martes, 27 de marzo de 2018

El calvario catalán pasa por una cárcel de Alemania / Ramón Vilaró *

La ce­le­ridad de los acon­te­ci­mientos en Cataluña su­ponen un ver­da­dero cal­vario con vistas a la de­sig­na­ción y, se su­pone, apro­ba­ción de un nuevo can­di­dato a la pre­si­dencia de la Generalitat, tras el en­car­ce­la­miento pre­ven­tivo del úl­timo as­pi­rante, Jordi Turull, además de otros cinco dipu­tados todos ellos acu­sados de graves de­litos por el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena. 

Situación que se complica, además, con las eurordenes de detención contra el ex presidente Carles Puigdemont -arrestado en Alemania- y otros seis ex miembros del último gobierno catalán, residentes en Bélgica, Reino Unido y la secretaria general de ERC, Marta Rovira, actualmente en Suiza.

Sin embargo, dadas las reacciones de protesta en Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona, incluidos cortes de varias carreteras y autopistas, colocan a la clase política catalana ante la ineludible necesidad de buscar un nuevo candidato a la presidencia y formación de Gobierno. Todo ello ante un panorama que puede conllevar sorpresas, tanto con la propuesta del candidato, como la amplitud de su aceptación.

El primer interrogante es si quedará neutralizada la influencia de Puigdemont para la propuesta de algún nuevo líder de Junts per Catalunya, el partido presidencialista que con 35 escaños supera en uno a ERC, con vistas a formar una mayoría en la que necesitan un apoyo de la CUP -que probablemente ahora llegará- sin excluir, incluso, una abstención de Junts per Catalunya, que se alinea con los partidos pro independentistas en su lucha común por la defensa de las libertades democráticas.

Vuelve a sonar el nombre de Esla Artadi -la artífice de la campaña de Puigdemont en las elecciones de pasado 20 de diciembre- pero también del periodista y diputado Eduard Pujol. Pero tampoco sorprendería la aparición en la lista de presidenciables de Sergí Sabrià, de ERC, que es quien toma las riendas del partido en el Parlament de Catalunya, tras la huida de Marta Rovira a Suiza. Todas las quinielas están abiertas con una única seguridad: no será nadie que esté en la lista de investigados por el juez Llarena.

El remolino que está produciendo la situación en Cataluña tiene, también, un contexto cada vez más europeo. Y no sólo por las eurordenes y la cohesión entre los 27 estados de la unión de apoyo al gobierno del presidente Mariano Rajoy. La adquiere porque el asunto acabará, tarde o temprano, ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Y, en política interior, la compleja situación en Cataluña condiciona la aprobación de los próximos presupuestos generales. Aunque el PNV tenga ya pactado su cupo para los próximos años y ello le predisponga a votar a favor, es difícil que pueda hacerlo de acuerdo con sus bases electorales más simpatizantes de un diálogo político, y no sólo judicial, en relación a Cataluña.

“Necesitamos unidad e inteligencia colectiva para una salida política y no judicial”, dijo Roger Torrent, presidente del Parlament de Catalunya, al iniciar esta semana de calvario catalán donde muchos esperan la resurrección.



(*) Periodista




 

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