Se disponía Palinuro a subir un post
sobre los silbidos, pitidos y estruendos que se escucharán hoy cuando se
encontró con un artículo de Albert Pla en Público, Copa ¿del Rey? que
en verdad le ahorraba la faena. Pla es músico y escribe como los
ángeles, cristalino y elegante. Y recomienda aquello que es el secreto
de la música: silencio. Calle el himno y callarán los silbos. Y se oirá
el juego de los niños.
Entre el punto de silencio y el contrapunto del
juego de los niños brillan como gemas consideraciones sobre el título de
la copa del rey, sobre el rey de la copa y el generalísimo de la
copísima. Un tratado de hartazgo de esa estúpida y arrogante bambolla
empeñada en provocar con un himno que solo puede oírse a golpe de
máximos decibelios para sofocar el silbo terrorista.
La
subida del volumen del son patrio se da ya por descontada pues, según
parece, TVE ha comprado la exclusiva de trasmisión. Aquí el personal
escuchará el himno aunque le revienten los tímpanos. Quizá quepa
considerar esta medida como terrorismo auditivo. Y aun podía ser peor si
suena con la letra que le ha colgado recientemente Marta Sánchez. Sería
sadoterrorismo.
En todo caso, el independentista catalán va camino de convertirse en el silbo terrorista.
El inenarrable ministro Zoido que lo es de Interior pero, por
deformación profesional, se considera de Justicia, ya ha interpretado el
silbo como violencia. Es un ministro ágil al husmear lo que el
poder necesita: violencia. Hay que echar una mano a Llarena y Lamela,
que no la encuentran; hay que orientar a los fiscales afiladores. El
defecto es calificar los actos después de cometidos.
¿A quién se
le ocurre? Luego aparecen vídeos que lo desmienten todo, documentos
contrarios. Un desastre. Lo que hay que hacer, según el ministro-juez,
es calificar los hechos antes de que se produzcan. Así, quienes
silben hoy aunque sea a su perro, serán violentos. El silbo violento, ya
se sabe; si puede ser gomero, si también vulnerado, ¿por qué no
violento? A veces los silbidos y las chirigotas son más destructivas que
la dinamita.
Aun
su calificación parece poco a este genio de la hermenéutica jurídica.
Quizá sea la razón por la que el ministerio del Interior, el suyo,
reproducía ayer en su cuenta de Twiter el desgraciado artículo 573 del Código Penal (CP) sobre delitos de terrorismo con
un comentario que es un insulto y una amenaza al mismo tiempo.
Asegura
que el CP "concreta" el delito de terrorismo cuando lo que hace es
expandirlo en todas direcciones y dejarlo a difusas apreciaciones
subjetivas de los que mandan. Esto es el insulto. La amenaza que lanza
el ministerio de Zoido, el que multa a la gente por "comer pipas en actitud chulesca", es "por si alguien necesitara reflexionar este fin de semana". Más chulesco y amenazador, imposible.
Pero ya tenemos el silbo delictivo intensificado de grado de "violencia" a "terrorismo"
Y esta gente pretende que los europeos la tomen en serio. Supongamos que Zoido en persona pilla a un silbador in fraganti y
ordena a los jueces que lo procesen por terrorismo; que los jueces
aceptan; que el silbador se va al extranjero. ¿Cursarán los tribunales
una euroorden con acusación de terrorismo por silbar el himno en un
partido de fútbol?
Hagan caso a Pla: supriman el himno y suprímanse a sí mismos. Eso no quitará que los catalanes realicen alguna otra afrenta sonora
o visual. Pero ya no será al sacrosanto himno. Al fin y al cabo la
gente lo que quiere es jugar con la pelotita. No den más la brasa y
vayan a presidir a Tabarnia o, mejor, a Sant Esteve de les Roures.
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED
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