sábado, 21 de octubre de 2017

La vinculación con La Zarzuela del teniente murciano del F-18 y muchas incógnitas sobre el accidente de Torrejón


MADRID.- El fallecimiento de Fernando Pérez Serrano en el accidente del caza F-18 que se estrelló en Torrejón de Ardoz el pasado martes ha tenido eco hasta en ámbitos cercanos a la Casa Real. Y es que este teniente del Ejército del Aire tenía una relación familiar vinculada a la Corona, tal como recoge ECD. 

Según confirman varias fuentes del entorno de Zarzuela, el padre de Fernando Pérez Serrano es el coronel en la reserva Fernando Pérez Nicolás, que pasó años al lado de Juan Carlos I. A finales de los 90 estuvo destinado como uno de los ayudantes de campo del ahora rey emérito
Los ayudantes de campo son los militares que se asignan al servicio directo, cotidiano, del jefe del Estado, que le acompañan a actos públicos y que, por ejemplo, abren la puerta y anuncian la entrada del rey en las audiencias en el Palacio de la Zarzuela.
ECD también recoge que quedan meses, incluso puede que años, para que se conozcan todos los detalles del accidente del F-18 que costó la vida al teniente Serrano en Torrejón de Ardoz. Sin embargo ya comienzan a conocerse algunos datos. Testigos del suceso relatan la desesperada llamada de socorro del piloto instantes antes del impacto.
Técnicos de la comisión para la investigación técnica de accidentes de aeronaves militares (CITAAM) han comenzado a analizar toda la información que ha rodeado el fallecimiento del teniente Serrano tras la colisión de su F-18 contra el terreno.
Tal y como ha sabido El Confidencial Digital (ECD) de fuentes militares que vivieron de cerca el accidente, las conversaciones del piloto con la torre de control de Torrejón apuntan a la existencia de algún problema de tipo técnico.
Testigos directos del incidente relatan los instantes previos a la colisión y los mensajes que trasmitió el piloto a los controladores militares. Mientras el caza rodaba por la pista realizando su carrera de despegue (al parecer más larga de lo habitual), el piloto comunicó a la torre que el aparato “no sube”.
Instantes después, el aparato consigue elevar el vuelo. El teniente Serrano, al percatarse de que el caza está sufriendo algún fallo mecánico, advierte por radio que va a proceder a “virar a la derecha”.
Pocos segundos después, según el relato de los testigos, llegan las últimas palabras del teniente Serrano: “¡el avión se cae! ¡el avión se cae!”. La comunicación se corta bruscamente. Nadie, ni en la torre ni otros pilotos que se encontraban presenciando la escena, ha visto saltar al piloto.
En las comunicaciones entre la torre y los servicios de emergencia se le da por fallecido prácticamente desde el primer momento. Una vez personados en el lugar del impacto, muy próximo a un centro comercial, certifican su muerte.
Tal y como contó El Confidencial Digital (ECD), para pilotos y mecánicos del Ejército del Aire hay muchas preguntas sin respuesta. No entienden por qué no se revisó un aparato que instantes antes de despegar realizaba ruidos extraños, por qué el aparato se vio obligado a recorrer más distancia de la necesaria para alcanzar la velocidad de despegue, por qué el piloto no decidió abortar la maniobra y, en última instancia, por qué no se eyectó del aparato y salvó su vida.
La respuesta a todas esas preguntas deberá figurar en el informe de la CITAAM, que se espera vea la luz en un año, aproximadamente. Sin embargo, ya se han filtrado algunos detalles de la investigación preliminar. Uno de ellos apunta a un fallo de motor. “Posiblemente de ingestión”, según fuentes militares.
Sin embargo, técnicos y pilotos del Ejército del Aire no se explican lo que ocurrió  para que el caza F-18 del teniente Serrano acabase estrellándose contra el suelo. Las preguntas se suceden: qué falló en un motor considerado “casi indestructible”, por qué no abortó la maniobra de despegue cuando vio que algo iba mal y, sobre todo, por qué no saltó del aparato antes de impactar.
Minutos antes, aseguran fuentes del Aire, los mecánicos habían advertido una extraña “reverberación” en el motor del aparato, del modelo General Electric F404. Algo que ocurre en algunas ocasiones y que, a priori, no tiene por qué suponer problemas graves.
De hecho, explican estas fuentes a ECD, los motores del F-18 son “prácticamente indestructibles”. No se le conocen graves fallos de diseño, e incluso se han dado situaciones críticas -como impactos de buitres en las turbinas- y el aparato siempre ha podido volver a la base. Son capaces de despegar y volar “en seco” con un solo motor.
En los 30 años que lleva de servicio el F-18 en España, bajo la denominación de C-15, tan sólo se han producido nueve incidentes. Dos de ellos mortales (el de este martes es el tercero). Una cifra muy baja, dicen en el Aire, para los cientos de miles de horas de vuelo que acumula toda la flota española de F-18.
La pista de la base militar de Torrejón de Ardoz tiene casi 4 kilómetros de longitud ‘útil’. Hace años, coincidiendo con la ampliación del aeropuerto de Barajas, la parte final de la pista se clausuró, quedando reducida en unos centenares de metros.
De todas las aeronaves que operan en Torrejón, explican fuentes consultadas por El Confidencial Digital, el F-18 es el que menos espacio necesita para despegar. En apenas 500 metros alcanza la velocidad suficiente para elevarse. Se llama ‘carrera de despegue’.
Sin embargo, según aseguran fuentes del Aire, el caza del teniente Serrano rodó una distancia muy superior a la necesaria. Prácticamente toda la pista. Un indicativo, explican, de que algo no iba bien durante la maniobra. Aparentemente, el aparato sufrió una pérdida de potencia.
En esos casos, si el caza supera ampliamente su carrera de despegue sin conseguir elevar el vuelo, la maniobra se aborta. El aparato frena –“tiene espacio de sobra para hacerlo”- y se detiene. Los técnicos se ocupan posteriormente de remolcarlo hasta el hangar.
Pese a ello, el F-18 accidentado siguió adelante y terminó por elevar el vuelo. Tras una corta distancia, acabó impactando contra el suelo, dentro de la base, no muy lejos de las instalaciones que el INTA tiene en Torrejón.
El golpe contra el terreno provocó la explosión del combustible que llevaba el caza. Y el teniente Serrano no llegó a eyectarse. Este es el punto que más extraña a los militares consultados por ECD, con años de experiencia en el manejo y mantenimiento de estas aeronaves.
El protocolo en este sentido es claro: si el caza es ingobernable y el riesgo de accidente es elevado, el piloto debe accionar la palanca amarilla de eyección que está situada a su derecha, con el texto ‘Manual Override Handle’ impreso en ella.
El sistema actúa en una fracción de segundo. Unos cohetes lanzan la cúpula del caza al aire y el asiento sale despedido. Pero incluso si esto no funcionase, el asiento es capaz de atravesar el cristal y proyectarse fuera del aparato.
Todas las fuentes consultadas para esta información no se explicaban por qué el teniente Serrano no llegó a activar el sistema de eyección.
Algunos aventuran que podría haberse tratado de una decisión personal del piloto, que en muchas ocasiones optan por “intentar salvar el aparato” poniendo en riesgo su vida. Muchas veces lo consiguen, utilizando maniobras inverosímiles. Otras, desgraciadamente, no.

Una especulación con base

La caída de dos aviones militares españoles (un Eurofigther en Albacete y un F-18 en Torrejón) que mató al capitán Borja y al joven teniente Pérez Serrano, puede haberse debido a un ataque de una DEW (directed-energy Weapon) o arma portátil de energía dirigida de pulso electromagnético, que fue inventada por los rusos, según especula el periodista y oficial honorífico del Ejército del Aire, Guillermo Herrera.
"El pulso electromagnético paraliza y bloquea al instante todo el sistema electrónico de un avión, lo que explica por qué no pudieron eyectarse los pilotos en ambos casos. También pueden paralizar cualquier automóvil instantáneamente", dice.
"Este arma sólo es eficaz a corta distancia, es decir, en el momento del aterrizaje o del despegue de un avión, tal y como ha ocurrido en ambos casos. Precisamente en el caso de Albacete hay testigos que vieron cerca del aeródromo de Los Llanos un extraño coche negro todo terreno que salió huyendo a toda prisa cuando se estrelló el Eurofighter Tifón", añade.
"A partir de ahora la Policía Militar del Ejército del Aire deberá ampliar su área de seguridad alrededor de todos los aerodromos militares y vigilar cualquier coche sospechoso que se aproxime a la zona, así como reforzar el blidaje electromagnético de aviones, sistemas de armas e instalaciones militares", recomienda.
El ataque de pulso electromagnético es un método de ataque militar realizado con armas generadoras de importantes cantidades de energía electromagnética ambiental que destruyen total o parcialmente el equipamiento eléctrico y electrónico dentro de su radio de acción.
El pulso electromagnético o EMP en sus siglas en inglés es un efecto secundario descubierto con las pruebas atómicas. Se vio que tras una explosión nuclear se dañaban e inutilizaban todos los aparatos electrónicos en un cierto radio de acción. La mayor radiación gamma, sobre todo, es altamente penetrante e interactúa con la materia irradiando e ionizándolo todo, incluido el propio aire circundante. La radiación gamma se consume enseguida y crea un campo electromagnético zonal de kilómetros de diámetro.
Las posibilidades de este fenómeno son inmensas. Los ingenieros militares se dieron prisa en desarrollar artefactos que maximizaran dicho efecto. Una bomba EMP detonada cerca de fuerzas enemigas dejaría todas sus defensas y contramedidas en tierra, inmovilizadas y más teniendo en cuenta que hoy día la ventaja que confiere la electrónica a los ejércitos modernos es vital. Esta ventaja con el EMP se torna en su contra o simplemente se anula. Pero esta no es la única estrategia posible. Existe lo que se llama ataque de pulso electromagnético de gran altitud o HEMP,6​7​ capaz de paralizar un continente entero con un solo disparo.
Lógicamente, muchos sistemas de armas e instalaciones militares modernos incorporan protecciones contra el EMP. No obstante, tales protecciones son complejas, se deterioran rápidamente con el tiempo y no se ha establecido su eficiencia ante el fallo generalizado de todas las infraestructuras civiles y militares circundantes. Se han descrito numerosos escenarios en que estos sistemas o instalaciones protegidos se transforman en los llamados islotes tecnológicos, que pierden su eficiencia o van dejando de operar conforme agotan sus medios para el funcionamiento autónomo (combustible, baterías, repuestos, sistemas anexos, tripulaciones de refresco, etc).

Las armas electromagnéticas de Rusia

Las armas basadas en la tecnología de pulsos electromagnéticos son unas de las más avanzadas para cualquier ejército. Mientras cada potencia desarrolla sus variantes, Rusia pone la mira en medidas de neutralización sin violencia.
Por el momento un pulso electromagnético (PEM) es, inherentemente, una herramienta militar, ya que todavía no tiene mucho uso 'civil': podría ser utilizado para lanzar proyectiles o para apagar cualquier sistema electrónico, explica el sitio web militar ruso 'Warfiles'. Un pulso comprende una emisión brusca de energía de alta intensidad, lo que trastorna las señales de radio o hace inutilizable cualquier componente electrónico, o sea, todos los conductores.
Las potencias avanzadas aspiran a convertir el pulso magnético en algún sistema finalizado capaz de integrarse en varias estrategias militares. Por ejemplo, EE.UU. optó por adaptar la tecnología para un cañón. El resultado, el famoso 'Cañon de riel', es considerado la posible arma de los buques de guerra estadounidenses de un futuro próximo.
Rusia, por su parte, apostó por el efecto directo del pulso: la neutralización de todo equipo electrónico. Aunque es más complicado tecnológicamente, ofrece una variedad de usos tácticos y sería más humano porque presupone neutralizar al enemigo sin atacarle directamente. Por ejemplo, la tripulación de un tanque 'apagado' simplemente no podría utilizar sus armas ni mover el vehículo: lo último que quedaría sería rendirse.
La primera arma de PEM de Rusia fue presentada en 2001 en una feria en Malasia. Se trató del complejo Ránez-E, parecido a un vehículo de comunicación, que en realidad generaba pulsos de energía dirigidos contra unos blancos aéreos y capaces de 'apagarlos'. A pesar de generar mucho interés, recibió una gran cantidad de observaciones críticas, que los ingenieros rusos resolvieron en las variedades siguientes.
Ahora el Ejército ruso lleva a cabo el desarrollo de una serie de armas de PEM de varios tipos, entre ellas misiles balísticos y de crucero con ojivas electromagnéticas que ya tienen prototipos para las pruebas.
Además, varios vehículos ya entraron en servicio, por ejemplo un complejo móvil de guerra radioelectrónica capaz de ocultar un círculo de hasta 300 kilómetros de superficie de vigilancia de los radares. Las naves rusas están equipadas con sistemas de protección radioelectrónica contra misiles guiados y de disrupción de datos que reciben los radares del enemigo. 
Finalmente existen complejos para la infantería destinados a prevenir las señales de detonación en caso de dispositivos explosivos operados a través de radioondas o trastornar señales de los sistemas de navegación y apuntación.
Junto con los complejos antiaéreos y las fuerzas de disuasión nuclear, las armas de PEM constituirán un pilar de las armas de defensa del Ejército ruso.

Golpe emocional

El fallecimiento del teniente Serrano tras el accidente con un F-18 en Torrejón ha supuesto un durísimo golpe emocional para sus compañeros del Ejército del Aire, especialmente para los que forman parte del Ala 12.
La jornada del pasado martes fue muy difícil en los barracones de su escuadrón. El féretro con el cuerpo del teniente llegó por la tarde a la capilla de la base de Torrejón de Ardoz.
Como último adiós, sus compañeros –pilotos, mecánicos…- velaron su cuerpo en la capilla. Lo hicieron turnándose durante toda la noche. Se sucedieron emotivas imágenes de despedida y muestras de duelo y honor.

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