domingo, 13 de diciembre de 2009

Enhorabuena, presidente / Manuel Muñoz Clares *

Ha sido finalmente usted, señor presidente, el que ha dicho la última palabra sobre los vestigios arqueológicos de San Esteban. Pero la ha dicho presionado por la ciudadanía y por una juez, lo que resta mucha credibilidad a su acción. Siendo usted, señor presidente, licenciado en Historia, las cesiones debería hacerlas con gusto y a tiempo para no quedar en evidencia.

Ahora, contraviniendo gravemente los deseos del alcalde Cámara que ya tenía todas las bendiciones del director general de Bellas Artes para proceder al desguace de un complejo urbano medieval de las características que todos conocemos, no sólo ha desairado al primer edil de la capital, sino que también ha dejado con el culo al aire al director general y al jefe de servicio de Patrimonio Histórico. ¿Qué va a hacer con ellos ahora, señor presidente? ¿Y con quien es su inmediato superior?

El consejero y todos los de su cuerda, que han sustituido la ética por la estética, vienen epatando al personal murciano desde su llegada al poder y no creo que haya sido con su total acuerdo. Pero ahora lo han puesto a usted en un jaque del que no va a ser fácil salir airoso. Sobre su conciencia, señor presidente, antes que razones culturales, parecen haber pesado más los 14.000 votos de facebook y no provocar un escándalo mayúsculo que se sumaría a los muchos desaguisados ya cometidos en esto del patrimonio histórico.

Y luego está lo de la justicia. Por todo eso, señor presidente, convendrá conmigo en que el gesto de paralizar las obras del parkin se convierte más en un baldón nefasto que en algo que le honre. Aún así, le doy la enhorabuena por haber sabido esquivar una soga que parecía puesta ya en su cuello.

En Murcia los ciudadanos, y no usted, señor presidente, han llegado a tiempo de que no se arrase una parte importante del arrabal musulmán; pero en Lorca no tuvimos tanta suerte con el castillo y el barrio judío que en él se albergaba. Ese barrio ya no existe por obra y gracia de casi los mismos que querían acabar con lo de San Esteban; y en Lorca, lamentablemente, no vimos aparecer, señor presidente, su benemérita figura otorgando el indulto a uno de los conjuntos arqueológicos más interesantes aparecidos en Murcia en los últimos tiempos.

Ni siquiera movió usted un dedo para salvaguardar la más que centenaria silueta del castillo, monumento nacional desde 1931. Si los informes técnicos de San Esteban son horrendos, ¿no fueron las mismas personas las que hicieron los referidos al castillo de Lorca? ¿Aquellos eran buenos y éstos no? La Subdirección General de Protección del Patrimonio -¿le suena, señor presidente?- hizo un informe en diciembre de 2006 declarando incompatible y lesiva la construcción del Parador de Turismo dentro del recinto amurallado y junto a la torre Alfonsina.

Algo más de dos meses después, y con todos los parabienes de la Dirección General, se destruía casi por completo la judería de Lorca. Ese informe, según nos comunicaba la propia Subdirección el pasado mes de septiembre, se había enviado a la Dirección General de Cultura de la CARM, al Ayuntamiento de Lorca y a Turespaña. Hemos preguntado aquí y allá, señor presidente, y nadie parece haber recibido tal documento.

Fíjese hasta qué punto no se ha recibido, que ahora el Ministerio, según conversación telefónica mantenida con el secretario de nuestra asociación hace unos días, quiere retractarse del contenido de la carta aquella enviándonos otra en la que nos dejarán claro que el informe no se mandó a nadie, que fue sólo una cosa interna, poco menos que para tener constancia de lo mal que se pueden llegar a hacer las cosas.

Y en la asociación estamos esperando recibir ese anunciado escrito para colocarlo en la antología del despropósito, cuando no en la del delito, y llevárselo corriendo a cualquier letrado para que nos explique qué hacer con él. En Lorca hemos tenido mala suerte, señor presidente. Hemos hecho cuanto estaba en nuestra mano y cuanto debíamos hacer, según la ley; hemos visitado gente importante -ahora creo que no lo es tanto- y hemos escrito sin parar, aunque no caímos en lo de facebook y no tuvimos, como ahora, una justicia diligente.

Ni jueces ni fiscales parecen haber hecho lo necesario, siempre que sus señorías no digan lo contrario, en cuyo caso no me duelen prendas reconocer lo contrario. Creíamos simplemente que lo de Lorca era tan excepcional y evidente que caería por su propio peso, pero no ha sido así.

Al final nos han construido un hotel de siete plantas y muchos miles de metros cuadrados al lado de la joya medieval alfonsina de esta región. Nuestra indignación fue tanta que hoy hay un proceso penal a punto de abrirse y un contencioso administrativo que ya se eterniza, pero en el que confiamos. ¿Ve a lo que lleva la falta de diálogo y transparencia?

No le molesto más, señor presidente. Sólo una cosa: que si encuentra por casualidad aquella carta que le enviaron para que viese la posibilidad de parar las obras del castillo de Lorca y actuar de otro modo, pues que ya no merece la pena que la conteste, que ahora ya no es tiempo para gestos beneméritos. Enhorabuena por lo del museo junto a San Esteban y a mandar, que para eso estamos.

(*) Miembro de la Asociación para la defensa del Patrimonio Histórico de Lorca

www.laverdad.es

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