domingo, 1 de octubre de 2017

La reacción del Estado / Ramón Cotarelo *

En nuestro colegio electoral, a las 09:30 hay normalidad. La gente hace cola, vota si problemas y luego se acerca a tomar un café y un bollo en las provistas mesas situadas en el centro de la calle. Pero las imágenes que llegan por TWT de otros lugares cuentan una historia muy distinta. Cargas de los antidisturbios, maltrato a la gente, secuestro de urnas. Cargas también de la Guardia Civil en otros sitios. Al no entender qué sea el censo universal, han asaltado el centro en donde debería votar Puigdemont rompiendo puertas y ventanas sin conseguir nada. 
 
Las fotos de policías quitando urnas están ya dando la vuelta al mundo y contribuyendo al universal y definitivo desprestigio de la marca España. No sabemos hasta dónde quieren llegar con la represión. Están deteniendo gente y provocando escenas que dejarán un reguero de frustración y odio. Tanto si obstaculizan el referéndum por la fuerza bruta como si no, el abismo sentimental entre España y Cataluña será insalvable. Que estos robocops, a la orden del gobierno más corrupto y mafioso de la historia de España, apaleen impunemente ciudadanos pacíficos, es algo que no admite disculpa

España se ha hundido del todo a ojos del mundo. El gobierno ha revalidado su condición de partida de la porra y la oposición la suya, muy triste, de correveidile de los franquistas. 

No hay salida. Si el referéndum triunfa, Cataluña se hará independiente. Si fracasa, la distancia con España será ya insalvable.

Un tipo sin categoría mental y moral como el de los Sobresueldos ha destruido el país al extremo de que solo puede gobernarlo a palos. La oposición le ha facilitado este triste trabajo. Todos debieran dimitir por incompetentes.

Volveremos sobre el asunto en otro momento.
 
Seguimos
 
A partir de las cinco de la mañana ha empezado a llegar más gente, como puede verse. Ya debemos ser más de cien y sigue viniendo personal. Sobre las seis y media, cierta alarma. Pasan dos coches de los mossos camino de Sant Cebrià. Uno da media vuelta y, al ver la gente aquí, da otra media vuelta. Se supone que llegarán en algún momento. 
 
Por lo que puede leerse en TWT de otros colegios, el protocolo es más o menos el mismo: llegan, piden un nombre de un responsable, lo identifican y se marchan sosteniendo que no se puede hacer nada porque hay mucha gente concentrada. La victoria está en la gente. Sobre las siete y algo, vuelven a pasar, pero no pueden entrar porque hay un tapón en la puerta. La gente. Nos avisan de que van a poner una barrera metálica por "nuestra seguridad" y vuelven a irse. Ni un policía nacional; ni un guardia civil.

Sobre las siete viene una pareja de mossos. Todos en la puerta. No pueden entrar. El alcalde está al frente del personal. Los mossos comunican que se quedarán de plantón para garantizar el orden y se retiran a un lugar poco visible. Retornamos a nuestros lugares, a seguir esperando. Cada vez parece más cierto que se votará.

A las siete y media nos dicen que van a constituirse las mesas y que debemos desalojar. Todos a la calle. 

Ha seguido llegando gente. Poco después de las ocho sale el presidente provisional de la mesa y da las instrucciones. Los miembros de la mesa serán los primeros que voten. Las urnas y las papeletas -que siempre estuvieron en el polideportivo- se materializan y el presidente nos da la clave de la situación: el censo es universal. 
 
Por eso, daba igual lo que la Guardia Civil hubiera encontrado en sus frenéticos escorcolls (lo pongo en catalán porque me parece una palabra más bonita que "registros", casi onomatopéyica) por cuanto el censo está en la nube. 
 
Por eso todos pueden votar en donde quieran, hasta en las bocas de riego público con tal de tener acceso a internet. Nosotros, no, por no estar empadronados. Y no hacen falta sobres. En el fondo casi ni harían falta papeletas. Con el DNI bastaría al haber registrado el voto telemáticamente. Pero conviene atender a todas las aficiones,

A las 09:00 se abren de nuevo las puertas del polideportivo y la gente empieza a votar en el referéndum que según el Sobresueldos, no iba a celebrarse.

De momento, vamos ganando.
 
La noche más larga
 
Estamos en el polideportivo de La Palma de Cervelló, una pequeña localidad cercana a Barcelona. Podríamos estar en cualquier otro lugar de Cataluña o de la misma Barcelona. Los colegios, las escuelas, los centros culturales, la mayoría de los designados para mesas electorales están ocupados por la gente, la ciudadanía catalana para evitar que los cierre y los precinte la policía. 
 
Sabemos que en cualquier parte tendríamos amigos, pero hemos venido aquí porque lo tenemos cerca. En esta noche reemerge la fraternidad de la lucha, pues todos compartimos una convicción: es un momento decisivo para el país y también en nuestras vidas. El referéndum depende de nuestra capacidad para mantenerlo frente al aparato represivo del Estado.

La llegada al Cervelló ha aliviado algo la irritación que me produjo esta mañana  una tertulia que compartí en RAC 1 con Suso de Toro, Jesús Maraña y Jesús Cintora, uno que va de izquierda a lo Podemos (o sea, presunta y no real) llamando al referéndum "movilización", según consigna de los Morados. Sostiene que la situación es muy, muy, muuuuy compleja, que requiere soluciones muuuuuy matizadas, que son precisas soluciones muuuuy "políticas" en las que estemos todos, que debemos dialogar, que el gobierno del PP es corrupto pero qué vamos a decir del famoso 3%. O sea todo el argumentario del nacionalismo español de izquierda, idéntico al de derecha. 
 
Aunque estas falacias suelen caerme mal, las hubiera aguantado de no ser porque vino atacando y acusando al programa de falta de imparcialidad y de ausencia de otras sensibilidades. Esperé a ver si el presentador protestaba por la falta de respeto a su profesionalidad y, como no lo hizo, lo hice yo y aprovecho la tribuna de Palinuro para dejarlo en claro: que venga un tipo de Madrid, con acceso prácticamente irrestricto a unos medios que son un oligopolio de enchufismo, manipulación y caciquismo, en donde no solo no hay imparcialidad, sino que hay listas negras y censura total a atacar a los medios catalanes, mucho más plurales que los de Madrid, empezando por los del propio Cintora, no hay por donde cogerlo. 

Y ahora sigo con la "falta de sensibilidad" de un polideportivo en el Cervelló en donde a las 03:00 de la madrugada se están defendiendo los derechos cívicos y políticos de todos frente al ataque de los neofranquistas y sus cómplices de la "izquierda". Una sala de fútbol, baloncesto, balonvolea y otros deportes, ocupada por los padres y madres de los colegios cercanos, algunos con sus hijos, vecinos del lugar y algún afuereño como Palinuro y un su amigo periodista colombiano, guerrero de muchas batallas, que vino a hacerme una entrevista y decidió quedarse con nosotros para mantener abierto el centro hasta la hora de empezar a votar. 
 
Tenemos conciencia de retén de guardia. Somos unas cincuenta personas que aguantamos los nervios y la espera como podemos. Unas juegan al balón, otras tocan la guitarra, otras forman corros. Hay un par de mesas con víveres, zumos, galletas, bizcochos, etc., que han traído de sus casas. Algunos duermen en sacos y sobre colchonetas. Otros no pueden por el nerviosismo. 
 
 Parece que la Policía Nacional y la Guardia Civil empezaron a salir de los barcos Piolín entre las diez y las doce de la noche en sus negros vehículos, bien armados y probablemente enfurecidos por los diez días que llevan en cuarentena. Son entre 6.000 y 10.000. Los esperamos en cualquier momento. Traen orden de presentarse en los centros de votación a requisar urnas antes de las seis de la madrugada. Son las tres. Sobre las cinco esperamos más gente. Se trata de parar la agresión de modo pacífico, no violento. No dejarles que secuestren las urnas. Si es posible, no dejarlos entrar.

La mayoría de la gente es joven y algunos de la CUP. Varios me han dicho que, si se vota, será la primera vez que lo hagan en su vida. Les digo que deben hacerlo para evitar que sea la última. Otros tienen más edad y suelen ser de la ANC o de ERC. También hay ancianos que aportan recuerdos y experiencias. Somos la gente, defendiendo nuestro derecho a votar. Todas las profesiones y andaduras de la vida. Compartimos una experiencia que no hemos buscado, que se nos ha impuesto por la arbitrariedad de un gobierno corrupto y una oposición cómplice, incapaces ambos de encontrar alguna solución que evitara esta vergüenza de que seamos la ciudadanía quien tengamos que luchar por nuestros derechos y nuestra vida ya que nuestros representantes en el gobierno y en el Parlamento españoles no sirven para nada, aparte de cobrar sus jugosos emolumentos.

Todo son conjeturas. Nada es seguro. No sabemos qué pasará dentro de unas horas. Tenemos el nerviosismo y el orgullo de estar desobedeciendo a un orden tan injusto que, bien a la vista está, es un desorden, un desorden de robo, saqueo, latrocinio, engaño, injusticia, abuso, impuestos por una asociación para delinquir y tolerada, si no animada, por una oposición que ha entrado en el juego, sea PSOE, sea el bluff de Podemos. Los dos esperan su turno para beneficiarse de un poder que solo les sirve a ellos, pero es inútil para la ciudadanía, cuando no contrario a sus intereses. 

Lo dicho, no sabemos qué pasará dentro de unas horas. Pero algo es evidente: ya hemos ganado. El referéndum se celebrará este domingo, hundiendo aún más en el ridículo y el desprecio a este sistema político incapaz de reaccionar con una conciencia mínimamente democrática y ética. Y si, empleando la fuerza bruta (porque de otro modo, es imposible) consiguieran vencernos e impedir que la consulta se celebrara, se hará en un mes, en dos, en tres más; cuando sea. Y seremos nosotros mismos, los que hemos protegido esta noche las urnas, quienes lo organicemos. No serán, en cambio, los mismos quienes estén enfrente. Sus amos habrán despedido a estos incompetentes para poner a otros. 

Y la República catalana será. 

Donec perficiam
 
 
(*) Catedrático emérito de Ciencia Política en la UNED

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