A cinco días del final de la campaña electoral catalana, el discurso
se ha endurecido, la críticas se han convertido en claros insultos, la
actitud política se ha encanallado e, incluso, el independentismo ha
empezado a ocupar el espacio público de la calle para impedir
intervenciones políticas de los partidos constitucionalistas, o
simplemente para insultar a sus dirigentes.
La primera alarma de esta
nueva situación de tensión que no tiene nada de espontanea, se
produjo en la noche del Miércoles a la llegada del Presidente del
Gobierno Mariano Rajoy a Santa Sadorni d´Anoia, a dónde se trasladó
para apoyar al candidato popular García Albiol, al que pretende salvar
de la catástrofe que anuncian las encuestas, por lo que ha tomado el
control de la campaña.
García Albiol, uno de los políticos más odiados por los nacionalistas
, hasta el punto que fue una representación suya en un muñeco colgado
en un puente ( junto con el de otros dirigentes constitucionalistas) el
que apareció colgado como si hubiese sido ahorcado. La presencia de
Rajoy, al que quisieron pasarle factura por la aplicación del artículo
155, fue recibida con abucheo, insultos y lanzamiento de huevos y como
respuesta al llamamiento del Presidente a la petición de que “no se
boicotease a nadie por la circunstancia de ser catalán”.
Pero ese boicot no sólo lo han sufrido los Populares. Simpatizantes
independentistas aparecen con gritos y pancartas en muchos de los actos,
como el de Inés Arrimadas en Lérida. Iceta ha sido objeto de todo tipo
de insultos, incluso por su condición sexual, y de pintadas acusándole
de franquista, y la candidata de Ciudadanos ha sido calificada de puta
por un conocido independentista.
El propio presidente de ese partido,
Albert Rivera, ha tenido que ver como el negocio de su padre ha sido
atacado en varias ocasiones y la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat,
ha tenido que sufrir ataques de la CUP, que ha intentado declararla
persona no grata en su propio pueblo, mientras a Andrea Levi le han
hecho la vida imposible en varios mítines.
Ese boicot, esos insultos, ese odio, que transmiten muchos en sus
acciones en la calle ( y todo ello, disfrazado de un falso pacifismo)
parecen estar a la orden del día, y es posible que continúe hasta el
final de la campaña el próximo Martes, que dará paso a la jornada de
reflexión, que no se sabe, incluso, si será respetada, en tanto las
elecciones han sido convocadas por el Presidente del Gobierno central y
no por el de de la Generalitat, destituido y en exilio.
Aunque a última
hora todos los partidos, incluida la CUP, han decidido participar, la
realidad es que el ambiente es más tenso y existe un mayor
enfrentamiento que en las anteriores elecciones, especialmente las de
2015, en las que los independentistas iban unidos en un solo partido
(Juntas Pel Si JXSi) y, ahora hay una pelea a muerte, entre Puigdemont, y
Oriol Junqueras, ya que los dos creen que deben ser Presidente de la
Generalitat. Especialmente el primero, que se presenta como Presidente
de la república catalana, yque con toda probabilidad, aparecerá en
Cataluña o el día de cierre de la campaña, el de la jornada de reflexión
o el día de las elecciones para votar en Gerona.
Fuentes cercanas al expresidente, aseguran que tiene varios trayectos
preparados (uno de ellos pasaría por París para llegar a Perpiñán por
carretera a Gerona). La inexistencia de una euroorden, anulada la que
envió a Bélgica la jueza de la Audiencia Nacional, por el juez del
Supremo Pablo Llarena, le permitiría a Puigdemont a circular libremente
por Francia. De todas formas, ya han sido advertidas las autoridades
francesas por las autoridades españolas del operativo policial que hay
preparado por si intenta el regreso el expresidente a Cataluña.
PS .- Sin este ambiente de encanallamiento, no habría sido posible
que un indeseable. antisistema que como okupa dejó tetrapléjico a un
guardia urbano en Barcelona al tirarle un adoquín, haya asesinado por
odio y por la espalda, en Zaragoza, a un motero que llevaba unos
tirantes con la bandera española y que reivindicaba como falangista.
(*) Periodista y economista
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