domingo, 4 de marzo de 2018

Vivir de un mito / Apunte de Argárico *

Vivir de un mito es más rentable de lo que parece. Mucho más que vivir del cuento a secas aunque lo primero sea una variante de lo segundo pero con cierto relumbrón y mucho de apariencia y sentimiento fingido. 

Es el caso de alguna advenediza, pariente de legendario poeta cercano, con magnífica opinión él de los murcianos, al que no conoció y dudo mucho que haya leído como se debe leer hasta el deleite, para la comprensión total de la profundidad que encierra la globalidad de su obra. De lo contrario no actuaría como ella lo hace.

Y como la ignorancia y el oportunismo se enseñorean en nuestra tierra, algunos politicuchos de tres al cuarto creen haber descubierto el camino que les conduce directamente al mito más a mano, para ponerse una medalla, a través de una conocida caradura muy detectada de tiempo en tierras próximas dada la vida padre que se ha procurado tras su temprana viudedad, a costa de saquear memoria e ideología por vivir en sentido opuesto al concepto que del Mundo tenía el mito.

Que no engañe a nadie mañana porque nuestros vecinos más al este hace mucho tiempo que calaron sus intenciones y su insaciable codicia, no menor que su impúdica ambición a partir de la muerte de la sufrida esposa del mito, una sencilla mujer de pueblo que llevó con la máxima dignidad su situación de verdadera heredera junto a su único hijo y objeto de los mejores versos de su padre. Todo lo demás es tercera generación del vientre de una depredadora que no sé muy bien si están, si es que le dejan, a la altura de su condición.

Antes de organizar nada que se pregunten sus anfitriones por qué ha tenido que huir esta madura mujer a tierras lejanas para seguir viviendo a costa de un mito que, a la postre, solo utiliza para llevar una vida en muy poco parecida a la que se sabe de la familia directa del poeta. Porque, a partir de la desaparición total de la estela vital de aquel, es cuando esta se suelta la melena y adopta comportamientos mundanos, hasta el extremo de escandalizar a más propios que extraños. Y no quiero ser más concreto y prosaico sobre lo que han visto mis ojos cuando la sujeta no está expuesta a los focos de la opinión pública.

Concesiones, rentas, tarifas, caché... en eso ha convertido hoy la memoria del poeta progresista y de raíz cristiana tan admirado por las izquierdas republicanas. Que lo sepan quienes crean estar pronto junto a la encarnación de algo porque si rascan comprobarán que se trata de una farsante a la que solo interesan los réditos que le pueda reportar ir por la vida de guardiana de las esencias en cuanto murió la suegra y ella se hizo con todas las riendas, desde el mostrador y los cajones, hasta la documentación inédita en manos de esposa e hijo. Una pena su sentido mercantil de un patrimonio universal privatizado por ella.

Si aparezco por el acto, no duden que enseguida la verán tan descompuesta como la madrastra de Blancanieves frente al espejo que no miente, descubre y delata aunque se disfrace con tantas capas como pueda tener, a propósito, una cebolla. Si, una cebolla. Una cebolla... una cebolla.

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