajoy presentada por Pedro Sánchez, es moralmente indecente y políticamente impresentable si mantiene su decisión de no apoyarla.

Es indecente moralmente porque C's no puede dar amparo a la corrupción del PP condenada en la sentencia de Gürtel y donde se señala a Rajoy como inductor o corresponsable político de esa trama. Y eso, y no cuándo habrá elecciones o quién será el próximo presidente, es lo que está en juego en este momento. El saber si el presidente Rajoy de la corrupción seguirá gobernando España gracias a C's.

Y la actitud de Rivera es políticamente inaceptable porque él no es quién para decir a Sánchez que retire la moción de censura que el líder del PSOE ha presentado con razón y cumpliendo con su obligación política y moral y desde su condición de líder de la oposición. 

Y más grave aún nos parece la ocurrencia de Rivera de pedir a Sánchez que proponga a otro candidato de su partido como Solana, Redondo o Jaúregui, entrometiéndose Rivera en la vida interna del PSOE.

A lo mejor lo que debería hacer Rivera, visto su desvarío, es dejar que Inés Arrimadas pilote la posición de C's en esta crisis, porque la dirigente catalana tiene más claro que él los que son los comportamientos democráticos. Los que a Rivera se le han caído a los pies a la misma velocidad que se le han subido a la cabeza los sondeos electorales.

A Rivera no le interesa la corrupción de Rajoy ni la crisis de Estado en la que estamos inmersos (lo hemos visto otra vez con la manipulación judicial de las sentencia de Bárcenas y su esposa Rosalía). 

A Rivera solo le interesa que se convoquen elecciones inmediatas porque las encuestas le anuncian una victoria electoral en votos, que en escaños estaría por ver.

Y corre un triple riesgo: que Rajoy siga en el poder hasta 2020; que el PNV, Podemos y los nacionalistas catalanes lleven a Moncloa a Sánchez hasta el final de la legislatura; y que Sánchez con razón nunca más apoye a Rivera ni en otra moción de censura ni en una futura investidura.

El problema de Rivera es que no piensa en España sino solo en él y en sus intereses electorales. Y todavía está a tiempo de rectificar exigiendo en las próximas horas la dimisión de Rajoy para provocar un adelanto electoral, o anunciando su apoyo a Sánchez, con quien podría pactar una fecha para el adelanto electoral.

La desmedida ambición y ansiedad de Rivera por llegar a La Moncloa está provocando graves errores del líder de C's en las últimas semanas. Y esta vez con el riesgo añadido de ofrecer a los nacionalistas separatistas y, en especial al PNV, un protagonismo extraordinario, aunque bien sabido es que estos vascos no son de fiar.


(*) Periodista


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