jueves, 30 de noviembre de 2017

Rajoy se centra en la coope­ra­ción sobre in­mi­gra­ción en la ‘Cumbre’ UE-África / Antonio Sánchez-Gijón *

En Abidjan, ca­pital de Costa de Marfil, ha co­men­zado la quinta con­fe­rencia Europa-África, co­pa­tro­ci­nada por la Unión Europea, con es­pe­cial aten­ción a los pro­blemas de la ju­ventud eu­ro­pea. El pre­si­dente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, sa­ludó esta reunión de más de 100 países si­tuados a norte y sur del Mediterráneo, re­cor­dando que han pa­sado diez años desde que esos paí­ses, bajo la ini­cia­tiva de la Unión, lan­zaron una “estrategia co­mún”. 

El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, declaró que en la crisis de las migraciones irregulares, la prioridad de España “es salvar vidas humanas”. La migración irregular hacia España ha tenido un fuerte aumento en los últimos meses, tanto en números absolutos como en la distancia a los puntos de desembarco, desde la provincia de Cádiz hasta la de Murcia, e incluso a las Baleares. El presidente elogió la colaboración que sobre esta materia tiene con Marruecos, Argelia, Senegal y Mauritania.

Las primeras noticias sobre esta Cumbre no indican la existencia de una estrategia bien articulada. Lo más aproximado a ese objetivo fue lo dicho por el presidente francés, Enmanuel Macron, en una visita el día previo a Burkina Faso, ante un gran grupo de universitarios de ese país, poniendo bajo una misma perspectiva los problemas de desarrollo para África y las implicaciones que para esa cuestión tiene la alta demografía media de las poblaciones del continente, en vivo contraste con los problemas que a los europeos les crean sus bajos índices de natalidad.

Como trasfondo de ese cuadro se halla el efecto desestabilizador que desde hace años está teniendo, en determinados electorados europeos, la inmigración irregular de trabajadores y refugiados procedentes de África. Esta parte de la cuestión es la que más preocupa a la canciller Angela Merkel, como se desprende de sus primeras palabras en Abidjan. El problema de la seguridad en torno a las relaciones euro-libias fue el invitado de piedra. El litoral libio es el origen principal de la emigración ilegal hacia Europa.

Antes de llegar a Abijdan, en Ouagadougou, la capital de Burkina Faso, y ante un nutrido grupo de universitarios, el presidente Macron les advirtió que “la solución no vendrá del exterior, ni tampoco del status quo o de las viejas costumbres”. Vendrá por la educación, la cual “será la prioridad absoluta del nuevo partenariado que yo os propongo”, les anunció. ¿Cómo? Mediante la concesión de visados para estancias más prolongadas en Francia, lo que ampliará en un millar el número de estudiantes que podrán entrar cada año.

Merkel, en sus primeras manifestaciones, se atuvo a la cuestión que más le preocupa de cara a la formación del próximo gobierno de coalición: encontrar el punto justo entre sus imperativos éticos, que le llevaron en 2015 a admitir en Alemania algo más de un millón de refugiados, y los políticos, para no provocar con nuevas medidas humanitarias a la extrema derecha, la cual, como reacción a su política de refugiados en 2015, dio un salto alarmante en las recientes elecciones generales (13% de los votos).

Este tema será un poco más contenciosos después de la “cumbre’ de Abidjan. En efecto, el ministro de Exteriores, Sigmar Gabriel, del partido socialdemócrata, dijo en un aparte que Europa debería ofrecer varios cientos de miles de permisos de entrada, siempre que los beneficiados se comprometiesen al retorno voluntario.

Más apegado al terreno se mostró el enviado de la cristiano-democracia alemana Günter Nooke, quien dudaba de que eso pudiera ser aprobado por un ministro del Interior. Los problemas africanos, según él, no se solucionan con la inmigración a Europa, ya que en 2050 la población africana habrá crecido, de los 1.200 millones de hoy,a 2.400 millones. “Empleos, empleos, empleos, esa es la cuestión”, sentenció.

La seguridad fue otro tema central de las discusiones. El Estado Islámica ronda por Nigeria del Norte, y diversas formaciones yihadistas siembran el terror y el desorden a lo largo y ancho del Sáhara.

La consistencia y la cohesión de las fuerzas nacionales que se les oponen dependen del apoyo de unos pocos miles de soldados franceses y 800 militares de los Estados Unidos. Marruecos dispone de recursos muy limitados, Argelia apenas colabora en asuntos de seguridad con Occidente, Túnez casi no cuenta, y Libia es un agujero negro, tanto en materia de seguridad para Europa como en materia de migraciones. Solo Egipto es un activo.

El potencial económico africano es inmenso, pero es solo eso: potencial. El continente guarda el 10% de las reservas mundiales de petróleo, 40% de las de oro, 80% del cromo, y 30% de los recursos minerales del mundo. Más una inmensa y creciente población joven. Y en la otra cara de la moneda, África representa el 2% del comercio internacional, 1,1% de las manufacturas, y 13% de los intercambios interafricanos (datos de Magaye Gaye, consultor y presidente del partido político senegalés “La tercera Vía”).


(*) Periodista


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